[Publiqué este texto hoy en el
Esta madrugada recibí cinco mensajes de texto en mi teléfono celular. Sí, CINCO.
Eran todos iguales y provenían del número 36861 que pertenece a Personal, la compañía proveedora del servicio. Me avisaban que tenía un MMS en un álbum que jamás abrí.
El primero llegó a las 0:50, el segundo a las 0:56, el tercero a la 1:04, el cuarto a las 2:33 y el quinto a las 3:43.
Soy bastante noctámbulo, pero me molestó igual que la empresa me enviara compulsivamente mensajes corporativos sin pedirme autorización.
Y pregunté: "¿Qué tipo de estrategia de marketing es
spamear el teléfono de un cliente a las 4 de la mañana, @? ¿Están locos, son tontos o qué?".
-Son locos, son tontos, y unos incompetentes. Andá a Defensa, eso es ilegal, y ellos lo saben -
me contestó Subjuntivo, uno de mis contactos en la red.
Entonces
se me ocurrió un experimento: "A ver si se puede hacer una denuncia por Twitter. Es decir, salteándose la burocracia y bien 2.0. A ver".
A los pocos minutos me respondieron:
1) "Indicanos tus datos así aclaramos tus inquietudes", dijo @.
2) "Con tu número podemos hacer gestión previa para que no recibas más mensajes y evitar la denuncia. Si no funciona, denuncia por escrito", dijo @.
Les pasé mi celular a los dos. Y a la compañía le aclaré: "Me gustaría no volver a recibir propaganda de ningún tipo. Gracias".
Casi instantáneamente, me llegó un mensaje de texto. Lo mandaba el 813, que también pertenece a la empresa. Decía: "¿Aún no sos socio del Club Personal? Registrate sin cargo en www.personal.com.ar".
Al toque me llamaron desde un número de Córdoba, que probablemente sea la capital nacional del telemarketing. Un chico de Personal me prometió que iban a bloquear los mensajes corporativos que, insisto, yo jamás había pedido.
Y enseguida el propio titular de la OMIC, Fabricio De Arriba Arévalo, se comunicó para avisarme que, además, Personal ofrecía una compensación de 50 pesos de crédito por las molestias.
Para rematarla, a la tarde volvieron a llamarme desde el teléfono cordobés. Esta vez fue una chica: dijo que ya habían hecho el trámite, pero que no tenía idea sobre los 50 pesos...
En fin. Veremos qué pasa. Mientras tanto, me alegra haber conseguido respuestas sin hacer colas ni llenar formularios: apenas usé los dedos
para teclear unos tuiteos.
Parece que la denuncia 2.0 vale la pena.