lunes, 18 de octubre de 2010

723. Cenizas voladoras: tributo a Harry W. Morgan


E
l republicano está a mi izquierda y el demócrata a mi derecha, y pienso que debería ser al revés.

Uno es morocho y el otro, rubio. Uno usa corbata y el otro, moño. Uno habla mucho y el otro, poco.

Pero son hermanos. Y además los dos son atildados, millonarios, afables. Hace un rato hicieron que nos trataran como reyes tomando cocteles en el Harvard Club de Nueva York y ahora nos invitaron a cenar en el caro, cultural e histórico Algonquin Hotel de la calle 44.

Estamos en la famosa Mesa Redonda donde a Harold Ross se le ocurrió crear la revista The New Yorker. Charlamos sobre el padre del demócrata y el republicano: que fue un gran personaje, por cierto. El demócrata y el republicano cuentan que los restos de su padre andan esparciéndose por el mundo.

-¿Les interesaría llevarse un frasco con cenizas? -nos preguntan el demócrata y el republicano.


Harry W. Morgan -el papá del demócrata Kip y el republicano Harry junior- fundó el World Press Institute en 1961 con la idea de que un grupo selecto de periodistas de distintas partes del globo pudiera pasar unos meses en los Estados Unidos y así entender más sobre la profesión y el país.

Antes de morir en 2007 vio cómo más de 500 reporteros de 100 naciones se hacían mejores luego de completar el programa: "Ustedes pueden hacer una diferencia en sus vidas y en las vidas de los demás", solía decir.

El homenaje -estrafalario como él- es que quienes tuvimos la oportunidad de hacer la experiencia WPI tiremos sus cenizas en nuestros lugares de origen.


De: AEZ.
A: WPI.

Mi ciudad, Bahía Blanca, es bastante ventosa. Y el viento a veces cambia de dirección -como un baile furioso.

Aunque fue duro volver al trabajo, tenía la cuestión de las cenizas en mi cabeza y entonces esta mañana agarré el frasco y fui al puerto, lo abrí y dejé que las cenizas volaran. El viento bailó y parte de las cenizas aterrizaron en mi cabeza. Ahora necesito sacármelas: necesito escribir algo sobre Harry W. Morgan.

3 comentarios:

Fodor Lobson dijo...

A partir de ahora, en Bahía Blanca, pasar el plumero o la aspiradora va a ser una actividad intelectual.

cuack

¡Bienvuelto, estimado Abelez!

Anónimo dijo...

Che, puedo pecar de escéptica, pero...eso de las cenizas en tributo realmente me suena a historia mas o menos fuleramente armada...cuanto polvo dejó el Sr.? digo...disculpas pero parece cuento chino y los yanquis -son fantásticos para eso y ser buenos maestros para otros...también. ja.

A propósito, se las entregaron a cada uno de ustedes? o al que decidió traerse una muestra?

Eso si coincido absolutamente en la idea de dejar cenizas. Ya expresé a mis afectos mi deseo, hace rato, por si acaso...nada se sabe de mañana. Prefiero esparcirme por donde y con quienes disfruté la vida, y no que gasten ni diez mangos en flores que se marchitan y dejan olor muy desagradable. Y ni muerta quiero que me encierren en un cajón y una chapita de slutaciones. Seré mas feliz en mis ríos. Totalmente.

Cómo te recibió Bahía en primavera?

abrazo,
G.

AEZ dijo...

Fodor: JAJAJAJAJAJA, genial... Gracias, estimado.

Gurisa: a mí me pareció una muy buena historia. Y tiene sentido: Harry Morgan se viajó todo e hizo mucho por cientos de periodistas del mundo. Que sus cenizas anden diseminadas por el globo es simbólicamente justo. Los hijos nos preguntaron si queríamos, y la mayoría quiso. Y coincido: también deseo cremación y cero ceremonia. Bahía está hermosa en primavera: es la mejor época. Besote.