198. Un parte policial
(Desde Zagreb)
Lo juro: el aeropuerto de Maribor, la segunda ciudad más grande de Eslovenia, es un quinto del bahiense. Pero es internacional.
Tenía tal hambre al bajarme del avión que gateé hasta la confitería y me atraganté con uno de bondiola y queso. Café y un infaltable Parliament.
Para cuando me acerqué al puesto de la compañía donde alquilé auto no había nadie. Nadie. El cartel decía que el horario de atención era de 8 a 21. Y un policía, único ser vivo a mi alrededor, decía en esloveno que yygdhgtfwhvbdjsabjgyxgygsa. O tal vez lo que dijo fue ytywttffasdhjgbvyugeygwe. Algo así. O sea, nadie y nada.
Menos mal que apareció un pibe de seguridad que comprendió la situación y hasta llamó por mí al vago que se había rajado diez minutos después de que aterrizara mi vuelo...
-Como acá llega un avión cada dos días, si el cliente no viene rápido yo me voy -dijo el tipo, lo más fresco, cuando volvió media hora más tarde. Vago de mierda. Aunque más tarde me terminó cayendo mejor porque hablamos de básquetbol y me contó que había ido a la escuela con Beno Udrih, ex compañero de Manu Ginóbili en los Spurs.
Ah, y además porque en lugar del VW Lupo tres puertas y sin aire que había reservado, ligué por el mismo precio (100 euros los cinco días: para los estándares europeos, un regalo) un Clio negro con CD y levantavidrios eléctricos.
Todo bien con Maribor: preciosas construcciones antiguas en barrancas hacia el río, jugosas terrazas de viñedos en las montañas, una catedral alucinante. Pero cuando estás manejando en lugares donde no hay manera de comprender los carteles y se hace de noche a las 4 de la tarde y tenés que cruzar a otro país donde tampoco hay manera de comprender los carteles, mejor tomártelas mientras puedas ver esos carteles aunque no haya manera de comprenderlos.
-¿Zadrayec? -preguntó el policía fronterizo.
-Sí. El padre de mi mamá era croata. Esta es mi primera visita a Croacia -dije de un tirón, como un nene con el verso aprendidísimo, esperando, no sé, un guiño de ojo, una cálida recepción, un "Disfrutá el viaje": seguro esperaba algo más que el "Ajá" gélido que me lanzó.
Al toque me di cuenta de tres cosas: 1) el policía era esloveno, tenía frío y estaba aburrido, 2) el policía no entendía una palabra de inglés y 3) el policía, al fin y al cabo, era policía.
En el puesto de control croata traté de jugarla con más confianza, con una actitud muy "Fijate vos, mostro, volví a la tierra de mis ancestros".
-Ajá -dijo el policía croata, también policía, también indiferente a mi inglés.
Sin embargo, mi trucha de decepción pueril quizá le tocó esa fibra humana que también tienen los policías. Al devolverme el pasaporte sonrió un poco. O quizá yo imaginé que sonrió un poco cuando agregó:
-Bienvenido a Croacia.
2 comentarios:
más fotos queremos!
fotos con gorras de policías de diferentes países!! O_o
salut!
[alguien sabe dónde cayó mi comentario de hace 8 minutos??]
Seelv!: eeeeeeeeyyyyyyyy, al final me abandonaste. ¿Será porque demoré en responder esto? I'm sorry. Hay más foteo por venir. Pero basta de gorras. Baccio.
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