lunes, 31 de diciembre de 2007

222. Skanska y los cráteres lunares

(Desde Londres)


[110 Bishopsgate, City of London, corazón del principal distrito financiero. Saqué la foto desde el bondi y pensé: "Estos suecos que nos enseñan lo que es la corrupción están en todos lados".]


Detrás del cerco azul hay un obrador donde empieza a levantarse el que será, después de One Canada Square, el segundo edificio más alto de la capital inglesa: la Torre Heron, de 202 metros y 46 pisos.

Hace un par de meses se firmó el contrato de construcción por 500 millones de libras (unos tres mil millones de pesos). La empresa beneficiada -sin que se conozcan escándalos por coimas- fue Skanska.

} Digresión ilustrativa al pedo 1: Skånska se escribe originalmente con ese circulito sobre la primera a, que representa a otra a más pequeña.

} Digresión ilustrativa al pedo 2: esa letra å integra los alfabetos escandinavos y también se usa para representar el ångström, una medida de longitud equivalente a 0,1 nanómetro, que a su vez es la milmillonésima parte de un metro.

} Digresión ilustrativa al pedo 3: el ångström se llama así por un físico sueco con tal apellido, que además tiene su cráter en la Luna.

} Digresión ilustrativa al pedo 4: skånska se les dice en el idioma local a los oriundos de la región de Scania (Skåne), de donde, acertaste, provienen los famosos camiones.


Según Skanska, la Torre Heron se terminará en 2008 y quedará así:


En su sitio, la compañía dice que la obra marca "una nueva era" en el desarrollo de edificios comerciales gigantes destinados a "dar elegancia y realzar el contorno de la ciudad".

Por supuesto, no menciona que la agencia gubernamental de conservación histórica, English Heritage, se opuso con aspereza a que se aprobaran los planos por creer exactamente lo opuesto: que la mole contaminará la zona donde está la bellísima St Paul's Cathedral y clausurará algunas de sus vistas.

Más allá de eso -que no es pavada en un sitio con tanto estilo como Londres-, yo me permito dudar del autoproclamado buen gusto de los suecos dado que el proyecto más importante que han desarrollado hasta ahora es una verga total:


Oficialmente se denomina 30 St Mary Axe. Y todos lo llaman cariñosamente The Gherkin ("El Pepinillo"): ya se sabe que los británicos son demasiado educados como para decirle El Consolador.


La torre de 110 Bishopsgate recibe el nombre de Heron por la firma que la encargó. Se trata de una multinacional inglesa dedicada a la inversión en propiedades que en los 60 introdujo en el Reino Unido las estaciones de servicio donde vos mismo tenés que agarrar la manguera y meterla en el tanque.

} Digresión ilustrativa al pedo 5: Herón de Alejandría fue el ingeniero y matemático griego que, entre otras cosas, inventó la máquina de vapor y dijo por primera vez que la inteligencia estaba en el cerebro y no en el corazón. Ah: también tiene su cráter en la Luna.

Of course, la compañía publicita los premios que ha ganado pero sólo menciona que la dirige un tal Gerald Ronson: no hay biografía y si cliqueás en la sección "Prensa" dice Currently not available.


Ronson es un magnate tan conocido por sus donaciones como por el episodio mediáticamente bautizado "Los cuatro de Guinness". Ocurrió en los 80 e involucró un intento de manipular las acciones de la cervecera irlandesa para obtener una fortuna.

El delito se descubrió gracias al testimonio de Ivan Boesky, un tramposo de los mercados yanquis que hizo como 200 palos gracias a que conseguía data interna de empresas a punto de ser absorbidas.

} Digresión ilustrativa al pedo 6: Boesky es el mismo que dijo que la codicia era saludable. Y dicen que en parte inspiró la creación del detestable Gordon Gekko, el personaje de la película Wall Street (Oliver Stone, 1987) con el que Michael Douglas ganó el Oscar al mejor actor.

El affaire Guinness le costó caro a Ronson: en 1990 lo condenaron a pagar una multa de cinco millones de libras y a pasar un año en prisión por robo, conspiración y contabilidad fraudulenta. Cumplió la mitad de la sentencia, mientras su Heron se ahogaba con deudas por 2.500 millones de libras. Los amigotes Rupert Murdoch y Bill Gates, entre otros, le tiraron un salvavidas.

Y desde entonces no paró de crecer, aunque para pagarle a Skanska los 500 millones de libras que cuesta la Torre Heron tuvo que gestionar un préstamo en el Sultanato de Omán (?).


[Prometo no sacar tantas fotos que me generen curiosidad. La curiosidad genera digresiones ilustrativas al pedo como esta. Las digresiones ilustrativas al pedo generan huida masiva de lectores. Y que yo sepa, las huidas masivas de lectores no me van a generar un cráter en la Luna.]

domingo, 30 de diciembre de 2007

221. La ganga más acabada

(Desde Oxford)
Como adoro viajar -poquitas cosas me gustan más-, siempre cuelgo un rato con los suplementos de turismo de los diarios.

El último del Times inglés me sorprendió. Se llama "Travel". En la tapa aparecía la grossa foto que ilustra esto y el gancho "Buceá en el 2008. 40 tendencias top para viajar".

Di vuelta la página y el primer destino, el que iniciaba la serie, era la Argentina.

El título promocionaba "Argie bargie", que vendría a ser un intento (bo)lúdico de rima despectiva para decir que somos, como canta Les Luthiers en las inolvidables Cartas de color, "una verdadera ganga".

El texto decía esto:

"La Argentina es el lugar para visitar en Sudamérica de acuerdo con South American Experience, que dice que el país ofrece 'excelente relación precio-calidad'.

Una libra esterlina vale ahora seis pesos; el cambio era alrededor de $ 1,40 en 2002.

Sin embargo, British Airways todavía no tiene planes de incrementar sus muy requeridos cuatro vuelos semanales.

Más que rumbear hacia el sur para la Patagonia, los visitantes empezarán a mirar al norte, a regiones como Salta y Jujuy. Una nueva gama de boutiques atrae extranjeros a esas provincias dramáticamente áridas".




* Confesión: antes de leer los motivos por los que la Argentina encabezaba la lista, desconfiado y malpensado como soy me recorrí toooodo el suplemento en busca de una publicidad del gobierno nacional. Pero nada: en estos menesteres el periodismo británico tampoco es como el nuestro.

220. Cargarse el horizonte al hombro



"Ser joven a cualquier edad consiste en creer que se puede ser héroe sin necesidad de someterse a una dieta de pepitas de calabaza para perder la tripa. Incluso cuando se es muy viejo, uno tiene todavía grandes cosas que hacer; por ejemplo morirse o, en su defecto, subir al Himalaya."





El escritor y periodista español Manuel Vicent en su columna de hoy en el diario El País, titulada "Ser joven".

sábado, 29 de diciembre de 2007

219. Ya me merecía un buen bife

(Desde Oxford)

En la tierra de tanto lord, tanta lady, tanto sir, tanta madam; en la tierra donde mirar a los ojos a una mina es rude y decirle que la ropa le queda bien también es rude pero después te pide please que seas rude; en la tierra de la gente polite que te dice I'm sorry aunque no tenga la culpa; en esta tierra me cagaron.

Sí. Me ca-ga-ron. Me acostaron, me la pusieron, me estafaron.

Estaba contentísimo con la bici eléctrica que había comprado. Además de exageradamente cool, me iba a transportar sin pedalear: algo clave para un vago irrecuperable como yo.

Pero no anda ni para atrás. Literalmente. Según parece, la batería dejó de existir. Y sin eso ni da.
Traté, un día. Quise ir al campo de deportes de la Universidad de Oxford que, caminando, está a unos 45 minutos de la residencia donde vivo. Y la máquina se quedó sin power a las tres cuadras. Entonces metí pedal a morir, hasta que casi me muero. Hacía 20 años que no andaba en bici. No llegué ni al centro. Esto es, aguanté menos de un cuarto de hora. Lamentable, patético: incluso tuve que volverme a gamba.

Probé cargando la batería dos días seguidos. Y nada. Same shit. Entonces le pedí a la señorita K, que me había ayudado a comprarla por teléfono a un particular, otra manito: que llamara para reclamar.

-I'm sorry, wrong number.

Eso contestaron del otro lado todas las veces. Hijos de puta. Por supuesto, ni siquiera respondieron los correos electrónicos. Hijos de una comparsa de lords pedófilos y ladies atorrantas.

Después de mearse de la risa y decir I'm sorry, mi compañero Richard Danbury, productor periodístico de la BBC y abogado, me hizo una carta de intimación con la esperanza (medio boluda) de que los tipos se hagan cargo y me devuelvan las 125 libras que pagué, una fortuna para mí.

Todavía no la envié porque me agarraron las fiestas, pero ya lo voy a hacer. Tal vez les toque la moral culposa. Por las dudas de que eso no suceda, desde lo más profundo de mi corazón les deseo que se contagien ébola y que justo tengan el teléfono cortado y que no puedan usar el celular porque se quedó sin batería.


Oxford es cycletown (TODOS tienen bici: ya Álex me lo había avisado...) y yo no podía seguir negándome, así que busqué por eBay y encontré: gracias a Nico, que tiene cuenta, pegué esta:


Plegable, 16 kilos, seis cambios, gris, flamante: 45 libras. Redondito. Se la compré a un portugués y la tuve que ir a buscar a Londres. Pero anda. Tengo que pedalear mucho, pero anda.


Y todo para contar que hace una semana me monté con una decisión de la que carecí en momentos relevantes de mi vida, y enfilé al campo de deportes para nadar un rato. Antes de llegar al centro paré: no daba más y quería fumarme un pucho.

Como sea, parando-pedaleando-parando-parando-pedaleando-parando, épicamente, llegué. Y el cartel decía:

Pool closed.

Ahora, decime vos dónde carajo está la justicia.

Para no desaprovechar semejante viaje pedí una pelota de básquetbol. Tiré unos tiros sin llegar al aro y de golpe cayeron unos pibitos para entrenar cricket -como si de hecho fuera un deporte- y eso fue todo.


La frustración (el cansancio) me duró hasta ayer. Verifiqué por Internet que la pileta estuviera abierta y arranqué. Esta vez llegué al centro. Como excusa para descansar me detuve a ver cómo la gente polite se peleaba para aprovechar las liquidaciones de fin de año.

Liquidado y todo, nadé como una hora.

Es un piletón, la verdad. El único problema es que acá nadan como manejan: por la izquierda. Y sin mi luneta y mi esnórquel me rompí los dedos contra los andariveles.

Igual, como era el día deportivo, después pedí balón y fui a probar unos triples. Hice tres series de 100 tiros antes de colapsar: en la primera clavé 49%, en la segunda 51% y en la tercera 52%. La muñeca se mantiene.



A la noche nos juntamos a morfar con My friend Yao como previa de una salida a discotequear, y le conté mi hazaña sudorosa.

-Oh, good! I like. Go tomorrow?

¿Y qué: le iba a decir que no?:

-OK, vamos -le dije-. Pero después de almorzar. Y vos cocinás.

-OK. Boludo -dijo. (Sigue aprendiendo castellano. Hasta ahora dice de corrido "Soy chino", "Aguante River Plate", "Gracias", "Mi amigo", "Sí, sí", "Boludo", "Asado" y "La puta que lo parió".)

Llovía como la puta que lo parió, pero nos aferramos al paraguas y caminamos la noche oxoniense hasta que entramos en una discoteca que antes se llamaba Park End y ahora no me acuerdo, con seis barras y tres pistas de baile.

Y ahora, el momento tarjetero de la semana:

* Entrada al boliche = cinco libras.

* Guardarropas = 1,50 libras (paraguas incluido).

* Vodka con Red Bull, vaso chiquito, mucho hielo = cuatro libras.

* Ver a My friend Yao bailando música electrónica no tiene precio.


Y viste cómo son las minas en estos lugares, ¿no?: están bailando solas y las agarrás de atrás y se te ponen a frotar el culo al compás de la música. Qué desagradable.

Resulta que la rubia ocho puntos de la disco (metro 75, platinada, tetas hechas, vestidito fucsia cortísimo, botas amazona) le empieza a bailar a My friend Yao. El macho de la rubia, un pelado cuarentón Harley Davidson tarjetas gold, relojeaba desde la barra mientras ella se divertía con lo exótico.

La gente miraba, alguno aplaudía, otro sacaba fotos. Yo vigilaba que el pelado no sacara un 22 y cagara a tiros a la rubia y a My friend Yao.

Cualquier chabón en el lugar de My friend Yao le habría sacudido la jauría a la rubia. En cambio, My friend Yao... ¡¡¡¡se puso a saltar como loco!!!!

Qué hijo de puta, me hizo morir de la risa. Hasta el pelado Harley se rió.


Hoy se mandó unos fideos chinos con vegetales y huevo y fuimos nadar. Media horita. Luego, lecciones de básquetbol: My friend Yao es un patadura considerable, no coordina un solo movimiento. Por lo menos esta tarde aprendió a lanzar saltando y a usar el tablero; también, a decir Bien, boludo cuando le metía un triple.

Como le había prometido cocinar unos bifes (como si supiera; de última, él no sabía, así que...), a la salida pedaleábamos hacia el supermercado cuando nos cruzamos con un pub e hicimos parada técnica.

La segunda parada técnica fue decisión suya: entramos en una proveeduría oriental. Nunca vi tanto morfi sin tener idea de qué era. Entre las pocas cosas que pude identificar, las famosas "galletas de la suerte" o fortune cookies:

Las ubicás, ¿no? Aparecen en mil películas yanquis: típicamente se entregan cuando terminás de comer en los restoranes chinos del mundo occidental. Tienen gusto a vainilla y adentro encontrás números de la suerte o algún mensaje de dudosa filosofía o sabiduría milenaria.

Me compré una, la partí y leí:

Remember that half the people you know are below average.

En criollo, "Recordá que la mitad de la gente que conocés es medio pelotuda".

No, si los chinos saben...


Me costó creerlo cuando me acerqué a la góndola y leí la etiqueta : Fresh Argentinean Beef Ribeye Steak. ¿¿¿¡¡Bife de costilla como los que me hacía La Tipa!!??? Naaahhhhh...

Bueno, casi: estos no tenían hueso. Y eran dos pedacitos risibles: 276 gramos entre ambos. Y a un precio pa'llorar: cuatro libras (25 mangos).

Pero hacía tres meses que no probaba un buen cacho de carne y se lo debía a My friend Yao.

Los hice a lo que saliera, vuelta y vuelta y vuelta y vuelta hasta que adoptaran el estado suela apropiado.


Me senté, crucé los pies y observé la carne con un placer inaugural. (A decir verdad, no tenía mucha pinta pero, ah, ese olorcito...) Le clavé el tenedor y tiré un corte quirúrgico, tipo Cazá esto, chino querido, otra que usar los palitos. El primer trozo llegó a mi boca de manera ceremonial -incluso cerré los ojos y me concentré en la esencia del bife como si estuviera grabando una publicidad.

-¡Hmmmm! ¡¡Hhhhhhmmmmmmmmmm!!

Exageré, lo admito. Mandé exclamación orgásmica y por calidad, el bife en la Argentina habría sido Pséeee, correcto y punto. Pasa que me emocionó saborear de nuevo algo tan familiar, tan entrañable.

My friend Yao me miró con sorpresa, imitó mi ¡¡hmmmmmm!!, dijo que no había probado carne de vaca tan rica y agregó, en castellano, "Gracias, mi amigo".

De nada, boludo: el gusto fue todo mío, creéme.

viernes, 28 de diciembre de 2007

218. Empatía o algo así, desde mi pieza carcelaria

(Desde Oxford)

Feliz Día del Inocente para todos los presos del mundo que no han cometido ningún delito. Hoy, más que nunca, aférrense a los barrotes de la esperanza porque la vida es bella y existe la justicia divina. ¡Ánimo!


miércoles, 26 de diciembre de 2007

217. Colonia de vacaciones en Isla Margarita

(Desde Oxford)

El Washington Post dedica hoy su principal editorial a pegarle a la pareja presidencial argentina: bajo el título "Historia de un valijero", dice que los Kirchner demostraron "ignorancia del sistema legal norteamericano" al ver la mano larga de la Casa Blanca detrás de la investigación de un fiscal por el escándalo de la valija con 800.000 dólares.

Hasta ahí, OK.

También critica los fuertes lazos del país con Venezuela, que no son "meramente ideológicos" porque Hugo Chávez compró alrededor de 4.000 millones de dólares en bonos argentinos.

Sí, coincido 100%.

Pero después, al final, directamente se va al carajo. Cita a Néstor Kirchner con aquello de que la Argentina no es colonia de los Estados Unidos y remata:

"Eso, por supuesto, no responde la pregunta que muchos argentinos se hacen, que es si la Argentina se está convirtiendo en colonia de Venezuela".

Quiero creer que un diario serio, prestigioso, líder como el Post encargó una encuesta específica para que el editorialista apoyara su sentencia. Le voy a preguntar a mi amigo John Kelly, que escribe ahí, porque me gustaría ver esa encuesta: no conozco ni un solo argentino que pueda preguntarse semejante estupidez.

216. Simpsonizado

(Desde Oxford)

Si yo fuera un personaje de Los Simpsons, luciría así:


Bueno, al menos eso salió de la genial máquina Simpsonizame: subís una foto, agregás unos datos y te transforma en pocos segundos.


Me habían recomendado ese sitio hacía bastante, pero colgué y recién hoy me acordé. Fue después de almorzar con My friend Yao.

Yo llevé un vino y él se mandó los siguientes platos: 1) morrones rojos y amarillos con huevos revueltos y cebolla, 2) cordero con puerros, 3) unas hierbas indescifrables al vinagre, 4) fideos tipo pappardelle, 5) maníes fritos y 6) obvio, OBVIO, arroz. Y dice que en China no cocina...

Charlamos un rato del inminente viaje a Escocia.

Que tenemos que degustar escocesas (bebidas, como el whisky).

Que ojo con lo que llevás (no te permiten subir al avión ningún líquido en envases de más de 100 mililitros, por motivos de seguridad).

Que qué bueno va a estar ver fútbol y rugby: primero el clásico Celtic-Rangers y cantar el pieldegallinesco tema You'll never walk alone (miércoles 2) y segundo Bere Stortoni y los Glasgow Warriors contra los Dragons (viernes 4).

-Nunca vi rugby, mi amigo -dijo-. ¿Cómo se juega?

(Uffffff... usé 128 servilletas para tratar de explicarle que la pelota se pasa para atrás, el scrum, el try, la conversión, el line, el drop, el penal...)

-Si la pelota se pasa para atrás -me preguntó-, ¿cómo se llega al try, mi amigo?


Afortunadamente, My friend Yao sí conoce el fútbol. Me dijo que de chico jugaba bastante:

-Pero prefiero el ping-pong. Deporte nacional.

(Me acabo de fijar y los cuatro primeros del ránking de la Federación Internacional de Tenis de Mesa son chinos.)

-¿Y cuál es el deporte nacional en Argentina, mi amigo? -quiso saber.

-El pato.

-Duck?

-Sí, duck.

-¿Y cómo se juega?

(Esta vez ni dio explicar. No quedaban tantas servilletas a mano.)

-El pato es algo simbólico -le dije-: el deporte nacional real en la Argentina es el fútbol.

-¡¡Maradona!!

-OK, Maradona. Pero vos y yo somos hinchas de...

-... ¡¡River Plate!! ¡¡River Plate!!

(Sí, ya recluté al chino. Hay que escuchar cómo canta los cantitos de la hinchada...)


Habíamos descartado alquilar auto en este viaje porque los dos estamos acostumbrados a que el volante y la palanca de cambios estén en los lugares normales. Pero fijate vos el tipo:

-Yo aprendí a jugar ping-pong con la mano derecha y al bádminton con la izquierda -zampó My friend Yao-. Yo manejo en Escocia.

-Ni en pedo, mi amigo.

-¡Oh! ¿Miedo?

-Quiero vivir un poco más.

(Seguimos con el tema un toque. Le dije que una vez había intentado pero que me resultaba imposible meter los cambios con la izquierda. Él insistió con el dominio de la raqueta aunque después, ¡¡¡chantaaaaaaaa!!!, confesó que el auto que maneja en China tiene palanca automática...)


Tenía que desquitarse:

-Acá hay una mesa de ping-pong, mi amigo. ¿Jugamos?

-No, no es lo mío.

-¡Oh! ¿Miedo?

-OK, vamos.

(Y bueno, en síntesis:

no

la

vi

pasar.


Por ahí le devolví alguna pelota que de hecho rebotó del otro lado de la red y quedó ahí... justito para que me reventara con un remate. Fue tal el baile que terminé mareado. Y no, no fue el vino. Cuando volví a mi pieza carcelaria me miré en el espejo y me sentí amarillo: me sentí muy Simpson. Y entonces me acordé de aquella página y me simpsonicé. ¡¡Pero si estás iguaaaaal!!)

martes, 25 de diciembre de 2007

215. Regalitos de Navidad

(Desde Oxford)

Lo mejor de 2007 en la NBA le puso un bloqueo a mi aburrimiento navideño. Los tipos, doctorados en show, analizaron unos 1.300 partidos de este año y seleccionaron los top ten en jugadas, tapas, volcadas, asistencias y tiros lejanos.

Por supuesto, roban las jugadas y las volcadas. Por supuesto, en ambas listas aparece nuestro Manu Ginóbili: puesto nueve por un terrible caño seguido de bandeja en cortada contra los Clippers y puesto siete por un rompimiento y monstruoso In your face! contra dos jugadores de los Mavericks. (Prestar atención al relator que grita: ¡Gracias por hacerme el póster!)







Y flor de yapa:





Con ustedes, las porristas del Miami Heat, reinas totales del concurso 07. Lindos anillos, ¿no? Caliente, caliente: van video y galerías de fotos.

Jo, jo, jo, jo, jo: I love this game!

lunes, 24 de diciembre de 2007

214. SMS N° 41

(Desde Oxford)

Cena de Nochebuena en la residencia: pavo, salchichas, pollo, panceta, papas, zanahoria, otros vegetales incomprensibles; un jordano, un paquistaní, un coreano, un tailandés, los ingleses anfitriones, como 20 chinos, un español protestante que estudia teología y básicamente detalló mi destino infernal; unas gracias cristianas mínimas al principio y al final una invitación ferviente para concurrir a la misa de las 23.30. De nada, yo paso. Ah: ni una gota de alcohol en la velada. Brindo ahora, en mi pieza carcelaria, con un Cabernet búlgaro. Salud. Feliz Navidad para todos.

213. Escocia on the rocks

(Desde Oxford)

Mi espíritu navideño es como la expectativa de que la inflación en la Argentina durante 2008 sea menor al 10%.

Cero. Una pavada.

Estoy solo en una ciudad inglesa fantasma: casi todos los 20.000 universitarios que le dan vida se las tomaron para pasar las fiestas en sus casas.

Y los que se quedaron fue por alguna de estas razones: 1) son locales, 2) son tipos sin un mango, 3) son laburantes, 4) son menefreguistas, 5) son chinos.

Por ejemplo, My friend Yao se quedó. Hace un rato charlamos y me convenció de que fuera a la cena de Nochebuena que organizan los administradores cristianos de la residencia. No quería ni a palos. Incluso prefería pasarla con una pizza en mi pieza carcelaria y después arrancar a un pub o algo así. Pero My friend Yao me tiró con una sonrisa Would you join me? y qué le iba a decir.


Ya bastante tenía el pobre con su situación china. Como ya conté, andábamos pensando en hacer una escapadita para aprovechar los vuelos increíblemente baratos y el tiempo libre que resta hasta el comienzo del próximo período universitario, el 9 de enero.

Mis ideas eran tres:
1) Bratislava (Eslovaquia), Viena y Salzburgo (Austria),
2) Palma de Mallorca y
3) Monte Carlo (Mónaco), Saint-Tropez (Francia) y Barcelona (para visitar a Pepe Sánchez).

Pero resulta que los chinos sólo pueden visitar dos países de Europa sin la obligación de sacar visa: Suiza -cuándo no...- y ¡¡¡Liechtenstein!!!

Y My friend Yao podría conseguir sin problemas la visa Schengen -que te habilita para andar libremente por 13 de los 25 miembros de la Unión Europea y dos integrantes del Área Económica-, podría, digo... si las embajadas laburaran en estos días.

La cuestión es que para rajarnos sin contratiempos hace un rato definimos ir a Escocia del 1° al 8 de enero: volamos por 15 libras ida y vuelta a Glasgow (donde espero ver a Bere Stortoni) y vamos a pasar unos días a Edimburgo.

-We make good deal, mi amigo -dijo, textual, My friend Yao: de a poco se le anima al castellano. Es un fenómeno. Aunque a veces no le entienda nada de nada.

Qué importa: hagamos sonar las gaitas y clavemos algún scotch, mi amigo.

domingo, 23 de diciembre de 2007

212. SMS N° 40

(Desde Oxford)

El yanqui pelotudo que vivía en la habitación de al lado y que me vigilanteó con el pucho se fue. Hablaría de plegarias atendidas si no fuera porque no rezo y porque en su lugar ahora hay un chino gigante (tipo 1m90 y 120 kilos) que se la pasa cantando y sólo se detiene de vez en cuando para tirarse los pedos más ruidosos que escuché en mi vida. Vecino Cochino, Tukulito Sakayama, me cago en vos. Qué suelte pa'la desglacia.

211. Foggy

(Desde Oxford)

Banbury Road, Oxford,
hoy a las dos de la tarde.


sábado, 22 de diciembre de 2007

210. Las paradas del viaje (3)

(Desde Oxford)


3.
En Pula, Croacia, alquilé un departamento tipo loft a unos 30 dólares por día. Exquisito, fijate:


Al principio, el problema fue encontrarlo: estaba en una cortada de un barrio periférico llamado Veruda. Tardé casi tres horas. Después, como quedaba algo alejado del centro, había que manejarse en auto. Lo cual estaría OK si la ciudad no fuera un caos de alto tránsito, calles laberínticas y parquímetros que te permiten estacionar un máximo de dos horas y sólo aceptan pago exacto en monedas de kuna, la plata croata.


Pero bueno, estacionar al pie de un coliseo romano encargado por el emperador Augusto en el año 31 antes de Cristo no tiene precio.





Recibir un llamado de mi hermana Giselle luego de saborear un tinto de Istria y un plato de mariscos, tampoco tiene precio.

Para todo lo demás existen los plásticos. O el dinero en efectivo.


Caminaba por la parte antigua del pueblo, haciendo la digestión mientras me llenaba de postales de la Antigua Roma. Imagino que para una empresa constructora debe de ser una pesadilla trabajar en Pula; imagino que cualquier excavación dará con algún tesoro histórico; imagino al dueño de la constructora exclamando frente al hallazgo: "¡La puta madre! ¡Más mierda romana!".

En eso enganché con la cámara a un cuervo cagando en una columna milenaria y me saltó una extraña cadena de pensamiento: cuervo=> pájaro de mal agüero=> el Kun Agüero=> kuna=> auto=> negro => multa.

Miré el reloj: ya había superado las dos horas de estacionamiento permitido. Pensé: "Bah, podría dejarlo tooooodo el día y no pasaría nada". Y completé la vuelta pasando por el foro, ahora cubierto por las baldosas de una plaza.

Por supuesto, cuando llegué al Clio negro, bien sujetadita por el limpiaparabrisas delantero derecho, había una multa. 80 kunas. Es decir, unos 10 euros. La puta que te parió, Agüero, cuervo de mierda. Y yo, más piedra que el coliseo.

No podía hacerme el boludo porque acá en Europa las infracciones van de país en país como nada y lo último que necesito es un prontuario internacional. Además, mi auto tenía patente eslovena y al día siguiente debía cruzar la frontera croata para devolverlo en Ljubljana.

"Bueh", pensé, "son 10 euros: tampoco es para tanto. Me los cargarán a la tarjeta de crédito y listo. Fue."

Estaba por arrancar cuando se me acercó un tipo grandote, en sus 50, cara de enojado, vestido con un camperón que decía POLICIJA. Pero por qué no me agarrás la... puerta, no ves que hay mucho viento.

-Big problem in Pula -dijo.

-Sí, perdón, no me di cuenta de la hora, no tenía monedas, me perdí.

-Big problem. Big problem.

-Ya entendí, oficial. Perdón.

-No, no: BIG problem -insistió, señalado una rueda. Pero no estaba pinchada ni nada-. Do not move.

-Eh, ¿cómo Do not move? ¿Me va a meter preso por esta estupidez? Mire, oficial -dije, sacando del bolsillo el pasaporte y también la desesperación-. Soy argentino, pero tengo un apellido croata. Y hoy es mi cumpleaños. -Y agregué en castellano-: No me rompás las pelotas, hermano.

-Big problem. Car. Not move -dijo, señalando otra vez la rueda. Y entonces me avivé: era el auto el que no se iba a mover... porque tenía un cepo.

Cuervo de mierda. Agüero y la reputísima madre que te parió.

-No, no me puede hacer esto, oficial.

El policía arqueó las cejas, arrugó la frente y se encogió de hombros: típico gesto que en todo el mundo significa "¿Y qué querés que le haga, gil?".

-¿Cuánto sale el cepo?

-800 kunas -dijo.

¡¡100 euros!!

-No, por favor -lancé, con mi mejor cara de las que dan pena: y ojo que tengo varias, empezando por la normal-. ¿Ese es el regalo que me va a hacer Croacia en mi cumpleaños?

-50 kunas. Call friend. No big problem -dijo.

-¿Qué?

-Yes. 50 kunas. No problem. Call friend.

Ni siquiera tuve que sugerirle si no había otra manera de arreglar. Le di dos billetes de 20 y uno de 10 y me fui, pensando qué loco, Agüero y la puta madre que te parió, qué digno hijo de Pula.

209. 20 años sin el guía ciego

(Desde Oxford)


Luca George Prodan
(Roma, 17 de mayo de 1953-
Buenos Aires, 22 de diciembre de 1987)

"Pero hay una cosa;
una cosa que no puedo olvidar.
Porque está en mi cabeza,
y pienso en ella cuando estoy en la cama.
¿Sabés lo que es?"




Enlaces: 1) especiales Rolling Stone y

2) recuerdos: en Ñ, por Eduardo Berti; en Página/12, por Eduardo Fabregat y en ADN, por Sergio Marchi.

viernes, 21 de diciembre de 2007

208. Las paradas del viaje (2)

(Desde Oxford)


2.
Estaba manejando por la autopista que une Zagreb con Rijeka cuando aparecieron las montañas. Y después, las montañas nevadas. Y después, las montañas nevadas y la nieve.


Se me partía la cabeza por haber llegado a los 33 y por los excesos de la noche anterior. La radio era un avispero incomprensible. Pero who cares frente a tanta belleza. Y encima de golpe empezó a sonar When the music's over y atendí y del otro lado (de la línea: del océano: del mundo) mis viejos me decían Feliz cumpleaños, nene.

No lloré porque no suelo llorar y porque había llorado en la madrugada, cuando al volver al hotel, ya emocionado por la celebración croata, leí un correo escrito a seis manos por el Buda, el Tano y Andresito y me di cuenta de que tenía cinco llamadas perdidas (mi cerebro más over que la música), aunque igual enganché a Andrés y pude decirle que los extrañaba como un hijo de puta.

Pero tuve ganas.

Cuando colgué, el avispero se calmó y una tal radio KRKA (sic) me obsequió Riders on the storm.

Nos tiran en este mundo como un perro sin hueso.


jueves, 20 de diciembre de 2007

207. Máxima de bloguero mínimo

(Desde Oxford)

No es difícil tener cosas para contar todos los días: lo difícil es tener ganas de contarlas. Y contarlas bien.

martes, 18 de diciembre de 2007

206. Las paradas del viaje (1)

(Desde Oxford)

1.
Llovía y hacía frío esa noche en Zagreb pero no me iba a quedar en el hotel. No.

Si bien no sabía (no sé, ¿no sé?) por qué había decidido ir a Croacia a pasar unos días, incluyendo el de mi cumpleaños 33, sí sabía que era de despreciable deprimente demente guardarme en una habitación por más que tuviera tele y DVD y techo y calefactor mientras en Zagreb esa noche llovía y hacía frío.

Me apuntaron que cerca, sobre la principalísima avenida Ilica, frente a la estación de tranvías, había un restorán típico. Quedaba en un subsuelo: gracias por la sutileza.

Bajé los escalones, empujé la puerta y vi una especie de bodegón decoradito y vi a un único tipo, alto y con cara de embolado, que, creo, me dijo Dobar dan (pronúnciese "doberdán"), o sea "hola". Era el mozo. Tal vez estaba a punto de irse a la casa cuando le caí. Por las dudas -porque la escupida no distingue idiomas; el hambre tampoco- le hice el versito del pasaporte. Y me pidió que le hiciera el honor de estar ahí a las 12 así me decía feliz cumpleaños.

Plato cero: un tinto exuberante de Eslavonia, que queda al este del país y es una de las 300 regiones productoras de vino en Croacia.

Plato uno: cobanac (pronúnciese "chobánatz"), una sopa con trozos de carne de vaca y de cerdo regados con páprika.

Plato dos: punjeni pureci odrezak (pronúnciese "púnieni púrechi ódrezac"), arrollado de pavo con queso y papas picantonas.


Los cuatro pibes y la piba que entraron mientras me saciaba gustosamente se pusieron a escabiar de lo lindo y para cuando el mozo se acercó a saludarme, uno de ellos me mandó de regalo una copa de travarica (pronúnciese "trávaritza"), una bebida hecha a base de hierbas seleccionadas y uvas dálmatas: 40° directos a tu cerebro.

De onda o de borrachera, o acaso de lástima, me invitaron a su mesa. Goran, morocho y con alta pilcha, se presentó como dueño de bodega eslavona y arrancó con las muestras gratis. No me iba a negar: yo soy un huésped atento. Después Denis, pecoso y de barba rubia, pidió que me convidaran sljivovica (pronúnciese "shlívovitza"), de nuevo 40° rotundos con gusto a ciruela. Y luego, si mal no recuerdo, un tal Mirko, de cara a esa altura borrosa, me sirvió medovaca (pronúnciese "médovatza"), otros 40° como latigazos.

No me pregunten cuándo paramos.

No me pregunten por qué ni quién empezó a hablar de cocaína: ¿Es buena en Argentina?, ¿Cuánto cuesta el gramo?, Acá la buena sale 100 dólares, ¡¡Maradona-Maradona!!, ¿Querés una línea?

No me pregunten cuántas veces gritamos "salud" en croata: ¡¡Zivili!! (pronúnciese "shíveli").

No me pregunten cómo se dice "resaca" en croata.

No me pregunten qué más pasó.


A la tarde me regalé una remera. Tela gris, oscura, con una frase iluminadora: Nabijem ih sve. Pronúnciese "nabiiém ijsvé". Significa, más o menos, "váyanse todos al carajo". Fuck them all, según traducción libre local al inglés.

Llovía y hacía frío.


205. No lo digo yo, lo dice Trapattoni

(Desde Oxford)




Y cuánta razón tiene... ¡Humille, il Trap, humille!



lunes, 17 de diciembre de 2007

204. SMS N° 39

(Desde Oxford)

Acabo de volver. Roto: me levanté en Trieste a las ¡¡8 y 10!!, un bondi a Duino para caminar el sendero de Rilke hasta Sistiana, otro bondi para volver a la ciudad, otro para ir al aeropuerto, el avión a Londres, otro bondi para ir de Stansted a Victoria Station, el subte a Paddington, el tren a Oxford, otro bondi a mi pieza carcelaria. Total, luego de 14 horas en movimiento acá estoy. Sí, roto. Pero también contento: fue un gus-ta-zo. Ya ampliaré.

domingo, 16 de diciembre de 2007

203. SMS N° 38

(Desde Trieste)

Para llegar a esta bellissima città (también en la costa del Adriático) tuve que tomar un tren de Ljubljana a un pueblo llamado Moncalfone y esperar ahí media hora por otro. Así que fui por un americano calentito a un bar frente a la estación, me senté y vi que en la tele había fútbol. Me acerqué e iban 44 minutos del segundo tiempo: Milán 4-Boca 2 en Jajajajajajajajajajajajajajajajajapón. Grazie, Babbo Natale.

sábado, 15 de diciembre de 2007

202. Si te he visto me acordaré (2)

(Desde Ljubljana)

Nieva en la capital eslovena -que es una pinturita y tiene menos de 300.000 habitantes- mientras escribo estas líneas como excusa para tirar algunas fotos. Mañana salgo en tren para Trieste, en Italia, y el lunes al mediodía vuelvo a Londres.

El dragón (acá, en el puente que le pertenece) es un símbolo esloveno.


Bajo el ala asoma el casi milenario Castillo de Ljubljana.



Está sobre una colina y podés llegar a pie (si te chifla), en tren o por teleférico.


Desde el tope de la torre se pegan las mejores vistas de la ciudad.


365° para agotar asiáticamente la tarjeta de memoria.


Incluso pavadas. (Disclaimer: incluyo esta a pedido de la audiencia y para que alguien deje de llamarme "distante".)


Con las primeras sombras también caen los primeros copos de nieve. Y las primeras luces navideñas.


La noche de sábado y su replay en las aguas del río Ljubljanica invitan a vagar aunque el frío parte los pies. Yo acepto.

viernes, 14 de diciembre de 2007

201. SMS N° 37

(Desde Pula)

Mi agradecimiento contundente a los que se encargaron cariñosamente de hacerme notar la vejez. Si no aparezco seguido y en profundidad es porque en esta ciudad ubicada en la costa croata del Adriático resulta más difícil encontrar un locutorio decente que toneladas de bellezas obscenas, como estas:

jueves, 13 de diciembre de 2007

200. SMS N° 36

(Desde Pula)


Sí, digo 33.



















(¿Y qué?)

miércoles, 12 de diciembre de 2007

199. Si te he visto me acordaré (1)

(Desde Zagreb)


Sí, Perón fue tres veces presidente. Pero ese cartel en croata significa "Parada de micros N° 3".


El mercado Dolac: frutas y verduras al aire libre. Pese a la lluvia.


Pesebre de rastis en el centro de Zagreb, 100% navideño.


La policía croata hace publicidad en los tranvías, igual que Armani o Nike.


Una vista de la plaza de Ban Josip Jelačić, el corazón de la capital.


La del techo nacionalista es la iglesia de San Marcos, ubicada desde hace 700 años en la hermosa y milenaria parte antigua y alta de la ciudad.


Una copa de vino desde las alturas del Bar de Tolkien.


La catedral, o el esplendor del catolicismo croata en estilo neogótico.


El interior de la iglesia, reconstruido a fines del siglo XIX después de un terremoto.


Vista desde arriba, Zagreb bonita.

martes, 11 de diciembre de 2007

198. Un parte policial

(Desde Zagreb)

Lo juro: el aeropuerto de Maribor, la segunda ciudad más grande de Eslovenia, es un quinto del bahiense. Pero es internacional.

Tenía tal hambre al bajarme del avión que gateé hasta la confitería y me atraganté con uno de bondiola y queso. Café y un infaltable Parliament.

Para cuando me acerqué al puesto de la compañía donde alquilé auto no había nadie. Nadie. El cartel decía que el horario de atención era de 8 a 21. Y un policía, único ser vivo a mi alrededor, decía en esloveno que yygdhgtfwhvbdjsabjgyxgygsa. O tal vez lo que dijo fue ytywttffasdhjgbvyugeygwe. Algo así. O sea, nadie y nada.

Menos mal que apareció un pibe de seguridad que comprendió la situación y hasta llamó por mí al vago que se había rajado diez minutos después de que aterrizara mi vuelo...

-Como acá llega un avión cada dos días, si el cliente no viene rápido yo me voy -dijo el tipo, lo más fresco, cuando volvió media hora más tarde. Vago de mierda. Aunque más tarde me terminó cayendo mejor porque hablamos de básquetbol y me contó que había ido a la escuela con Beno Udrih, ex compañero de Manu Ginóbili en los Spurs.

Ah, y además porque en lugar del VW Lupo tres puertas y sin aire que había reservado, ligué por el mismo precio (100 euros los cinco días: para los estándares europeos, un regalo) un Clio negro con CD y levantavidrios eléctricos.

Todo bien con Maribor: preciosas construcciones antiguas en barrancas hacia el río, jugosas terrazas de viñedos en las montañas, una catedral alucinante. Pero cuando estás manejando en lugares donde no hay manera de comprender los carteles y se hace de noche a las 4 de la tarde y tenés que cruzar a otro país donde tampoco hay manera de comprender los carteles, mejor tomártelas mientras puedas ver esos carteles aunque no haya manera de comprenderlos.

-¿Zadrayec? -preguntó el policía fronterizo.

-Sí. El padre de mi mamá era croata. Esta es mi primera visita a Croacia -dije de un tirón, como un nene con el verso aprendidísimo, esperando, no sé, un guiño de ojo, una cálida recepción, un "Disfrutá el viaje": seguro esperaba algo más que el "Ajá" gélido que me lanzó.

Al toque me di cuenta de tres cosas: 1) el policía era esloveno, tenía frío y estaba aburrido, 2) el policía no entendía una palabra de inglés y 3) el policía, al fin y al cabo, era policía.


En el puesto de control croata traté de jugarla con más confianza, con una actitud muy "Fijate vos, mostro, volví a la tierra de mis ancestros".

-Ajá -dijo el policía croata, también policía, también indiferente a mi inglés.

Sin embargo, mi trucha de decepción pueril quizá le tocó esa fibra humana que también tienen los policías. Al devolverme el pasaporte sonrió un poco. O quizá yo imaginé que sonrió un poco cuando agregó:

-Bienvenido a Croacia.

lunes, 10 de diciembre de 2007

197. SMS N° 35

(Desde Londres)

Como ya conté, por las razones que me encantaría contar si las supiera, contaré mis 33 en terra incognita. Cuento itinerario a partir de mañana: en avión a Maribor (Eslovenia), en auto a Zagreb, Pula (Croacia) y Ljubljana (otra vez Eslovenia), en tren o en micro a Trieste (Italia), y de ahí vuelvo a Londres de nuevo volando. Ya voy a ir contando.

domingo, 9 de diciembre de 2007

196. De la cabeza

(Desde Oxford)

Justo este año el condado de Oxfordshire cumple un milenio, así que ha habido hasta ahora un montón de actividades para festejarlo. Una de ellas se llamó "La noche blanca", incluyó la apertura casi totalmente gratuita del circuito cultural oxoniense y la aprovechamos unos cuantos el último viernes, pese al frío.

Los norteamericanos John y Ruth (aka "Su Adorable Esposa"), los chinos My Friend Yao y su hermana Ning, la india Pallavi y un servidor argentino mandamos primero al Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford, donde, bajo el esqueleto del Tiranosaurio Rex de la foto, cantó la señorita K como parte de un coro comunitario. Lovely AND surrealistic.

Después nos clavamos unas birras ahí mismo (sí, venden cerveza hasta en los museos) y rumbeamos al Pitt Rivers, que dispone de una fabulosa colección arqueológico-etnográfica iniciada en 1884 por el curioso general homónimo tras haber encontrado alrededor de 18.000 objetos en sus viajes por el mundo.

Lo más grosso -e insólito, al menos para mí- es que las salas estaban a oscuras y en la entrada te daban una linterna que se recargaba a cuerda (!) para que exploraras a tu gusto. Siempre y cuando te pudieras recuperar a tiempo de la ceguera ocasionada por algún pibito incordioso que te apuntaba a la cara, se reía y luego, obvio, te decía I'm so sorry.

Las vedettes, las verdaderas reinas del museo, son las cabezas reducidas de alguna gente que osó meterse con ciertas tribus sudamericanas: ahora, en tamaño pelota de sóftbol, cuelgan de una vitrina con el aclaratorio letrero: "Tratamiento de enemigos muertos". Acá hay una:


Ah, no, ese soy yo paveando con la linterna como un pibitoincordioso-jejeje-I'msosorry. Ahora sí (y me debés una por el loguito, Motorola):


Abandonamos la subyugante cultura por elementales razones humanitarias: estábamos cagados de hambre.

Por sugerencia de My Friend Yao entramos en un restorán chino de nombre francés y precios terrenales: cuatro tipos -él, su hermana, Pallavi y yo- comimos cordero, pato, cerdo e inexorable arroz con un Cabernet Sauvignon australiano correctísimo y pagamos 14 libras cada uno (89 pesos...).

Y después, por imposición mía, para hacer la digestión nos fuimos a pintear un poco al adorable pub Rose and Crown. Ahí charlamos con My Friend Yao sobre la posibilidad de que ambos aprovechemos unos vuelos a 10 libras ida y vuelta para empezar 2008 en Palma de Mallorca.

ESO sería divertido. ¿Eh, amigo?

195. Ella


"Ella dice que Kirchner la sedujo con su locuacidad. Quien mire una foto de época del Presidente puede pensar que no había otro remedio. Él no recuerda lo que dijo: Estaba borracho, alega. Romanticismo, cero. Igual que ahora."


Carlos Pagni, en el artículo biográfico "Cristina, la presidenta", publicado hoy en la revista del diario La Nación.