miércoles, 25 de abril de 2007

4. Palabras que valen toda pena


S
onará egocéntrico e incluso 100% estúpido, y tal vez sea eso y más también. Pero descartada la posibilidad de cambiar el mundo, una de las cosas más lindas que tiene el periodismo es el reconocimiento de la gente.

Y no me refiero a que te saluden por la calle o al cuchicheo de la mesa de al lado en un restorán. Estas situaciones quedan reservadas para los de radio y los de tele.

Me refiero a cuando alguien se toma el trabajo de leerte (porque leer es eso: un trabajo, cada vez más) y por equis causa tu texto le llega y decide decírtelo.

Entre los correos que recibí luego de la publicación del suplemento especial a 25 años de la recuperación de Malvinas, necesito compartir algo de uno. No conozco personalmente al remitente. Dice:

"me emocioné con los relatos de mi viejo
y me enteré de cosas que a él le costaba contar".

Lo envió Pablo, el hijo de Salvador Pichón Fernández: uno de los tres periodistas que protagonizan la historia, que falleció en 2003 y a cuya memoria (y a las de mi abuelo y los caídos en la guerra) dediqué el trabajo.

Gracias, Pablo. Tu mensaje justificó la angustia, el esfuerzo, la espera desalmada de casi un lustro, las broncas, los insomnios, todo.

2 comentarios:

Gasper dijo...

Abelito, mis más sentidas felicitaciones por este trabajo tan enorme como necesario.

Por suerte conozco tus palabras escritas, pensamientos expresados y formas de actuar y en consecuencia sabés muy bien la alegría que me dan tus logros y demás.

Sobre este tema en especial, escribí un cuento que se encuentra en la fecha correspondiente del blog, y tuve la satisfacción de que sea representado por un grupo de alumnos durante el acto llevado a cabo en la escuela donde doy clases.

Malvinas siempre será un tema extremedamente doloroso, y los dos sabemos que la escritura acorde, más allá del respeto y el homenaje, sirve para aquellos que despidadamente buscan el olvido.

Es verdad, son palabras que valen la pena, pero lástima la pena que sigue estando.

Abel, querido, un abrazo grande y un placer tenerte, por este medio, un poco más cerquita.

AEZ dijo...

Gastón: gracias, estás muy gentil. ¿Te aflojó el bepi? Me preguntó qué se hizo de aquel cadillaquizado compañero de perversidades lingüísticas, chamán de la macumba ad hoc para que la bruja Cachavacha dejara de maltratarnos en Latín I... Abrazo.