No me acuerdo cómo empezó el diálogo con ella. Tal vez empezó como empiezan los diálogos entre fumadores, ahora que tenemos que salir para fumar y en el otro fumador encontrás un compinche para quejarte de la restricción y yo estoy de acuerdo con que no se permita fumar en lugares cerrados de acceso público si esos lugares cerrados de acceso público eligieron adoptar la ordenanza: a mí me da por los huevos que la ordenanza sea tan vigilante, tan absoluta, tan bahiense, y que si tenés un bar no puedas poner un letrero Acá se fuma y que vaya el que quiera y dónde quedó el respeto por la propiedad privada, a quién le gusta mear la Constitución de parado.
Ella se sentó en el escaloncito de la puerta de Pelícano a las 3 de la mañana, se prendió un pucho, juntó las rodillas y se acurrucó como quien tiene frío pero no: tenía pena, eso tenía. Muy flaquita, morocha; pantalón cuadriculado y buzo, exageradamente amplios. No erotizaba ni su pinta de adolescente que ya había vivido mucho.
No me acuerdo cómo empezó el diálogo (Hernán estaba ahí, estuvo un ratito hasta que se asqueó; quizá él sí se acuerde). En un momento ella dijo que estaba para el orto, Así estoy: para el orto, dijo, y le pregunté por qué y dijo:
-Por una hija de puta que lo corre a mi novio. La hija de puta de la mujer de mi novio. Lo corre porque está a punto de parir, la hija de puta. Él quiere estar conmigo y la hija de puta lo corre con el bebé que va a parir. Qué hija de puta, ¿no?
-Bueno, para tu novio es un hijo, ¿no?
-Sí, claro, todo bien, pero la hija de puta para mí que se embarazó a propósito, de hija de puta que es, porque piensa que con un hijo lo va a retener. Y yo también estoy embarazada. De un mes estoy.
-¿Y también es de tu novio?
-Sí, obvio. Pero este es buscado. Yo hace rato que quiero tener un hijo porque ya perdí un embarazo cuando tenía 15. Este es como una revancha.
-¿Ahora cuántos años tenés?
-¿Cuántos me das?
-18.
-19 tengo.
-¿Y qué pasó con el otro embarazo?
-Nada, lo aborté. Yo no quería abortar, ¿eh? Para mí, si abrís las patas para coger tenés que abrir las patas para parir y después tenés que abrir las patas para hacer las cosas de la casa: lavar, cocinar, lo que sea. Eso pienso yo. Mi papá y mi mamá murieron cuando yo tenía dos años y fui adoptada, y el bebé ese era de mi hermanastro y mi hermanastro no quería saber nada con tenerlo.
-¿Te obligó?
-¿A qué? ¿A coger o a abortar? A coger no. Bah, más o menos. Yo nunca lo vi como un hermano, no era mi hermano. Y a abortar sí me obligó, un poco sí.
-¿Cómo?
-Fácil: "Abortá o te recontracago a trompadas". Y yo era rechiquita, tenía 15.
-¿Y ahora te sentís preparada?
-Sí. Bah, qué sé yo. Creo que sí. Yo quiero tener un hijo. Quiero tener un hijo de mi novio. Lo que no me banco es a la hija de puta de la mujer de él. La hija de puta le come la cabeza, no sabés. Y el otro pelotudo le da bola, de lástima, y no se da cuenta de que lo está usando, lo quiere retener a toda costa. Y por eso ando como el orto. Che, gracias por escucharme, chabón. Me voy adentro con mi novio. Yo no debería estar fumando, ¿no?