467. En lente he sido
Estábamos haciendo la producción del especial multimedia por los 100 años del servicio de agua potable en Bahía Blanca. Ya habíamos remontado el río Sauce Grande, ya habíamos pasado por el dique Paso de las Piedras. Desde ahí, el agua llega a la ciudad por gravedad.
Y es tal la gravedad del caso, que los tipos tuvieron que poner torres de frenado. Que, claro, hacen exactamente eso: frenan lo que viene cayendo.
Las torres son gigantes de cemento que tienen una especie de laberinto donde el agua va perdiendo fuerza, para seguir con más calma hasta la planta potabilizadora.
Se ven desde la ruta 51 y parecen edificios fuleros y descolgadísimos en medio del campo. Pocos saben qué son y muchos menos las conocen por dentro. Por eso decidimos mostrarlas.
¿Y quién fue el boludo que se trepó camarita en mano por una escalera ínfima de metal crujiente, cacheteado por el viento, hasta esa monstruosa cima donde el agua hace un ruido maléfico ñaca ñaca?
Y no sólo eso: el boludo se sacó las gafas de sol para filmar mejor y se las olvidó ahí arriba.
Muy de vez en cuando el boludo se redime, pero.
Por ejemplo hace unos días. Por algo al boludo le dijeron winner.
Lo que en cualquier óptica de la ciudad le hubiera costado 800 pesos, en algún sitio web nacional 600 y en un diutifriyop de aeropuerto 400, el boludo lo consiguió por muuuuucho menos.
Porque el boludo hurgó y hurgó, hasta que se ganó una oferta que no podía rechazar. Unos Ray Ban, modelo 3025, originales, con garantía y accesorios, joya nunca taxi, directamente de Hong Kong, envío incluido, por 30 dólares.
Le llegaron anteayer, al boludo. Tuvo que ir al correo y esperar. Y al otro día, a la Aduana y esperar. ¡Pero hasta zafó del impuesto, el boludo!
(Cada ciudadano argentino, boludo o no, tiene hasta 25 dólares por año para importar lo que fuere, tax free. Pasado ese monto, debe pagarle al Estado el 50% en carácter de tasa al boludo. Digo, porque 25 dólares por año es NADA. Un libro, ponele. Y chau. Me contó un amigote que tengo en la Aduana que ese límite se fijó por ley... ¡¡a principios de los 80!! O sea que hasta ahora nadie reparó en que eso, en tiempos de comercio electrónico globalizado, no es más que otra tomada de pelo nacional.)
En fin: el boludo, finalmente, luce sus lentes.
Y cómo va a lucir: luce como un boludo. Pero no le importa.
[Uh, se acaba de dar cuenta, el boludo:
publicó dos fotos suyas seguidas.
Ahora el boludo la va de flogger, mirá vos.]