sábado, 31 de diciembre de 2011
martes, 13 de diciembre de 2011
777. Treinta y siete
(Desde Marrakech)
Este lugar es un quilombo maravilloso. Con decirte que me bajé del avión y empecé a caminar los 5 kilómetros que me separaban del hotel, para conocer un poco, y en menos de media hora me ofrecieron merca, andar en camello e incluso una pibita de 13 años: con decirte esto, digo, no alcanza.
Agrego: ves gente que pasea monos, te manguean hasta las plantas, por altoparlantes suenan los rezos musulmanes, la mayoría de las minas anda más tapada que las pelotudas de las publicidades de Activia, las calles casi no tienen nombre visible y si lo tienen está en árabe, con mi oxidado francés del secundario apenas me comunico y así, de pronto, me descubrí en un tugurio de alfombras mugrientas, rodeado de tres túnicas barbudas que me gritaban cosas irreproducibles y a las que recién logré calmar con un billete de 10 dirhams.
Igual, no alcanza.
Hoy al mediodía aparecí por la plaza Jemaa El Fna, un espacio público desbordado e histérico desde donde parten los famosos zocos, esos puestitos de venta que forman un mercado de pulgas que te ronchea de olores, colores, sabores; una meca del regateo que te ofrece desde una lámpara marroquí hasta una chomba Lacoste made in La Salada pasando por merca, andar en camello e incluso una pibita de 13 años.
Pues quería pasar mi cumpleaños 37 solo y en un lugar que fuera un quilombo maravilloso y acá estoy.
Publicado por
AEZ
a las
2:19 p.m.
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