764. Peros para mí
1)
Fui a la pelea de Omar Narváez: la primera vez que se boxeó por un título del mundo en Bahía.
El dato de color militante lo dio el ringside, especialmente esa fila de cuadros "kirchneristas" incluyendo a un conductor local de radio y TV.
Pero para mí, lo más importante de la victoria del Huracán fue que la ciudad zafó de graduarse de mufa. El tipo llegó acá invicto y con 17 defensas exitosas; imaginate si perdía...
2)
Me llegó el pack de 10 revistas Orsai.
Abrir la caja, sacar un ejemplar, oler esas hojas, leer esos textos... Ahhhhh...
Pero para mí, lo más importante fue entregárselas a quienes las habían reservado: ver sus caras de japibérzdei.
3)
En 2005, 16 cronistas latinoamericanos hicimos un taller excepcional con el maestro Jon Lee Anderson, organizado en Buenos Aires por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.
De ahí surgió una especie de cofradía profesional buena onda a la que (no sé por qué) bautizaron "mafia latinoamericana". Desde entonces tratamos de hacer un reencuentro real en cualquiera de nuestros países, sin éxito.
Mientras tanto, seguimos en contacto y hace poquito volvimos a celebrarnos virtualmente porque el salvadoreño Carlos Cerote Martínez se quedó el premio Ortega y Gasset gracias a un magnífico laburo titulado "El criminalista del país de las últimas cosas" y porque el ecuatoriano Jorge Bob Esponja Imbaquingo ganó la beca Knight en la Universidad de Stanford.
Solemos celebrarnos: cuando la uruguaya Ana Laura Lissardy sacó una novela, cuando el venezolano Boris Muñoz pegó la Nieman en Harvard, cuando la chilena Francisca Skoknic clavó una distinción con CIPER, cuando yo metí el programa Reuters en Oxford... etcétera. Nos encanta.
Solemos celebrarnos: cuando la uruguaya Ana Laura Lissardy sacó una novela, cuando el venezolano Boris Muñoz pegó la Nieman en Harvard, cuando la chilena Francisca Skoknic clavó una distinción con CIPER, cuando yo metí el programa Reuters en Oxford... etcétera. Nos encanta.