105. Es para vos, Súperman
Si de chiquito te hiciste el Súperman desde la cuna y cabeceaste el piso y ahora sos uno de esos tantos salames gratuitos que se atreven a discutir a Bahía Blanca como Capital del Básquetbol, y no te bastó esto, esto, esto, esto, esto y esto, ya ni esperes que la medicina te dé una mano. Perdiste, loco. Resignate. Tu familia te va a querer igual, supongo. Y de última, tranqui: siempre habrá alguien en una ONG con ganas de darte de comer en la boca haciendo el avioncito ¡brrrrrrrrrrrmmmmmmmmmm... qué rica la papaaaaaaaa!
Igual, porque me gusta perder el tiempo, te cuento que Bahía acaba de vivir la reeditada Fiesta Nacional del Básquetbol, que incluyó, entre otras cosas, un encuentro solidario con Manu y Pepe, la selección nacional entrenando ocho días para el Preolímpico, un amistoso contra Uruguay (tribunas llenas y gente afuera, no como en Mardel...), un torneo de tres contra tres, una clínica del Oveja Hernández para 50 y pico entrenadores, elección de la reina y el partido más largo de la historia: por lo menos, en Sudamérica...
Acá quisieron venderlo como récord Guinness, pero en cuanto a la extensión existen registros superiores como un Duke-North Carolina de enero de 2006 que duró 57 horas, 17 minutos y 41 segundos, un desafío en Singapur que llegó a las 53 horas y media en noviembre de 2005 y un juego en Alemania que cumplió 33 horas y 35 minutos en abril de 2005.
Aunque, ojo: se pueden reclamar dos lugares en el famoso libro. Uno, por la cantidad de jugadores que participaron (561) y otro, porque un mismo árbitro dirigió las 27 horas (Marcelo Zabala).
Y el resto de las ciudades pueden aspirar -en lugar de sustancias extrañas- a quedar en la historia gracias a la siguiente relación: número de habitantes/Supermanes que se golpearon la cabeza.
Igual, porque me gusta perder el tiempo, te cuento que Bahía acaba de vivir la reeditada Fiesta Nacional del Básquetbol, que incluyó, entre otras cosas, un encuentro solidario con Manu y Pepe, la selección nacional entrenando ocho días para el Preolímpico, un amistoso contra Uruguay (tribunas llenas y gente afuera, no como en Mardel...), un torneo de tres contra tres, una clínica del Oveja Hernández para 50 y pico entrenadores, elección de la reina y el partido más largo de la historia: por lo menos, en Sudamérica...
Acá quisieron venderlo como récord Guinness, pero en cuanto a la extensión existen registros superiores como un Duke-North Carolina de enero de 2006 que duró 57 horas, 17 minutos y 41 segundos, un desafío en Singapur que llegó a las 53 horas y media en noviembre de 2005 y un juego en Alemania que cumplió 33 horas y 35 minutos en abril de 2005.
Aunque, ojo: se pueden reclamar dos lugares en el famoso libro. Uno, por la cantidad de jugadores que participaron (561) y otro, porque un mismo árbitro dirigió las 27 horas (Marcelo Zabala).
Y el resto de las ciudades pueden aspirar -en lugar de sustancias extrañas- a quedar en la historia gracias a la siguiente relación: número de habitantes/Supermanes que se golpearon la cabeza.
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