viernes, 21 de diciembre de 2012

804. Dude, Where's My Pants?


Llegué a Washington unos días antes de que arrancara el programa del Departamento de Estado y el International Center For Journalists mediante el cual me invitaron a cubrir las elecciones presidenciales.

Especialmente mandé temprano para ver al gran John Kelly, columnista del Post y un amigo que me dio aquella experiencia inolvidable que hice en la Universidad de Oxford durante 2007 y 2008.

Y también para agenciarme un buen traje a buen precio.

John me acompañó a recorrer algunos shoppings y malls del DC y alrededores durante... CASI 9 HORAS. Pero finalmente lo conseguí. Sólo había que arreglar un toque el largo del pantalón.

En el mismo local (el Burlington Coat Factory del City Place) había un sastre: era un negro de unos 60 años, grandote, pelado, nacido en Trinidad y Tobago, que se reía demasiado. Según dijo, había estudiado en Parsons, una universidad privada neoyorquina que está entre las más prestigiosas escuelas de arte y diseño del mundo. Me resultó raro que el tipo hubiera terminado laburando en un shopping cualquiera, pero bué, al menos se suponía que mi traje estaba en buenas manos.

Porque además me tiró un precio bastante Parsons para hacer el arreglito pedorro ese: 36 dólares. Ah, y me dijo que iba a estar recién en CUATRO días.

La cuestión es que me fui tranquilo a New York para visitar al crack de Hernán Iglesias Illa, periodista y escritor. Total, al volver iba a tener mi buen traje listo justo para el comienzo del programa.

Al volver no estaba listo:

-Dice el sastre que perdió tu pantalón -me dijo John, que suele ser un tipo MUY gracioso.

-Dale, no me jodas...

-Es en serio.

-Daleeeeeee.

-¡En serio!

Y era en serio, nomás. El fucking sastre trinitense supuestamente educado en la fucking Parsons había perdido mi pantalón. En un país serio estas cosas no pasan.

Lo fuimos a ver, con el enojo y la urgencia del caso. Ahí mismo me hizo probar otro, me lo midió, me lo arregló y me lo llevé.

Al día siguiente me dispuse a compadrear mi buen traje. Todo iba perfecto hasta que en un momento me agaché y sentí el crisssshhhhhh de rigor cuando algo se rompe.

No volví a usar el pantalón hasta que Barack Obama visitó Las Vegas. Un poco por bronca y mucho porque no tenía guita ni tiempo para mandarlo de nuevo a arreglar.

Y así fue cómo el 1º de noviembre de 2012 tuve enfrente al presidente de los Estados Unidos luciendo un agujero en el pantalón de mi buen traje a la altura del culo.

Si no se notó fue porque tomé la precaución protocolar de usar un calzoncillo al tono. Nadie me dijo nada, así que considero que se trató de una operación exitosa.


Con su desopilante estilo, John se ocupó de contar en el Washington Post la primera parte de esta historia: es decir, lo que costó conseguir mi buen traje. De hecho, es él quien calcula que pateamos 9 horitas. Y también dice, el muy atorrante:

"Le tengo la campera a Abel mientras va al probador. Cuando sale, aliso los hombros del saco. Lo veo girar frente al espejo triple. Tiro de la presilla del pantalón para ver cómo le queda de cintura. Somos una pareja bonita haciendo las compras".







(Nota: esta es la segunda vez que salgo en el Post. En 2010 John hizo una columna sobre cómo entré en EE.UU. de la mano de Miss Argentina.)


BONUS TRACK (?): "Dude, Where's My Pants" es un juego pavo y entretenido. Básicamente, tenés que esconderte para que la gente no te vea en calzones... En fin: podés jugar acá, por ejemplo.

jueves, 13 de diciembre de 2012

803. El 38 está cargado

No le puse balas, pero sí Old Hooky y Old Speckled Hen (que me traje de Londres hace UN AÑO) y una vieja séibol para contrarrestar esta vejez.

Y arranqué el detestable cumpleaños con un asado y pasando la noche por primera vez en la vieja casa que compré hace cuatro años y tanto me costó refaccionar, y me tomé el día en el laburo y escabié y morfé rico y miré deportes en HD recién instaladito y me clavé un siestón y demasiada gente me compartió buena onda.

Así que no todo está tan mal, vamos, viejo.

martes, 27 de noviembre de 2012

802. Una barbaridad de #OrgulloBahiense

[Publicado originalmente

No pude convencer al amigo bahiense José Bogado ("Cabezón" al fin) ni siquiera diciéndole que se podía conseguir entrada y que ver a Emanuel Ginóbili en la NBA era como un gran regalo para su cumpleaños.

Es que era, además, una barbaridad de viaje: de Washington al aeropuerto de Baltimore, de ahí un avión a Philadelphia y otro a Los Angeles, ir al partido Lakers-Spurs y esa misma madrugada pegar el regreso, Los Angeles-Philadelphia-Baltimore-Washington.


Era cruzarse Estados Unidos ida y vuelta en un día y medio; era pasar más tiempo en el aire que en la ciudad californiana. Era gastar unos cuantos dólares. ¡Y era martes 13!
 

Pero eso fue exactamente lo que hice.

Por eso casi me desmayo cuando al llegar a Los Angeles el periodista bahiense Javier Domínguez me avisó vía Twitter que "Manu" estaba en duda por un recurrente dolor de espalda.


No podía tener tanta...


Fui al hostel en el centro angelino, me pegué una ducha y arranqué rumbo al estadio Staples Center. Llegué dos horas antes del partido y mandé derecho al parqué, donde ya algunos jugadores tiraban al aro o calentaban.


Entonces lo vi a "Manu", cerca de la mitad de la cancha, estirando. Vi su cara de dolor, también.


-Puede ser el día más triste de mi vida si no jugás -le dije.


"Manu" sonrió, se incorporó y se acercó a saludar:
 

-Todavía no sé si voy a poder...
 

La media hora siguiente se ocupó con una secuencia repetida hasta la desesperación: "Manu" estiraba, "Manu" ponía cara de dolor, me dolía más a mí que a él.
 

Hasta que me dijo:
 

-Yo estoy. Ahora depende del técnico.
 

Lo escuchó el periodista Mike Monroe, histórico seguidor de San Antonio:
 

-Si tengo que apostar, no va a jugar -me dijo-. El entrenador Gregg Popovich es muy cauteloso: no le gusta arriesgar.
 

Tal vez se dio cuenta de mi tristeza cuando le dije sutilmente "Me hago el harakiri" y por eso Monroe, de 65 años, me contó que quiere retirarse junto con "Manu":
 

-Es el jugador más competitivo de la historia del básquetbol.
 

-¡Epa! ¿Más que Michael Jordan!
 

-Yo creo que sí. O al menos tan competitivo como Jordan.
 

-Enorme elogio. Igual, Mike querido, lo que necesito es que "Manu" compita HOY.
 

Todo muy lindo el show: la presentación de los Lakers en las pantallas gigantes ("16 campeonatos de la NBA: la tradición continúa"), la nenita Athena de 11 años cantando el himno, 20 mil personas alentando, ¡LAS PORRISTAS!, Kobe Bryant, Dwight Howard, Pau Gasol, el palco de prensa, la cerveza y los pochoclos. Todo muy lindo el show, pero empezó el partido y el "20" de los Spurs hacía banco.
 

Encima arrancó 10-2 arriba San Antonio. El DT Popovich no necesitaba a "Manu". Aunque los Lakers (una banda de talento bastante lejos de las expectativas, por ahora) despertaron y cachetearon con un parcial de 16-2.
 

Entonces vi el gesto de Popovich, vi a "Manu" prepararse para entrar y finalmente vi al "20" en la cancha. Estaba hecho: vi a Ginóbili en el torneo bahiense, en la Liga Nacional, en Europa, en la selección y ahora en la NBA.
 

No tuvo un buen partido: hizo 1-8 en tiros de campo (0-4 en triples), un rebote, 3 asistencias y 2 pérdidas en 18m44s. Y a mí qué. Dio -se notaba- muchas ventajas físicas, e igual los Spurs ganaron 84-82.
 

Con mi credencial (gestionada gracias al gran Álvaro Martín de ESPN) tenía acceso a vestuarios así que encaré inmediatamente. Pero faltaba para que abrieran las puertas.
 

En eso pasó el francés Tony Parker: me dijo que quiere venir a Bahía. Y por ahí salió Popovich, habló con la prensa y luego mano a mano le pregunté por "Manu":
 

-Estaba al 60%, pero quería probar y jugó. Ya lo conocés: es un duro.
 

"¡Aaaaaahhhhhhh!", escuché, ya dentro del vestuario, mientras unos se cambiaban y otros se duchaban. "Manu" no aparecía por ningún lado.
 

"¡AAAAAAAAAHHHHHHHHHH!"
 

Los alaridos venían de un cuartito. Alguien estaba sufriendo ahí dentro.
 

DeJuan Blair abrió la puerta, se asomó, puso cara de sorpresa, cerró.
 

-¿Es "Manu" el que grita?
 

-Ni idea -me contestó, simpatiquísimo.
 

A los pocos minutos salió "Manu" del cuartito.
 

-¡¿Eras vos?!
 

-Je, sí. Me estaban sacando los puntos del ojo -dijo. Eran tres, abajo del izquierdo-. ¿Charlamos?
 

Nos sentamos cerca de su taquilla. Y se acercaron varios colegas: todos querían entrevistarlo.
 

-Primero él -les avisó "Manu", señalándome.
 

Casi exploto de #OrgulloBahiense.
 

Charlamos un rato. Algo del partido y su lesión ("Me faltó fuerza y balance", "Estoy impaciente por recuperarme"). Y bastante de otras cosas, como su futuro y la familia. Pero esto sin grabador, en off . Lo cual no implica "modo amistad on".
 

Conozco a "Manu" desde hace 20 años: desde que era demasiado flaquito y debutaba en la Primera de su Bahiense del Norte; incluso le hice la primera nota. Pero no soy amigo. Nos saludamos con beso y abrazo y sonrisa; hay cierta buena onda, cierto respeto. Y también cierta distancia, que "Manu" siempre pone como quien tira un gancho, y yo nunca supe cómo acortar ni forcé. Buena onda, respeto. Es "Manu".

 Y para mí ese martes 13 de noviembre de 2012, en Los Angeles contra los Lakers, "Manu" jugó para mí.

jueves, 8 de noviembre de 2012

801. Serie "Querido diario": Día 15: REPOTUS

(Desde Las Vegas)
Estados Unidos vota 2012

Hay un colectivo turístico que conecta el Strip de Las Vegas (donde están los famosos hoteles-casinos) y el centro. Lo bautizaron "The Deuce" porque tiene dos pisos, une las dos principales áreas de juego y cuando arrancó, en 2005, el viaje salía dos dólares.

Iba en ese micro que ahora cuesta el doble rumbo al Mandalay Bay, el búnker demócrata de Nevada, cuando publiqué en Twitter: "Estoy cruzando el Strip de Las Vegas. La gente está enloquecida con las elecciones".

Fue irónico, claro: por la ventanilla se veía apenas otro día normal para esta ciudad anormal, siempre preparadita para complacerte.

Justo a la altura del Venetian, que operó como cuartel general republicano gracias al préstamo simpático de su dueño Sheldon Adelson, el 12º hombre más rico del país, una pantalla gigante opacada por el exceso lumínico de alrededor mostraba la cara sonriente del presidente y una frase: "Obama gana".

Aunque acá en el oeste estadounidense las mesas recién habían cerrado, del otro lado del país llegaban números teñidos de azul demócrata en estados clave como Ohio, Wisconsin, Iowa, Michigan, Pennsylvania, y Barack Obama se transformaba en el REPOTUS: Re-Elected President Of The United States.

"Cuatro años más."

El búnker del Mandalay Bay estallaba, asépticamente gringo, cada vez que alguna cadena de TV salía en vivo para compartir el festejo de Nevada, donde los latinos portaban pancartas que decían "Nosotros decidimos".

Con razón: 7 de cada 10 hispanos volvieron a acompañar al presidente y resultaron otra vez relevantes para el triunfo (y esta vez aún más porque crecieron en el electorado), junto con las mujeres, los negros y los jóvenes. El republicano Mitt Romney tuvo la base con la que ya no se obtiene el poder en este país igualmente partido en dos: los blancos y los adultos mayores.

"¡Es todo nuestro!", me gritaba, alguito exagerado, un líder de la comunidad a nivel local. A la mañana me había anticipado lo que ocurrió: los latinos fueron masivamente a las urnas e incluso en Nevada, donde son al menos un cuarto de la población, empujaron para conseguir un récord de asistencia. El estado de las apuestas se agenció su primer millón y así superó la marca de 970.019 votos de hace cuatro años.

Secándose el sudor con la manga derecha del saco de un traje negro a rayas que lucía caro ("¡Pero no, lo saqué por 150 dólares...!") y luego de tomarse fotos con dos rubias de busto alguito exagerado, el senador estatal Ruben Kihuen, nacido en México hace 32 años y estrella ascendente en el cielo demócrata, me repitió, exultante, algo que oí bastante en estos días:

—Dentro de poco vamos a tener un presidente latino, ya verás.

Bueno, ojalá lo pueda ver, en vivo y en directo, como me tocó ver esto: la Historia sucediendo. Fue una experiencia inolvidable y conmovedora, profesional y personalmente.

Ahora, desde Las Vegas, digo, con más pena que alivio por el cierre de un trabajo por momentos bastante áspero, game over.

Y digo, sobre todo, GRACIAS:

-Al gobierno estadounidense (mediante el Departamento de Estado y la embajada en Buenos Aires, con el bahiense Oliver Galak) y al Centro Internacional para Periodistas (ICFJ), por elegirme y bancarme para venir a cubrir las elecciones.

-A mis compañeros del papel y sobre todo de lanueva.com, porque con paciencia y dedicación mejoraron mi trabajo. También a los muchachos de LU2 por no llamarme tantas veces a la madrugada, teniendo en cuenta las 5 horas de diferencia pero más mis evidentes limitaciones para salir bien al aire.

-A la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), que al autorizarme míseros 480 dólares para este viaje me ayudó a aprender una lección de supervivencia.

-A los colegas del diario Las Vegas Review-Journal, donde me dieron buena onda y condiciones óptimas para hacer el laburo.

-Y finalmente (para no desentonar) a lo REPOTUS Barack Obama les digo gracias a ustedes: por leer, ver y escuchar lo que tenía para contar, y por tantos mensajes críticos y elogiosos.

Hasta la próxima.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

800. Serie "Querido diario": Día 14: Movilizados

(Desde Las Vegas)
Estados Unidos vota 2012

Son apenas las 8:30, pero suena I Feel Good de James Brown y el salón de la sede 525 del gremio de los plomeros en el bulevar Lamb de Las Vegas está lleno de entusiastas remeras violetas. Parece una convención de vacas Milka, sólo que las leyendas impresas dicen "Vote Obama, vote por el 99%" y cosas por el estilo, más la sigla SEIU.

Se trata del Service Employees International Union, o sea el Sindicato Internacional de los Empleados de Servicios. Es el gremio que más crece en este país. Ya tiene 2,1 millones de afiliados entre los Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico: porteros, enfermeros, choferes, trabajadores estatales, de limpieza y mantenimiento, entre otros. El 23% es latino.

Y el líder es Eliseo Medina, un mexicano de 66 años que arrancó su militancia a los 19, en 1965, cuando se entregó a las vides de Delano (California), donde se producían tres de cada cuatro uvas que aparecían en las mesas del mundo.

Cuando Eliseo irrumpe por una puerta del costado, los Milkas se paran y lo ovacionan. Canoso, de lentes, sonrisa instantánea, agarra el micrófono y grita, en inglés: 

—¡Vamos a hacer historia! ¡Vamos a mandar a Romney a su casa!

Y dice lo que a todos acá conmueve, moviliza, fortalece, ilusiona: que si uno trabaja duro, ya le tocará su porción del sueño americano. Cierra el puño y levanta el brazo:

—¡Vamos a darles! —grita Eliseo, y gritan todos los Milkas conmovidos, movilizados, fortalecidos, ilusionados: van caminar las calles y golpear las puertas de Las Vegas para que la gente vaya a votar por el presidente Barack Obama, porque sólo él puede garantizar que a cada uno le toque su porción del sueño americano.


Estados Unidos vota 2012

El gremio SEIU, según Eliseo, sacó a la calle unos 100.000 Milkas y gastó, "fácil", unos 60 millones de dólares para apoyar a Obama contra el republicano Mitt Romney.

—Vamos, pues, ¡a darles hasta debajo de la lengua! —arenga—. Si no votamos, nos botan. 

La camioneta se frena en un complejo de departamentos en East Harmony. Los voluntarios/os Milkas se ponen a recorrerlo con ganas. Por supuesto, les pagan todo para gastar las suelas de sus zapatillas. No parecen hacerlo por el Big Mac y la Coca con refill, sin embargo.

—Yo no soy ciudadana y por eso no puedo votar, pero ayudo lo mismo porque me interesa la política y se hace la diferencia —me cuenta Grey, una salvadoreña que limpia edificios en Los Ángeles—. Aquí no venimos a convencer a nadie, sino a recordar que hay que hacerse oír.

Mientras tanto, Eliseo Medina atiende llamados del diario The New York Times, de radios de Texas y de California, y vienen a entrevistarlo del popular canal latino Univisión, cuyo periodista Jaime García, un mexicano que lleva 30 años en el país, le pregunta por las acusaciones que hicieron los republicanos al relacionar al gremio SEIU con el uso de indocumentados en roles electorales: "Quieren confundir a nuestra gente; son patadas de ahogados porque saben que no los apoyamos", dice el sindicalista.

Jaime le cree: "Es ridículo, ¿cómo un indocumentado iría a exponer su nombre así? ¡Se dispararía en el pie! Quien no tiene papeles quiere ser un fantasma".


Estados Unidos vota 2012

Mira —pide Eliseo. Con sus manos de laburante me señala las suelas gastadas de sus zapatos negros—. Cuando llegué a los Estados Unidos no hablaba ni pizca de inglés; tuve que dejar la escuela e ir a trabajar al campo. Hoy mi hija Elena se graduó de abogada en la Universidad de Harvard.

Ya desde hace un tiempo Eliseo no labura con sus manos: vive de su puesto como secretario-tesorero del gremio y maneja una caja anual de unos 300 millones de dólares: "Cuido los centavitos", dice. Le pregunto cuánto cobra y se pone algo incómodo: "Búscalo tú", me sugiere. Pero cómo no: en 2011, querido Eliseo, embolsaste 330.503 dólares. Es decir, 27.541,92 dólares por mes. Por esa guita, querido Eliseo, yo te cultivo uvas vendado y con los codos.

Cuidando los centavitos, con esos recursos propios Eliseo se dio el gusto de fundar "Mi Familia Vota", una entidad dedicada a alentar la participación cívica de la comunidad latina.

—Oye, vine a Las Vegas porque aquí el voto latino decide todo y se necesita dar un mensaje fuerte. Obama gana por el voto latino. Y queremos que lo sepa, así toma el liderazgo y resuelve los problemas nuestra gente.

El principal, según Eliseo, es la cantidad de indocumentados: 7 millones de los 11 que hay en el país son latinos. Sin ir más lejos, su propia sobrina María es una: "Por eso digo: si atacan a los inmigrantes, atacan a nuestras familias".

—Los republicanos no entienden a nuestra gente. Y la usan como chivo expiatorio para movilizar a su base más derechista. Nos subestiman: piensan que si dicen las cosas en inglés no nos vamos a dar cuenta. Pero esos ataques nos unen. Antes había división de acuerdo con el país del que veníamos. Ahora no: estamos juntos en la misma causa. Encima, no saben que estamos acostumbrados al sacrificio: luchamos y no nos acobardamos, porque no nos queda otra. Los republicanos tratan de tapar el sol con un dedo. Y eso es imposible. Este proceso es irreversible.

—¿Qué proceso?

—Un cuarto de los niños que nacen en los Estados Unidos es latino. Cada mes, 50.000 latinos cumplen 18 años y están en condiciones de votar. Para 2014 se sumarán al electorado 1.200.000 jóvenes. Para 2016 habrá 2,5 millones de latinos más. Están obligados a prestarnos atención. Son tiempos excitantes para nuestra comunidad. Podemos cambiar el curso de este país.

—¿Y para cuándo entonces un presidente latino?

—A más tardar en 2050. Ya nació, no tengo dudas. Sólo que no sabemos quién es.

martes, 6 de noviembre de 2012

799. Serie "Querido diario": Día 13: Posiciones

(Desde Las Vegas)
Estados Unidos vota 2012

Es mormón, como el candidato republicano Mitt Romney. 

Fue subjefe de Redacción de Las Vegas Review-Journal y trabajó 34 años (hasta que lo echaron en septiembre último, para ahorrar costos) en ese diario, que es tan conservador como Mitt Romney. 

Pero Charlie Zobell no quiere saber nada con Mitt Romney:

—No me gusta. Estamos en la misma iglesia, tenemos la misma fe, pero no me gusta el hecho de que cambie todo el tiempo sus posiciones.

—¿Te parece un oportunista?

—Sí, sin duda.

—¿Eso te molesta como norteamericano, como mormón, como ser humano...?

—Como todo. Pero la fe es muy importante, porque tenemos principios básicos que él no guarda...

—¿Entonces Romney no es un buen mormón?

—Sí, es un buen mormón. Yo veo dos personas en Romney: el mormón y el candidato a presidente.

—¿Qué le dirías?

—Hace unos meses lo tuve enfrente y le pregunté por sus cambios de posiciones. Y él dijo que tenía razones para cambiar. Yo no le creo, aunque hable con palabras de oro. Es inteligente, amable, pero no dice la verdad. Sin dudas, voy a votar por el presidente Barack Obama.

Charlie tiene 62 años. Y como si su mirada político-religiosa no fuera lo suficientemente interesante, además pasó entre 1969 y 1971 en la Argentina como misionero mormón ... y vivió en Punta Alta, donde festejó su 21º cumpleaños.

—Todos los días se me vienen imágenes de mis días en tu país —me dice—. No sé bien por qué. Supongo que se debe a que crecí en una cultura muy diferente y a que tuve una experiencia fantástica allá. Extraño Punta Alta.

—¿Y qué extrañás?

—La gente, más que nada. La cultura argentina me gustó mucho; la comida, el tango, el folclore... En Punta Alta, al estar la base naval, había militares que conocían los Estados Unidos y cuando golpeábamos sus puertas eran muy amables. Tengo lindos recuerdos de mi vida cotidiana ahí: las calles, los restoranes, incluso los quioscos... Nunca volví. Tengo que volver.

Más información en lanueva.com/estadosunidosvota2012

lunes, 5 de noviembre de 2012

798. Serie "Querido diario": Día 12: Dolores

(Desde Las Vegas)

Dolores que extraño: si fuera eso, no me quejaría. Pero son otros dolores. Estoy resfriado desde hace 10 días, con la nariz tapada, tos, catarro, por ahí la cabeza me estalla, o la espalda me parte al medio y me obliga a caminar sacando pecho a lo Maradona. ¡La otra noche incluso soñé que me atendía María, mi médica de cabecera!
 

Como ya dije, creo que estoy somatizando y mi cuerpo se enfermó de laburo. Dame una sana vagancia antes que esta dignidad penosa.

Para empeorarla, está la diferencia horaria: eran cuatro menos acá y desde ayer a la madrugada son cinco. Por eso me estoy levantando tipo 7 (algo que detesto profundamente), así produzco algo y lo envío al diario antes de que cierren la edición. Para cuando termino ya se me escurrió el día.

Con este ritmo, llevo una semana en Las Vegas y todavía no pude ir a ningún espectáculo. Ni siquiera aproveché la piscina del hotel, en la que nadás cerca de unos cuantos tiburones.

Ah, y además no tengo plata. Muchos mediodías me vieron comprando una ensaladita piojosa por 5,99 dólares en un Walgreens y comiéndola en mi cuarto frente a la pantalla de la computadora.

Así que por el amor de Dios, Jesucristo, Jehová, todos los santos, Alá, Abraham, Zeus, Buda, Ganesh, Iemanjá, el Monstruo Espagueti Volador, Maradona, etcétera, según corresponda: dejen de mandar mensajes diciendo que me envidian. Manden condolencias o plata, mejor.

Hablando de condolencias y plata, el estado de Nevada, que permanece indeciso entre el presidente Barack Obama y el republicano Mitt Romney, es donde más se gastó para propaganda en el país: según un análisis de la National Public Radio (NPR), por cada adulto fueron US$ 5,94. Una ensaladita piojosa de Walgreens.

Eso implica que acá, veas lo que veas, escuches lo que escuches, leas lo que leas, te topás indefectiblemente, todo el tiempo, con las sonrisas y los ataques de Obama y de Romney.

-Ahí tenemos una coincidencia más allá del partido: la gente quiere que se acabe la propaganda -cuenta David Damore, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Nevada Las Vegas (UNLV).

-Uf..., la verdad es que tanto bombardeo pudre -me dice Justin Yurkanin, un colega del Review-Journal con el que viví la visita del POTUS y que el viernes me llevó a recorrer el famoso Strip-. Afortunadamente queda poco.

Tal cual, menos mal: faltan sólo unas horas para las elecciones. Mañana me enfermaré más cubriéndolas y el miércoles por fin tendré algo de tiempo libre. Claro que justo ese día ya me tengo que ir de Las Vegas: qué dolores... 

domingo, 4 de noviembre de 2012

797. Jackpot: este pueblo es un juego

(Desde Las Vegas)



El episodio 6 de la cuarta temporada de CSI Las Vegas, una serie sobre los expertos en escenas de crímenes, arranca con la imagen de una caja envuelta en papel madera.
 
En penumbras, el médico forense Al Robbins la abre y ve un tarro parecido a los de pintura de 20 litros. Al destaparlo se encuentra con la cabeza de un hombre.

La detective Catherine Willows entra en el laboratorio y se sorprende. Toma el reporte de la investigación y lee que la cabeza fue enviada desde Jackpot.

-¿Dónde está eso? -pregunta.

Yo te digo, divina: queda a 727 kilómetros de Las Vegas, sobre la ruta 93, al norte del estado de Nevada, en el condado de Elke, casi en el límite con Idaho.

 
En 1959 recibió oficial y originalmente el bautismo: Jackpot, como se le dice al premio mayor que dan las máquinas.
 
O sea: es un pueblito que nació para apostar. Y de eso vive.

La muerte es otra cosa: hay cinco casinos abiertos las 24 horas donde se puede dormir, una estación de servicio, una oficina postal, una escuela, un departamento de bomberos, un almacén, tres iglesias (una católica, una mormona y una bautista), un club de golf e incluso un aeropuerto, pero no hay cementerio.

-Le falta ese símbolo supremo de la existencia civilizada... -dice el periodista David Toll.

Tampoco hay muchas viviendas: cientos de habitantes se acomodan en casillas o casas rodantes, acá llamadas camper, trailer, motorhome o recreational vehicles (RV).

Jackpot se extiende a los costados de la ruta, con callecitas llamadas Dados, Blackjack, As, Hold'em y Ruleta. En verdad se extiende poco, porque las montañas lo aprietan al este y al oeste. El paisaje desértico de altura es salvajemente atractivo; el aire, limpísimo.

Se nota demasiado cuando salís de las salas de juego, donde se puede fumar y te aturde el ruido de las tragamonedas y la música de ambiente, siempre bastante alta.

Uno enfrente del otro, sobreviven los dos casinos que dieron vida al pueblito: el "Horseshu" y el "Cactus Pete's".

Estados Unidos vota 2012

Ahora ambos pertenecen a la empresa Ameristar, también dueña de la estación de servicio, del almacén y de unas cuantas tierras. Ofrece 415 habitaciones y tiene más de 600 empleados, casi todos extranjeros, la mayoría latinos y de ascendencia mexicana.

 
-Hay argentinos, sí -me dice Juan, un recepcionista mexicano-. Creo que son 7 u 8. Hacen tareas de aseo.

Por supuesto, me pongo a rastrearlos: quiero saber cómo es que terminaron en este pueblito insólito del norte de Nevada. Pero es tarde y ya no queda nadie limpiando cuartos.

Podría irme a dormir, porque me desmayo del cansancio tras haber manejado siete horas y pico. Nah: llevo cinco días en estas tierras sin apostar un mísero dólar de los 480 que me autorizó la AFIP para una estadía de un mes en los Estados Unidos. Decido que es tiempo de tirar algo de guita.

Exactamente cinco minutos: ese es el tiempo que tardo en tirar algo de guita. Levanto la vista algo incrédulo, sintiéndome perdedor y muy pavo. Decenas de blancos-anglosajones-protestantes (los WASP), todos mayores de 60 años, les hablan a las tragamonedas, las acarician, les imploran, las insultan, las llenan de dólares. Una vez me acosté más deprimido, pero Enzo Francescoli había anunciado su retiro del fútbol.

Al día siguiente voy directamente a ver a Kris Ann Brown, la jefa de Relaciones Públicas del complejo "Cactus Pete's".

-Hubo un par de argentinos trabajando en nuestra compañía -cuenta- pero ahora no, no hay ninguno.

-Qué raro -le digo-. De "7 u 8" a "ninguno" en menos de 24 horas...

Kris Ann sonríe:

-Lamento no poder ayudarte. Fue un placer conocerte. Que tengas buen viaje.

Y me estoy yendo, nomás, porque se viene otra visita del presidente Barack Obama a Las Vegas. En el estacionamiento me cruzo con dos empleados que juntan hojas y hablan en castellano.

-¿De dónde son?

-Mexicanos, pues -contesta uno de bigote obvio.

-¿Tienen algún compañero argentino?

-Tú eres el reportero, ¿no?

-Sí.

-Pues sí que hay argentinos aquí. -Se le ríe el bigote obvio.- Pero no quieren hablar contigo. Les da vergüenza andar limpiando, pues. Tú sabes.

Estados Unidos vota 2012


De película delirante

El capítulo titulado "Jackpot" de la serie CSI Las Vegas salió en 2004 y no se filmó en el pueblo. Por lo tanto, el único registro con imágenes reales es la película Roadside Prophets (Profetas ruteros).

Dirigida por Abbe Wool, se estrenó en 1992 y se transformó en un producto de culto, sobre todo entre los jóvenes. La historia se le ocurrió en una noche de borrachera al escritor y policía David Swinson, amigo del gran periodista extremo Hunter S. Thompson.

Es un delirio: el músico John Doe sale de trabajar en una fábrica y en el estacionamiento se cruza con un compañero nuevo. Los dos son motoqueros. John usa una Harley Davidson de 1957 que sería la envidia del vicepresidente Amado Boudou. Van a un bar de desnudistas. El compañero nuevo mete una moneda en un videojuego y se muere electrocutado. Antes le había contado a Doe que conocía un lugar mágico: un casino donde están las mujeres más lindas del mundo.

Doe lo crema, pone las cenizas en un tanque de combustible de moto, agarra su Harley y encara la ruta en busca del lugar mágico, cuyo nombre, cree recordar, es "ElDorado". 

En el camino se le suma porque sí un personaje muy bizarro interpretado por Adam Horovitz, cantante y guitarrista de los Beastie Boys. Y por ahí también aparece el actor John Cusack haciendo de un tuerto intenso y al borde de la locura.

Doe y Horovitz encuentran un sitio llamado ElDorado sobre la ruta 93. Pero no hay ningún casino ni estás las mujeres más lindas del mundo: es apenas un lago lamentable.

Lo que sí hay es una casa rodante desvencijada donde está David Carradine, el protagonista de Kung Fu, solo como ídem, luciendo un inexplicable esmóquin, sentado en una silla, tocando la guitarra y drogándose. Se drogan los tres, y en una epifanía Doe recuerda que el motoquero antes de freírse había dicho: "¡Todos tienen suerte en Jackpot!".

Entonces hacía ahí van, ahí llegan, ahí se ponen a jugar a las tragamonedas y pierden hasta las motos.

796. Serie "Querido diario": Día 11: Velocidades

(Desde Las Vegas)
   
Cuando supe que me tocaba cubrir las elecciones en Las Vegas, una de las cosas que hice fue buscar información sobre los latinos: quería encontrar algún bahiense, o al menos un argentino, para contar su historia en el contexto del relevante voto de la comunidad.

Y una fuente fue el censo de 2010. Ahí, al consultar la composición de la población en Nevada por localidad y según la etnia, surgió que en un sitio llamado Jackpot más de la mitad de los habitantes tenía origen hispano.

Lo que más me atrajo, igual, fue ese nombre alucinante. ¿Por qué lo habían bautizado como el premio gordo de las tragamonedas? ¿Qué había detrás?

Así llegué a alquilar un Suzuki SX4 gris y nuevito, sin patente siquiera, y atravesé el desierto por rutas desiertas que igual marcaban "Velocidad máxima: 70 millas por hora", o sea 113 km/h, y por ahí pisé un poquito el acelerador, total no había nadie, total ni patente tenía: así llegué a que me persiguiera un patrullero como en las películas, igualito-igualito, con sus luces rojas y azules, su sirena, su policía con anteojos de sol ordenándome por megáfono que frenara.

Frené. Él estacionó atrás. Bajó, se acomodó el cinturón, se acercó.

-¿Qué dice, oficial, cómo le va...?

-No descienda del vehículo, señor. Páseme su licencia y los papeles, por favor. ¿Sabe por qué lo detuve?

-Ni la menor idea.

-¿Cuál es la velocidad máxima permitida?

-70 millas por hora. ¡Usted debería saberlo mejor que yo, oficial!

-Esto es serio, señor: usted iba a 96 millas por hora [154,5 km/h].

-Uh, no me diga... Tal vez justo agarré una bajada y...

-El terreno era bastante plano, señor.

-Bueno, oficial, le juro que no me di cuenta y le pido disculpas. No vine a este hermoso país a quebrar la ley.

-Pero lo hizo. ¿A qué vino?

-A cubrir las elecciones. Soy periodista. ¿Por quién va a votar usted, oficial?

-Eso no es de su incumbencia.

-Depende. Mire: uno puede aprender mucho de la mejor democracia del mundo y de sus grandes servidores públicos, como usted.

-Lo primero por aprender es que hay leyes y debe obedecerlas. Y si no, hay un castigo.

-Lo entiendo perfectamente. Pero por favor, oficial, entiéndame a mí: soy argentino, y si usted me pone una multa, para pagarla tendré que vender a mi hermanita...

Jerry por fin aflojó y se rió. Nos terminamos sacando una foto frente al patrullero.
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sábado, 3 de noviembre de 2012

795. Serie "Querido diario": Día 10: Trapitos

(Desde Las Vegas) 

(Foto: barackobama.com)

  
Me levanté a las 6:30. Mi plan -un poco tristón- era llegar a la lavandería apenas abriera, a las 7; poner la ropa en la máquina y darme una vuelta por el Centro Comunitario Las Vegas Este para ver cómo se desarrollaba el día de cierre para la votación anticipada, un mecanismo destinado a favorecer la participación en las elecciones. Puede hacerse por correo o en persona.

El presidente Barack Obama pasó por acá anteayer, especialmente interesado en que la gente ejerciera ese derecho. Fue su décima visita en lo que va del año a este estado indeciso: "Vino más que Céline Dion", tiró el comediante Louie Anderson. Pero, en fin, le fue bastante bien al POTUS: la mitad de Nevada ya votó, y él se agenció el 44% contra el 38% de su rival republicano Mitt Romney, según los últimos números de SurveyUSA.

"Los demócratas llegaron a tener 9 puntos de ventaja -contó el secretario de Estado Ross Miller-. Dos de cada tres votantes tempraneros fueron mujeres, jóvenes, afroamericanos o latinos."

El informe oficial no analizó el comportamiento de los asiáticos como Shuji Hojo, quien también le renovó la confianza a Obama.

Cuando entré en la lavandería "Busy Bee" ("abeja ocupada") sólo se oía el trapeo de míster Shuji, el dueño japonés, sus ojos casi invisibles por el sueño. Eran las 7.

En aceptable castellano, porque vivió un tiempo en Chile, y lanzando algún que otro "weón", míster Shuji recurrió a su paciencia exasperante para explicarme cómo usar uno de sus 43 lavarropas: 
   1) comprar el detergente con 3 monedas de 25 centavos, 
   2) colocar el polvo en un recipiente de la máquina, 
   3) meter la ropa, 
   4) poner 7 monedas de 25 centavos, 
   5) apretar un botón para elegir la temperatura del agua, 
   6) esperar 26 minutos.

Y después tocaba la secadora, que también funciona con monedas de 25 centavos: una equivale a 8 minutos. "Va a necesitar tres quarters, weón." OK, míster Shuji, arigató.

Me estaba yendo (en parte para seguir mi plan tristón y echar un vistazo al asuntito del voto anticipado, pero sobre todo para no escuchar más a míster Shuji diciéndome "weón") cuando la vi venir, empujando a los tumbos un changuito rojo repleto de ropa sucia.

La ayudé a entrar, me dio las gracias en español, le pregunté cómo se llamaba: "María Leiva", me dijo; mexicana, 55 años y tres décadas ya en los Estados Unidos, entre Santa Mónica (California) y Las Vegas.

-¿Y por quién vas a votar? -le pregunté, demostrando que trabajo en cualquier momento, en cualquier lugar, como cualquier weón.

-¡Por nadie! Nada me interesa la política, ¡nada! El gobierno aquí no ayuda. Hace dos años me pisó una mujer con el carro, quedé toda quebrada y me soltaron del hospital al día siguiente por no poder pagar; ni quisieron prestarme una silla de ruedas, ¿a usted le parece? Pues a mí no. La política nada me interesa, sólo Diosito, gracias a Diosito estoy bien, tengo a Diosito y no necesito más.

Aún con secuelas visibles del accidente, del que se recuperó sola en su casa, María tiene trabajo, "gracias a Diosito", en esta zona que conserva el índice de desempleo más alto de los Estados Unidos: 11,8%. María hace tareas de limpieza en el Centro de Convenciones de Las Vegas. Le pagan 8,25 dólares por hora.
Estados Unidos vota 2012


viernes, 2 de noviembre de 2012

794. Serie "Querido diario": Día 9: POTUS

(Desde Las Vegas)

Estados Unidos vota 2012(Foto: Reuters)
 
"White House Press Pool. Name: Abel Escudero Zadrayec. Affiliation: La Nueva Provincia. Date: 1/11/2012. Property of U.S. Government."

Yo fui testigo: al show de una banda de rock consagrada le sacás los bises y le agregás el Servicio Secreto y ahí tenés una imagen bastante certera sobre lo que fue la décima visita que hizo este año el presidente Barack Obama al estado de Nevada.

Lo demás estuvo: prensa nacional e internacional, miles de fanáticos, policías, merchandising, incluso desmayos.

El espectáculo se desarrolló bajo un sol desértico, otoñal pero aun brutal, en el complejo deportivo Cheyenne, ubicado en North Las Vegas, justo donde la burbuja inmobiliaria explotó como en ningún otro lado de los Estados Unidos. En esa zona da lástima la cantidad de casas vacías; algunas de ellas perdieron hasta el 80% de su valor de mercado.

"Forward!" fue la consigna. O sea: "¡Adelante!". Igual a la que enarbolaba el radicalismo cuando era un partido con posibilidades reales de ganar una elección.

El principal motivo del show fue arengar a la gente para que vaya a las urnas. Ya sea hoy mismo (porque termina el plazo para emitir el voto anticipado) o el próximo martes. Hasta ahora, el 46% de los nevadenses registrados ya eligió y Obama tiene 8 puntos de ventaja sobre el republicano Mitt Romney, de acuerdo con la última encuesta de NBC y The Wall Street Journal

Cuando el POTUS decoró el escenario hubo un estallido: 4.500 personas (según Al Nayola, director de Administración de North Las Vegas) se entregaron a una histeria colectiva tipo la que genera en las adolescentes el pibito ese Justin Bieber.

—Hoy sí —me dijo entonces José Antonio, un mexicano que es ayudante de cocina en uno de los principales casinos de Las Vegas.— Ya verás que hoy sí.

Pero no: no hay caso.

La comunidad latina representa un 25% de la población de Nevada, en las escuelas públicas es latino uno de cada tres chicos y la Evita demócrata, Longoria, dio un discurso previo resaltando su origen latino, pero no hay caso: ni ella ni Obama dijeron una sola palabra en castellano.

¿Tanto costaba darles una alegría a José Antonio y los demás hispanoparlantes? Tenían que verle la cara, pobre José Antonio, sudando la gota obesa, gritando "¡Cuatro años más!" mientras la multitud aullaba "Four more years!"...

Obama cautivó igual, con su presencia superestelar y su manejo de la oratoria: a lo predicador de TV por momentos, a lo amigote del barrio en otros, a lo estadista creíble casi siempre.

Yo fui testigo.


jueves, 1 de noviembre de 2012

793. Serie "Querido diario": Día 8: Conservas

(Desde Las Vegas)

Estados Unidos vota 2012(Composición fotográfica: lanueva.com)

En el diario Las Vegas Review-Journal me hacen sentir como en casa. Y no porque haya comida rica como la de mi abuela La Tipa (es algo imposible) o porque sea un medio conservador, sino porque el café de las máquinas es malísimo... aunque gratis.

Entonces, me comporto como Pancho por su hogar y les muestro la cocina para que vean por qué el principal periódico del estado indeciso de Nevada, donde en 2008 obtuvo la victoria el presidente Barack Obama, apoyó explícitamente al candidato republicano Mitt Romney.

El 7 de octubre salió publicado el texto, en cuyo primer párrafo se lee: "Ningún estado sufrió más la penuria económica de los últimos cinco años. Ningún estado tiene más necesidad de empleo que Nevada, que lidera el país con una tasa real de desocupación de al menos el 22%. Ningún estado se beneficiará más con una recuperación económica real".

Y termina así: "La opción es clara. Sólo Mitt Romney tiene los principios y la experiencia que se necesitan para poner a los Estados Unidos otra vez en el camino de la prosperidad".

Semejante respaldo se definió en una serie de reuniones entre los cuatro responsables de la línea editorial del medio: su director Bob Brown, el editor jefe Mike Hengel y los editorialistas Vin Suprynowicz y Glenn Cook.

Bob, por supuesto, tiene poder de veto si algo no le gusta. "No es una democracia", cuenta Glenn, que tiene 42 años y lleva 16 en el diario: ocho en la Redacción y ocho en el área de opinión.

La cuestión es que los cuatro se pusieron de acuerdo bastante rápido: "Pensamos parecido: por algo estamos donde estamos", dice Glenn. Él mismo y su compañero Vin redactaron el contenido.

"La principal razón por la que apoyamos a Romney es que somos un diario cercano al Partido Republicano, un diario conservador. Coincidimos más con las posiciones de Romney que con las de Obama", resume Mike, el responsable de "todo lo que NO es contenido pago" en LVRJ.

Abunda Glenn: "El presidente sumó más deuda que todos los anteriores, y en un solo período de gobierno... Si hubiera hecho lo que prometió, habría sido más fácil tratar de apoyarlo".

Por si no quedó claro, el mensaje es...

"Suficiente, Obama -dice Mike-. Tuvo su oportunidad. Asumió en circunstancias difíciles, y no ha hecho un buen trabajo."

Y así es como el diario Las Vegas Review-Journal en esta elección se transformó en Las Vegas Romney-Journal


miércoles, 31 de octubre de 2012

792. Serie "Querido diario": Día 7: Latinos


(Desde Las Vegas)

Estados Unidos vota 2012(Foto: Reuters)

Si vas caminando por las calles de Las Vegas y te cruzás con alguien que no es turista, existe un 25% de posibilidades de que te hable castellano fluido: uno de cada cuatro habitantes de la ciudad tiene origen latino.

Por eso, es muy lógico que haya periódicos dirigidos a esa comunidad como El Tiempo, un semanario —editado por Las Vegas Review-Journal— que cumplió 18 años y lidera el mercado con unas 50.000 copias.

Por eso, es muy lógico que los candidatos vengan a buscar el voto latino. Y más teniendo en cuenta que Nevada es un estado indeciso. Si se cumple la agenda, el presidente Barack Obama pasará por acá mañana mismo.

—¡Claro que somos clave! Hay un consenso de que el voto latino hace la diferencia —infla el pecho Hernando Amaya, un colombiano de 56 años que lleva casi una década en El Tiempo y es el actual jefe de una Redacción chiquita —son 6— pero muy cálida y humilde, cual inmigrante que actúa como debiéndole (algo: no importa qué) al país donde vive.

Nevada es el séptimo estado más extenso de los Estados Unidos, pero apenas el 35º más poblado: tiene unos 2,7 millones de habitantes, 730.000 de ellos latinos.

Me cuenta Hernando algunas precisiones que avalan su entusiasmo y proyectan qué puede pasar el 6 de noviembre:

   -En 2008 Obama llegó a la Casa Blanca en buena parte gracias al voto latino y logró que Nevada pasara de republicano a demócrata.

   -En este estado pueden votar unos 220.000 latinos.

   -Nevada sufrió muchísimo la crisis económica, al punto de liderar el índice de desempleo nacional. Y la población hispana fue la más perjudicada. Además, molestó la promesa incumplida sobre una reforma inmigratoria. No obstante, los latinos sostienen “un altísimo favoritismo” por la reelección.

En fin. Más allá de sus escasos 6 votos electorales, hay que prestarle atención al estado de Nevada donde uno puede jugar, fumar, tomar alcohol, prostituirse, casarse y divorciarse sin mayores restricciones, las 24 horas.

¿Por qué? Porque jugada, fumada, alcoholizada, prostituida, casada y divorciada, o no, su gente sólo se equivocó una vez en los últimos 100 años votando al candidato que perdió la presidencia. Ocurrió en 1976, cuando Carter derrotó a Ford, y es la excepción a una regla: acá apuestan y ganan.


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