lunes, 31 de enero de 2011

752. A ella le di mi palabra


Un domingo tenía que volver a despertarme temprano, tipo 11, y pese a la resaca caminar 15 cuadras para conseguir los diarios.

Lo que no esperaba era cruzarme con esos hombres de camisa, corbata y portafolio; esas mujeres con pollera, blusa y portafolio: un sonriente ejército del Señor.

Venía por la sombra, yo, con un par de kilos de papel bajo el brazo, fumando un pucho, y me canté los dados: "A que alguno me habla", pensé.

-¡Hola! -me saludó con llamativa alegría una chica que tendría 30.

-Hola. ¿Nos conocemos?

-Todavía no. Pero tengo una buena noticia que darte: Dios está para vos.

-No veo por qué es una buena noticia.

-Esteeeee...

-Mirá, todo bien, pero cortémosla acá: es domingo, es de mañana... y yo estoy razonablemente feliz con mi agnosticismo.

-Siempre hay tiempo para recibir al Señor...

-OK, pero estoy apurado: tengo tres diarios llenos de malas noticias que voy a leer en breve acompañado por un potente desayuno. Gracias igual. Que tengas un buen día.

-Que Dios esté contigo.

-Con vos.

-Conmigo ya está.

-No, digo que en esta parte del planeta no se usa la forma "contigo". Pero no interesa, ya fue. Ahora, escuchame una cosa: ¿la gente les abre la puerta cuando tocan el timbre?

-No siempre. Bah, casi nunca.

-Me imagino...

-Pero La Palabra se puede transmitir igual.

-Claro, claro... Estaba pensando...

-¿Qué cosa? ¿Querés escuchar La Palabra?

-Nah, ya te dije que estoy razonablemente feliz con mi agnosticismo. Estaba pensando en que, con la paranoia colectiva que hay por la inseguridad, no sólo a ustedes se les complicó el negocio...

-La Palabra no es un negocio.

-Bué... Ni empecemos esa discusión. Decía: con la paranoia colectiva por la inseguridad, debe haber un montón de gente que ya no puede rebuscárselas en la calle. Pienso en los vendedores ambulantes. Cuando yo era chico te tocaban el timbre permanentemente para venderte religión, sí, pero también plumeros, libros, repasadores... La paranoia colectiva por la inseguridad seguro destrozó esa industria... Habría que ubicar testimonios de tipos que mantenían una familia gracias a la venta puerta a puerta, y que tuvieron que reconvertirse: ver qué hacen ahora, cómo recuerdan aquellos tiempos... Puede ser un notón para un diario del domingo.

-¡¿Eh?!

-Nada, no importa. Dejémoslo ahí. Vos y yo hablamos de palabras distintas.

lunes, 24 de enero de 2011

751. El tipo al que odiaban casi todos en el "Washington Post"



Cuando por recomendación de mi amigo John Kelly hace cinco meses fui a visitar al ombudsman de The Washington Post, vi que su oficina daba a la calle 15, donde está la entrada al edificio, y había gente sacándose fotos en la escalinata de acceso, justo debajo del letrero.

-Yo acabo de hacer eso mismo -observé-. Para los periodistas es un símbolo muy fuerte...
-Claro -me dijo Andrew Alexander-. Pero las cosas en el Post ya no están como solían estar.

[Foto: John Kelly.]


Recuerdo la escena porque expresa el tono de la última columna de Andy en su despedida como defensor del lector, publicada ayer, y cuyo comienzo parece sacado de una anécdota similar.

Andy se pregunta: "¿Durará la reputación de excelencia periodística del Post?".

Para él, la calidad del diario cayó. Pero aun en sus peores días sigue siendo mejor que la mayoría.

"El Post y su periodismo sobrevivirán", dice, aunque el nivel futuro "depende de quienes integran la redacción."


-Muchos lo detestan, pero a mí me cae muy bien. Creo que hace un gran trabajo. Y es un tipo interesante -me dijo John, columnista del Post con quien compartimos la experiencia en Oxford, antes de llevarme a lo de Andy.

Amable y sonriente, con voz pausada se presentó:

-Soy el 14º ombudsman del Washington Post. Por contrato, no reporto a ningún jefe. Soy 100% independiente.

-¿Te gusta lo que hacés? -le pregunté.

-Sí. Con tantos cambios esto es un caos, pero al mismo tiempo es fascinante ver semejante transformación. Tengo más de 40 años en la profesión y, para mí, lo que hago ES periodismo.

Diariamente, Andy recibía decenas de correos con quejas sobre lo que salía en el periódico: "La mayoría de la gente envía reclamos errados", me dijo. Su laburo era verificar los casos en los que estuviera en juego la buena praxis: investigaba, entrevistaba a los periodistas, evaluaba, criticaba. Como un agente de Asuntos Internos, ponele.

-¿Y cómo te llevás con tus colegas de la redacción?

-Casi todos me odian -dijo-. Pero es algo que viene con el trabajo.

lunes, 17 de enero de 2011

750. La rompés, crack


Encaro la ruta 33 y pongo There is a light that never goes out de los Smiths.

Esa que dice:

Y si un micro de doble piso
nos choca,
morir a tu lado
es una forma tan celestial de morir.
Y si un camión de 10 toneladas
nos mata a los dos,
morir a tu lado...
bueno, el placer (el privilegio) es mío.


Una canción que es -como ciertas mujeres- terriblemente divina. Mirá:



Y no pongo esa canción por morbo: TAN enfermito no estoy.

Lo hago por solidaridad gremial. Si realmente el Don Otto que viene ahí me parte de frente, quiero que el periodista que va a relatar la horrenda muerte tenga un contundente dato de color para arrancar su crónica.









[Así fue el comienzo de un finde demasiado placentero en Villa Ventana. Hubo spa: sauna seco, sauna húmedo, hidromasaje, piscina climatizada, sala de rélax para tomar un té hamacándote suavemente mientras veías el arroyito y los cerros... ¿Qué más querías: que primero hubiera un solazo para lagartear leyendo en la pileta exterior y que después se desarmara el cielo para acurrucarte en una king size? Y sí: hubo. También hubo bondiola de cerdo al gruyere con papas, y hubo unas pastas que te obligaron a dejar el plato limpito, y hubo que agarrar con la mano la costilla hecha al asador, y hubo que aceptar que la rompés, crack.]

miércoles, 12 de enero de 2011

749. No les debería dar para sobrar


En un momento del partido que jugaron ayer Liniers y Alianza Lima un hincha albinegro le dijo una pavadita a Gustavo Costas, el técnico argentino del equipo peruano. No me acuerdo cuál fue la pavadita, pero no incluyó insultos.

Costas se dio vuelta, miró a la platea -me miró a mí- y dijo con cierto desprecio:

-Fijate lo que son ustedes...

-No necesitás sobrar, Gustavo -le contesté-. Y no te debería dar para sobrar.

Me quedé esperando al menos una puteadita de un tipo tan venial como Costas. Pero no: volvió a enfocar la cancha y eso fue todo.


Mi compañero del diario Cristian Lema le hacía una nota a Costas y los periodistas peruanos que viajaron para seguir la pretemporada de Alianza revoloteaban, interrumpían, insistían.

-Son insoportables -le dijo el técnico a Cristian, una vez que quedaron solos-. Y si querés, publicalo.


Y ahora banco a Costas -al venial Costas- porque resulta que esta tarde eché un vistazo a lo que publicó la prensa incaica y me indigné y tuve que escribir esto para lanueva.com:


Al menos tres medios peruanos tuvieron enviados especiales a Bahía Blanca para cubrir el primer amistoso de pretemporada del club Alianza Lima, que ayer derrotó a Liniers 1-0 y se prepara en Sierra de la Ventana para la próxima Copa Libertadores de América.

Los periodistas mandaron información sobre los entrenamientos y el partido contra el "chivo", pero también aprovecharon para hacer notas de color: especialmente, con mujeres argentinas.

El Bocón, por ejemplo, entrevistó a dos chicas en la pileta albinegra y tituló que ellas "coquetearon" con el diario... de lo cual no hay pruebas. (Además, publicó un video de dos futbolistas tratando de jugar al básquetbol en el gimnasio "Hernán Sagasti".)



Y como aparentemente son muy cancheros, destinaron espacio para burlarse de la boletería de Liniers ("más parecía un puesto de venta de choripanes") y del referí Mario Ciraudo: "Señor Barriga. El encuentro estuvo en manos de un árbitro bien chistoso, que parecía haberse comido 50 chorizos antes del partido. Ese no corría, rodaba".

En fin. Tal vez sea difícil hacer periodismo futbolístico serio en el Perú, un país cuya selección participó en apenas cuatro Mundiales y ganó dos Copas América de las 42 que se jugaron, y a nivel clubes nunca obtuvo una Libertadores y perdió las dos finales que disputó.

miércoles, 5 de enero de 2011

748. Pero qué onda


-¿Y? ¿Qué onda?

-Uffff... tre-men-da. Es de esa clase de mina divina a la que se le rompe una ojota de 200 mangos pero se hace cero drama: sigue caminando en patas por la tierra en la noche oscurísima, disfrutándola, y de pronto pisa mierda y tampoco se quiebra en un llantito histérico: te dice simplemente "Uh, pisé mierda" y va, se limpia, vuelve y sigue disfrutando como si nada.