lunes, 30 de junio de 2008

339. Un bum, y la nada


"
Una fuga o un error humano –una chispa, un cigarrillo, nada imposible– serían suficientes para crear una atmósfera explosiva y hacer desaparecer a una ciudad entera, en este caso, Bahía Blanca."

Así de contundente empieza la nota de Gonza Sánchez que se publicó hoy en el diario Crítica de la Argentina sobre el buque metanero que opera en el puerto de Ingeniero White para agregar gas a la red de distribución nacional.

Eso: a ver si desaparecemos.

viernes, 27 de junio de 2008

338. Garcarino: garantía de vergüenza


R
esulta que cuando yo estaba fuera del país a mi abuela La Tipa se le empezó a mojar la cocina y descubrió que el agua salía de la heladera. La heladera es una Westinghouse modelo 1974, apenas más viejita que yo. La Tipa la adora: nunca la quiso renovar, la descongela regularmente, la limpia como si fuera un adorno chino, le cambió la gomita de la puerta 2.871 veces.

Entonces por enésima vez agarró la guía y llamó a un service, explicó el problema y esta vez escuchó: "Noooo, señora, no arreglamos esa clase de heladeras, ya no se fabrican más, ni repuestos hay, fijesé".

Llamó a otro, y a otro, y a otro, y a otro, y todos le dijeron más o menos lo mismo.

La Tipa no quería jubilar su heladera ("Para jubilada ya estoy yo, nene") pero no tenía opción. Resignada, aunque sobre todo triste y jubilada, dedicó unos días a recorrer comercios de electrodomésticos para comparar precios y facilidades de pago.

Se decidió por una cuya forma, sospecho, le recordaba a la Westinghouse 74. La tenían en Garbarino, costaba 1.600 pesos y podía sacarla en cuotas.

-Nunca me gustaron las cuotas, vos sabés, nene. Pero no tenía tanta plata ahorradita -me contó.

Volvió al negocio caminando alerta, con la cartera del lado de la pared (como siempre le recomiendo) y los mil pesos que había juntado en andá-a-saber-cuántos meses. Porque después de laburar toda la vida La Tipa cobra la jubilación mínima: unos 600 pesos a los que ella llama "Mi millonada".

Cuando llegó el momento de pagar, le dijo a la chica de la caja:

-Le entrego mil pesos y el resto en tres cuotas, ¿sí?

-¿Me podría mostrar el documento, señora?

-Cómo no. Aquí tiene.

-Ay, señora, no le podemos dar las cuotas.

-Uy, ¿en serio? ¿Por qué?

-Porque usted tiene más de 75 años.

-Ah, ¿y eso quiere decir que no puedo pagar?

-No, señora, claro que no. Es una disposición de la empresa. Disculpe, señora, nosotros sólo cumplimos órdenes.

-Qué lástima...

-Pero ¿sabe qué, señora? ¿Por qué no le pide a un pariente que le saque la heladera a su nombre?

-No, señorita, de ninguna manera. Yo no tengo por costumbre molestar. ¿Sabe qué? Acaban de perderse una clienta. Buenos días -dijo La Tipa, y se dio media vuelta y se fue: triste, jubilada y resignada, pero con un orgullo y una dignidad conmovedores.


Mi abuela La Tipa es literalmente capaz de estar sangrando y bancársela calladita hasta que no puede más: "Yo no tengo por costumbre molestar", te dice.

Apenas llegó a su departamento, agarró otra vez la guía y llamó al único service que quedaba en la lista. Y no le dio ocupado: "¿Qué heladera es? Ah, sí, claro, señora, cómo no. Mañana se la paso a buscar".

A los dos días su Westinghouse 74 estaba de vuelta, ronroneando de felicidad.

-¿Qué tenía? -le pregunté.

-Se habían pinchado las mangueras. Y además el hombre le descubrió otros problemas y arregló todos. Vieras qué bien funciona ahora...

-¿Y cuánto te cobró?

-600 pesos.

-¡¿Qué?! La Tipa, te recontracagaron.

-No, qué va...

-Abuela, el hijo de puta ese te sacó una jubilación entera, tu millonada, por cambiarle dos mangueras de morondanga a esa porquería...

-No, el hombre dijo que le hizo otras cosas. Y mi heladera no es una porquería, nene, cómo decís eso.

-Te afanó, abuela. Dame el número así lo llamo.

-No, Abelito, no: la heladera nueva costaba 1.600 pesos y él me cobró 600, así que me ahorré mil.


Como ya demostré alguna vez, me cuesta mantener la compostura frente a este tipo de episodios injustos. Con las disculpas del caso, digo:

Vergüenza debería darles.
Hijos de puta.

Todos: el service sorete que le curró 600 mangos a una jubilada y los inescrupulosos de mierda que les niegan crédito a los viejos.

-No se le desea el mal a nadie, Abelito -me reta La Tipa.

-Es mejor desearlo que hacerlo -digo.

Por eso, a vos, service sorete currero, ojalá que la próxima Westinghouse 74 que arregles te pegue una patada eléctrica y quedes impotente y babeando.

Y a ustedes, inescrupulosos de mierda que detrás de un viejo apenas ven una herencia, ojalá que se fundan como ratas y que a los 75 años y un día, solos y enfermos en este mundo, vengan a comprarme un nebulizador con el último aliento: se los voy a vender si son capaces de cumplir el test de Cooper haciendo la vertical. Ojo, les tengo fe. Al fin y al cabo, ustedes se apellidan garantía-de-confianza, ¿no?

miércoles, 25 de junio de 2008

337. Levantamiento


L
a primera noticia me la dio PP (magíster en querulancia y hachedepé) el viernes a la noche. Todavía estaba tirado en la cama, y me costó creer.

El lunes Flavio (capo caribeño) me anticipó la confirmación, y me levantó.

Hoy se anunció formalmente que mi trabajo "El desembarco de una primicia" entró en la selección oficial del premio Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano/Cemex en la categoría texto, y ya recibí correos de colegas y amigos de distintos países, y entonces me gustan hasta las nubes plomas y el viento látigo de la bahía.







[Nota. En la lista de la FNPI figura que el laburo salió en La Nación Revista pero no: se publicó el 2 de abril de 2007 como suplemento especial de La Nueva Provincia. Ah, y comparto espacio con el amigo chileno Pablo Vergara, de The Clinic; con la compañera tallerista Mariana García y con la tremenda fotógrafa María Eugenia Cerutti, ambas de Clarín: un honor.]

lunes, 23 de junio de 2008

336. Pegó en el posteo y entró (2)


A
parecieron tres blogs más con olor a nuevo de futuros periodistas, luego de aquella charla en el Instituto Superior de Ciencias de la Comunicación Social.

Son Doble o nada (de Emmanuel Briane), Cartelera (de Pechu) y Columna vertebral (de Facundo Morales).

Ya van seis, entonces. ¡Vamos todavía!

Repito: gracias por darme bola. Y sigan cayendo al baile, y bailen.

sábado, 21 de junio de 2008

335. BelFAST FOOD (2)

[Como me quedó atragantada una tonelada de historias europeas, a partir de ahora voy a ir tirando una que otra. Arranco con Belfast, la capital de Irlanda del Norte, por dos motivos: 1) es un lugar que me fascinó, pese al áspero arranque que tuvo nuestra relación, y 2) ya la tenía escrita.]

L
as correspondencias serían más o menos así:

Rojo, blanco y azul---> unionistas---> británicos---> leales a la Corona---> protestantes

Naranja, blanco y verde---> nacionalistas---> irlandeses---> republicanos---> católicos


Belfast es una ciudad bonita.


Relativamente pequeña (tiene menos habitantes que Bahía: no llega a 300.000), Belfast está atravesada por el río Lagan y es donde en 1912 se construyó el Titanic y donde llueve sin que en el cielo haya una sola nube porque el viento trae las gotas desde las montañas.

Pero sobre todo es una ciudad sentada sobre trinitrotolueno y nitroglicerina: 99% de la población es blanca, y una mitad es protestante y la otra, católica. A la menor chispa puede irse todo al carajo. Todo: el cese del fuego y el acuerdo de paz del 98, las imponentes iglesias, el Hotel Europa, los buenos modales, el arte y los tarros de pintura.

-Ahora está todo tranquilo. Bah, eso parece. Uno nunca sabe acá. Ah, la estupidez humana... -me dice Charles, 71 años, canoso, pálido, las venitas de las mejillas a punto de estallarle como irlandés que sale del pub.

Me dice, a la salida de un pub, que canta en un coro católico y que nunca tomó partido. Porque acá, además de cerveza, se toma partido: y cuando te descuidás se toman las armas y se toman vidas ajenas.


En las calles de Belfast se respira la división. Se siente. Y se ve.

No se esfuerzan por convocar a la sutileza: hay cordones de veredas coloreados de rojo, azul y blanco muy Union Jack; hay negocios donde flamea la tricolor irlandesa y ni se te ocurra entrar luciendo la remera de Lutero.

Ahora, lo más interesante es cómo se ve en las casas y en los paredones; cómo los dos bandos también discuten desde la creatividad muralera.


Bando 1




Bando 2



viernes, 20 de junio de 2008

334. Tragame tierra


S
hhhhhhhhhhh, que estoy enfermo.
Y viendo Six feet under.

miércoles, 18 de junio de 2008

333. Palabras justas


P
alabras más, palabras menos
es un curioso nombre para darle a un emprendimiento periodístico.

Se trata de una frase que se usa cuando no sabés qué se dijo exactamente. O sea: le abre la puerta a la ambigüedad, esa dura rival de la rigurosidad profesional.

Como sea, a mí me gusta el programa que conducen Marcelo Zlotogwiazda y Ernesto Tenembaum los martes a las 23 por TN. Normalmente los dos, cada uno desde su costado (Zloto, más económico y Tenembaum, más político), hacen reflexiones interesantes, originales; preguntas filosas e incluso, a veces, repreguntas.


Anoche mostraron una entrevista exclusiva con el jefe de Gabinete Alberto Fernández, luego del discurso de Cristina Fernández.

Lo pasearon por todos lados. Y en el camino consiguieron al menos dos cosas importantes: 1) que asumiera que después de cinco años inexplicablemente no se tomaron aún ciertas medidas redistributivas como gravar las rentas financieras ("Es un tema pendiente", dijo el ministro) y 2) que se despegara del impresentable Luis D'Elía ("No es nuestro vocero").

Sin embargo, creo que les faltó algo grosso-grosso.

Cuando le sacaron el tema de cómo el ex presidente Néstor Kirchner había destratado a los periodistas durante la primera conferencia de prensa que aceptó en el último lustro, Alberto Fernández lo minimizó estúpidamente: bueno, son bromas, se dio en un clima de buena onda.

No, señor ministro. Usted miente.

Se sabe que Kirchner básicamente detesta al periodismo, que desde un rincón muy parecido a la esquizofrenia supone que casi toda la prensa es enemiga, que en su mandato no concedió ni una sola entrevista aunque eso sea un abecé en las naciones democráticas que dice admirar.

Y de qué buena onda me habla, si el ex presidente ayer se rodeó de reidores, chupamedias y/o patoteros que insultaban a los periodistas. De qué buena onda me habla, si Kirchner ensució a los colegas (Vos sos del Grupo Clarín, ya sé qué intereses venís a defender) antes de contestar lo que quería. De qué buena onda me habla: déjese de embromar, por favor, señor ministro.

Ahora, que Zlotogwiazda y Tenembaum tutearan a Fernández pero no le retrucaran nada de esto, ni siquiera en un evidente clima de buena onda, me cayó -y lo digo con las palabras justas; ni más, ni menos- como la reverenda mierda.

martes, 17 de junio de 2008

332. Aburrido de no ser aburrido


K
ate dice...

¡Hey! ¿Cómo anda todo?

Abel dice...
¿Cómo "hey"? ¿Qué soy: un caballo?

Kate dice...
...

Abel dice...
Anda todo para el culo: este país está cada vez peor. Me tiene podrido. Me duele.

Kate dice...
¿Y qué pasa ahora? ¿Lo de siempre o algo nuevo?

Abel dice...
No: misma mierda, diferente día. Y parece acercarse al colapso. Otra vez.

Kate dice...
Ah, pero eso está bien porque tendrás mucho para escribir, ¿no?
(Sólo digo alguna pavada para entretenerte...)

Abel dice...
Je, gracias. En serio, me gustaría que mi país fuera más normal.

Kate dice...
Pero un país normal es aburrido...

Abel dice...
Y... estaría bueno aburrirse un poco. Para variar.

lunes, 16 de junio de 2008

331. Pegó en el posteo y entró


S
egún parece, casi todos los chicos del instituto de periodismo donde di una charla el otro día abrieron o están por abrir su propio blog. Me cuenta mi compañero Guille, el profesor, que incluso él tiene pensado usarlos como herramientas pedagógicas.

Enhorabuenísima.

Aunque, la verdad, no esperaba semejante repercusión: me conformaba con generarles curiosidad a cuatro o cinco, y que después ellos mismos descubrieran la oportunidad de expresión libre que les da la tecnología.

Hasta ahora hay tres confirmados: Así es la vida (de Caryto), ¡Fenómeno! (de Florcita) y Festejen existir (de Nicolás).

Como ya les dije, he visto textos muy interesantes. Y ahí me tendrán como visitante regular; así que, colegas, nos vemos en el próximo posteo.

sábado, 14 de junio de 2008

330. Más allá, acá menos


C
he, abuelo, ya pasaron nueve años. Pero yo te sigo extrañando, y me duele como si te hubieras ido recién.

viernes, 13 de junio de 2008

329. Ojo con lo que hacés


Ella se mira sus adentros mientras canta, y sólo de vez en cuando le echa un vistazo a la audiencia: quizá porque sabe que con esos ojos te puede fulminar.

Bueno, en realidad lo más probable es que le guste sentir la música así. O que sea tímida.

Lo seguro, pero seguro, es que deleita.


Apenas volví a la ciudad me crucé con Agustina Arias en la primera cuadra de Zelarrayán. Estaba igual que cuando la tuve de alumna durante 2005, en el segundo año de la carrera de Locución en el Juan XXIII.

(Buena alumna: de esas que cumplen siempre con los laburos y les ponen pilas; atenta, esponja, inquieta. Un placer.)

Entonces me dijo que continuaba con la carrera de Letras y me contó que cantaba martes y jueves en Faustino. Le prometí que iría a escucharla.

Y anoche fui.

Agus, acompañada por un bajista y un percusionista, se sienta en un sillón con su guitarra acústica y frente a las velas se pone a versionar altas voces femeninas (Madonna, Norah Jones), cálida, profunda, respetuosamente.

Para mí, tiene un estilo ideal para hacer algunos temas de la inglesa Amy Winehouse, última gran ganadora de los Grammy. Especialmente uno: Sabés que no soy bueno. Acabo de pasárselo a Agus, a ver si se copa.

Pero le advertí que si lo hacía como yo creo que lo puede hacer, me iba a enamorar. Así que ojo: cerrado o abierto, da igual.

miércoles, 11 de junio de 2008

328. Mi amigo Juan


"
Creo que mi nueva frase favorita es esa: Payaso hijo de mil putas. Google la traduce como Clown son of a thousand whores. Me gusta cómo suena."

Eso me acaba de decir mi amigo Juan, alias John Kelly, a print journalist from The Washington Post, un gran tipo, MUY divertido pero más talentoso, una pluma del carajo con quien tuve el placer de compartir mis meses en Oxford.

John terminó su paper final y está a punto de abandonar el ensueño inglés para regresar a la capital norteamericana, a laburar de nuevo en el Post.

Hasta que eso suceda, seguirá escribiendo en su imperdible blog Voxford, donde, entre muchísimos textos altamente recomendables, hay uno reciente sobre la visita que hizo -sospecho que mi insistencia tuvo algo que ver- junto con Su Adorable Esposa, Ruth, a Hook Norton Brewery Company Limited, la cervecera que creó ese elixir glorioso llamado Old Hooky.


Juan, querido, espero que nos volvamos a cruzar pronto: allá o acá, da lo mismo. Prometo regalarte un póster a todo color del payaso hijo de mil putas.

lunes, 9 de junio de 2008

327. Decí 33 (parte 2)


A
los 14 años empecé a ir a la cancha seguido para alentar a River: si tendré vueltas encima...

Pero hoy, con la número 33, tengo que decir que este es el peor River campeón que me tocó ver. Lejos.

Me dolieron los ojos y el alma. Y eso que tuve que seguir el grueso de la campaña por Internet, porque en Inglaterra no te pasan fútbol argentino ni a patadas.


Si mirás los números, lo de River parece irreprochable: se consagró una fecha antes de que terminara el torneo, 12 triunfos en 18 presentaciones, apenas dos derrotas, el arco menos vencido.

Pero si vas algo más a fondo, por ahí coincidirás en que:

* River no jugó ni un solo partido bien (bien: superando claramente al rival, juego asociado, pelota al piso, varias situaciones de gol, algún lujito... esas cosas).

* River no tuvo una identidad sólida y respetable y el técnico Diego Simeone -un tipo con suerte, que debe saber mucho de fútbol- cambió esquemas en relación inversamente proporcional a su vestuario siempre negro, y pifió bastante:

  • pifió al bancar a un Abreu que no la embocó ni con el arco vacío y a un Cabral que no paró de mostrar su falta de jerarquía;
  • pifió al sacar a Falcao de su hábitat natural -el área- para que se agotara colaborando en defensa;
  • pifió al borrar a Ortega -y luego lo tuvo que convocar de urgencia para que inventara algo-;
  • pifió al sostener al salame de Ahumada -que es un mediocampista más, casi tan picapiedras como era el DT- después de que se tirara contra la gente que llenó todas las canchas y aguantó siempre, pese a recibir muy poco a cambio;
  • pifió al creerse con espaldas anchas como si fuera un referente histórico de River, como si fuera un entrenador consagrado -OK: dirigió cuatro campeonatos enteros y ganó dos, pero el primero fue gracias a una inolvidable gallineada del Boca de La Volpe y este, el segundo..., bueno, este...-, como si fuera el último gran innovador táctico -ensayar experimentos ilógicos no te transforma en grosso, sino, las más de las veces, en un wannabe especialmente gil;
  • pifió al crisparse como un poseído en cada partido, con esos gritos desesperados que contagian nerviosismo;
  • pifió al agarrarse los huevos de cara a la tribuna para demostrarle no sé qué a un público que delira con los caños irreverentes y no con las patadas criminales.
(Claro que también acertó el Cholo, cómo no: el equipo iba para adelante -mal y feo, pero al menos iba, tenía la voluntad ofensiva-, consolidó al Enano Buonanotte, se rindió a tiempo ante un Burrito que pese a todo sigue siendo determinante, retrocedió por la fuerza con Abelairas luego de decirle en la pretemporada que no lo tendría en cuenta, recuperó a Villagra, supongo que habrá acertado también en cierta motivación de vestuario.)

* River no tuvo la solidez defensiva que aparenta estadísticamente: tuvo al mejor arquero del fútbol argentino, un arquero al que no quiero ver más porque siempre se quiso ir del club donde se formó, aun sin haberle dado nada. Y encima también boconeó.

* River ganó algunos puntos inmerecidamente.

* River perdió con Boca merecidamente. Y no ganó ningún clásico.


Me gusta salir campeón, claro que me gusta.

-No estás muy eufórico, che -observó mi amigo El papá de Felipe ayer, cuando salíamos del Monumental.

Y yo estaba disfónico (estoy disfónico) por gritar y gritar, porque me gusta salir campeón y hacía cuatro años que no pasaba, y le contesté:

-Esta vez no me gusta la forma.

domingo, 8 de junio de 2008

326. Decí 33 (parte 1)

(Desde Buenos Aires)


Yo sé que te querés matar.
Y dale, no te quedes con las ganas.

sábado, 7 de junio de 2008

325. Brindis

(Desde Buenos Aires)

Habló así Magdalena Ruiz Guiñazú: "Los dineros públicos son administrados a piacere por el poder de turno. Los beneficiados son sus amigos. Y esos dineros son nuestros".

Fue en la reunión por el Día del Periodista, en la sede del Foro de Periodismo Argentino (Fopea). La escuchábamos unos 30 miembros.

"Son tiempos difíciles -agregó-. Así y todo, esta sigue siendo la mejor profesión del mundo. Salud."

Y brindamos.

Después brindé con el Buda, que se vino a ver a su novia y por una vez se copó para ir a la cancha de River; después brindé con Diego, y en su ausencia repetí cuando a las 6 de la mañana me mandó un mensajito que decía "Golazo"; después brindé con Perantuono como mil veces en una fiesta que organizó para sus compañeros de Crítica de la Argentina y otros integrantes de la desbordada fauna profesional: una fiesta que me encantaría contar y no tengo cómo.

Feliz día.




[Actualización de las 15:12. Le di al botón Publicar, sonó el teléfono en lo de Pablo y atendí: era Jorge Lanata, que buscaba a Luciana. Un minuto después me enteré de que se murió Bernardo Neustadt. OK, en la situación en la que estoy no entiendo nada de nada, pero hay casualidades raras, ¿no? En fin.]

viernes, 6 de junio de 2008

324. Kiuman sopla velas

[Después de pivotear, paveando
en un callejoncito de Graz, en Austria.]



¡Feliz cumple,
Donald querido
(y treintón)!

jueves, 5 de junio de 2008

323. FLUstrados


A
cabo de dejar este comentario en uno de los varios espacios lacrimosos que inundan hoy la blogósfera:

Sí, che, la verdad es que hicieron un gran partido y merecieron ganar claramente.

Pero se quedaron sin nada.

ERA HORA DE QUE SUFRIERAN UNA INJUSTICIA después de que fuera casi siempre al revés, después de haber ligado demasiado durante la última década.

Así que, bosteros, a comeeeeeeeeeeerlaaa.

miércoles, 4 de junio de 2008

322. impresentable.com


Entiendo que no es políticamente correcto criticar al que te invita a su casa, pero ser hipócrita me parece muchísimo peor. De última, qué sé yo, no aceptes la invitación y listo.

Mi compañero Guillermo Rueda me invitó a dar una charla, ayer, en la cátedra sobre periodismo que tiene en segundo año de la carrera en el Instituto Superior de Ciencias de la Comunicación Social. Y una de las primeras frases que tiré fue:

-A esta altura del siglo XXI, que una escuela de periodismo no tenga una materia dedicada a explorar el periodismo digital es completamente im-pre-sen-ta-ble.

Tampoco en el Instituto Regional del Sur (la otra institución local donde podés cursar periodismo) se enseña esa especialidad.

En Bahía no navegamos: naufragamos. Y elfuturollegóhacerato.org, edúcotecomopuedo.edu, asíestamos.com.


La idea de Guille era que, anclado en la reciente experiencia en la Universidad de Oxford y mi laburo como editor de lanueva.com, ofreciera un panorama del futuro de la profesión: un futuro que es presente, aunque todavía resulta penosamente invisible para muchos en la industria.

Veinticuatro chicos y chicas de 19/20 años formaban la audiencia. Empecé lanzándoles unos cuantos cuántos.

1) ¿Cuántos tuvieron o tienen alguna experiencia profesional?
Respuesta: cinco (el 21%).

2) ¿Cuántos leen al menos un libro por mes?
Respuesta: diez (42%).
Observación: no tengo por qué desconfiar, ¿o sí? No, si van a ser periodistas.

3) ¿Cuántos hicieron, hacen o harán otra carrera?
Respuestas: hicieron, cero; hace, uno; harán, 15.

4) ¿Cuántos quieren trabajar en gráfica?
Respuesta: 17 (71%).

5) ¿Cuántos quieren trabajar en radio?
Respuesta: 17 (71%).

6) ¿Cuántos quieren trabajar en TV?
Respuesta: cuatro (17%)
Observación: esto me sorprendió por bajo.

7) ¿Cuántos quieren trabajar en un puntocom?
Respuesta: 13 (54%)
Observación: esto me sorprendió por alto.

8) ¿Cuántos leen al menos un diario cotidianamente?
Respuesta: 22 (92%).
Observación: OK.

9) ¿Cuántos tienen fotolog?
Respuesta: seis (25%).

10) ¿Cuántos tienen blog?
Respuesta: cero.
Observación: esto me liquidó.

Cero. De 24 estudiantes de segundo año de periodismo, ninguno tiene blog.

Esto también es impresentable.

Pero la responsabilidad principal no es de los chicos. No. Si nadie, nunca, en un año y medio de cursada, les dijo que un blog es una herramienta simple y gratis para expresarse, para mejorar la escritura, para interactuar con una audiencia, para presentarse al mundo, y un etcétera así de grande, ¿qué querés?


"Pero qué querés -me dijo una chica, luego de aquello sobre la urgencia de enseñar periodismo digital-, si en el instituto casi no hay computadoras. Y las que hay, tienen Windows 97..."

Le contesté que eso era una excusa: aun sin la tecnología adecuada, igual se puede armar una cátedra para entender de qué se trata el fenómeno, para analizar cómo la revolución digital nos está cambiando la profesión decisivamente, para pensar de qué manera enfrentamos el desafío, y nos adaptamos y evolucionamos.

Guille me dijo que la charla anduvo bien: "No es fácil lograr la atención de los chicos durante tanto tiempo. Y yo los vi muy concentrados, escuchando".

Ojalá haya sido así. No es que desconfíe de Guille: lo conozco desde hace 17 años y no da el perfil de aquel que siente la necesidad de quedar bien con el invitado porque sí.

Digo "ojalá" porque si en verdad escucharon concentrados, quizá les haya llegado por lo menos un par de mensajes que quise transmitirles entre una que otra puteadita: 1) ojo, algo grosso está pasando y no deben quedarse fuera y 2) aunque sea abran un blog y exprésense, carajo. (Y avísenme así los sigo: no sean impresentables.)

lunes, 2 de junio de 2008

321. Expresamente


Mientras estuve en Europa usé bastante las tarjetas de crédito. Las usé demasiado: volvieron rojas, y ahora debo malabarear para devolverles el color original.

Tengo dos, una Visa y una American Express. Las iba alternando, con la pavota intención de que los resúmenes no me llegaran tan gordos... aunque rellenito + rellenito = obesito.

Cada mes, desde el sitio en Internet del banco donde tengo la cuenta-sueldo, tomaba como referencia el dólar a $ 3,20, multiplicaba y transfería la plata para pagar los consumos.

Con Visa, cero problema. Pero American Express desconoció prolijamente mis depósitos.

Me explico: yo había gastado, digamos, 500 dólares. Entonces mandaba 1.600 pesos (500 por 3,20). Y el resumen siguiente decía: "Saldo total $: -1.600. Saldo total US$: 510".

Es decir: no sólo evitaban tomar los pesos para cubrir el consumo en dólares, sino que además me cobraban intereses por financiación, por punitorios, por impuestos de sellos (?) y por tasa especial para salvar a los koalas.

Hijos de mil putas de plástico.

Cuando vi que la situación se repetía, empecé a enviarles correos electrónicos. Y ni pelota. Como si los estuviera spameando.

Un día, luego de que les escribiera frases del orden de "Cuando querían convencerme de que sacara su tarjeta me llamaban a razón de 3.439 veces por día y ahora nada" o "Estimados señores: por favor, sepan disculpar mi insistencia pero a esta altura me desbordan los genitales y si no recibo una respuesta en breve juzgaré razonable considerarlos una caterva de vástagos de una enorme meretriz (porque manga de hijos de una gran puta queda mal)", un día, entonces, finalmente contestaron: que los llamara por teléfono, cobro revertido.

Claro, porque, ¿qué cliente no adora perder tiempo hablando con un operador de voz latosa y verso aprendido que, pobre, cobra dos mangos, se banca puteadas en serbio y ni siquiera puede resolver el sudoku? Ah, a mí me encanta, no sabés.

Y bueno, llamé. No exagero: llamé como 35 veces. O me daba ocupado, o sonaba y sonaba y nadie atendía, o saltaba una máquina que decía: "Gracias por comunicarse con American Express. Su llamada es muy importante para nosotros: por eso, para su comodidad, el horario de atención es de cuatro y siete de la madrugada a cuatro y nueve".

Yo además pretendía, oh iluso, zanjar otra cuestión: antes de irme había pedido que para renovar la tarjeta usaran los puntos del programa llamado Membership Rewards, también conocido como Si Vas Y Te Comprás Un Puto Boeing 747 Podés Llevarte Sin Cargo Un Collar Para El Perro Siempre Y Cuando Sea Un Caniche Violeta Que Cante El Himno De Sri Lanka.

Obviamente, por el nuevo plástico me debitaron dos cuotas de 174 pesos cada una.

Seguí maileándolos sin éxito. Una frase del último correo, que envié dos días antes de volver, decía: "Espero que me respondan todo, y como se debe, a partir del lunes". A las pocas horas me llegó esto del Departamento Interactivo de Atención (sic):

"Estimado Socio Gold:

Agradecemos su comunicación a través de esta vía. Por la presente, y en relación a su nota, deseamos informarle que a la fecha el saldo de su cuenta se encuentra en cero."

Sí, después de cobrarme intereses por financiación y punitorios durante siete meses, la reputísima madre que los parió a vos y a los koalas.


Acabo de llamar para que me devuelvan lo que me afanaron, antes de mandarles la tarjeta por Oca Pack 24 así mañana tempranito se la meten bien en el ojete.

Sólo voy a reproducir un par de tramos de un diálogo que chorreó surrealismo:


1.

-Lo que sucede, señor, es que usted debería haber llamado para convertir esos pesos en dólares.
-Primero: llamé decenas de veces, y nunca me atendieron. Y segundo: ¿por qué carajo voy a depositar 1.600 pesos si sólo tengo consumos en dólares? ¿Porque le tengo cariño a American Express y quiero colaborar con sus bicicleteadas?
-Lo que sucede, señor, es que el sistema no hace las conversiones automáticamente.
-Lo que sucede, señorita, es que tiene razón mi vecino Arturo: estamos como la mierda por culpa del sistema. ¡¡Entonces cambien el sistema!! ¡¡Hagamos la revolución!!


2.

-Quizá, señor, no se le tomaron los puntos para la renovación porque no le alcanzaban.
-¿Cómo "quizá"?
-Espere que le averiguo, señor.
-OK.
-[Unos minutos después:] ¿Señor?
-Sí, aleluya, hija mía.
-...
-¿Y?
-Gracias por aguardar en línea. Efectivamente, no le alcanzaban los puntos.
-¿Y cuántos puntos se necesitan?
-Ay, no sé.
-Ah, está bien, bancame que llamo por la otra línea al Burger King, ahí deben saber.
-Espere que le averiguo, señor.
-Amén.


Yo sé que los pibes que atienden no tienen la culpa de las garcadas que cometen las empresas a las que representan, y de hecho así se los digo, claramente, y hasta les pido disculpas. Pero si no bizarreo en esas charlas carezco de tolerancia: no puedo, me pueden, me sacan años de vida, diría que me producen caída de cabello (si tuviera).

El resultado de una hora de comunicación delirante fue que los tipos me van a acreditar sólo los punitorios, que si no me equivoco ascienden a la astronómica suma de... 69 centavos de dólar.

Estimados: mañana abran el paquetito de Oca, relájense y gocen. Hijos de una trola barata garpada con los puntos del Programa Membership Rewards.