413. En Montecarlo dejé hasta los calzoncillos
[Sale la tercera entrega de las historias europeas colgadas. Esta ocurrió en la Costa Azul francesa, claramente un lugar de merde.]
Teníamos dos opciones: 1) nos quedábamos cuatro días en Barcelona y veíamos un partido de Pepe Sánchez, o 2) agarrábamos un auto y recorríamos la Costa Azul francesa.
Glamour, Teté. Arrancamos en un Gol azul gasolero por los Países Catalanes y sus montañas y sus viñedos y sus autopistas con peajes glamorosos de, ponele, 18 euros y cero presencia humana: pasabas la tarjeta de crédito por la máquina, te escupía un recibo y la barrera se subía.
Decidimos hacer base en Niza por dos razones: 1) desde ahí podríamos subir a Montecarlo y bajar a Cannes, Saint-Tropez, Toulon y Marsella, y 2) ahí encontramos el único hostel de la zona cuyos precios no nos obligaban a alquilarles nuestros cuerpos a los camioneros de la Comunidad Europea.
Estaba bueno, el hostel. Tenía onda como casi todos (un montón de jóvenes en ebullición having fun celebrando la vida disfrutando el mundo siempre es un buen ambiente); tenía un bar donde vendían cerveza a un eurito; tenía Internet gratis.
También tenía, sin embargo, un par de problemitas. Uno: quedaba lejos del centro y en una colina demasiado empinada. Dos: el descontrol del lugar anidó en una recepcionista australiana que cierta noche, después de toneladas de cerveza a un eurito y un interesante desajuste hormonal, se empomó sonoramente a otro canguro en nuestra habitación y delante de todos, tras lo cual bautizó la cama con un contundente y oloroso vómito.
Pero muy linda, Niza, ¿eh?
El Día de los Trabajadores del año dos mil ocho después de Nuestro Señor Shisuscráist salimos a festejar holgazaneando por la Costa Azul francesa, con rumbo norte.
Si mirabas por las ventanillas derechas del tren, te bañaba el azul inescrupuloso del Mediterráneo. Nos bajamos en Cape D’Ail, una villa nariz parada con cirugía desde la cual partía un sendero que llevaba hasta Montecarlo atravesando los acantilados y los yates con helicóptero.
Había una bandera como la de River pero con los colores al revés, estaban los tubos de aire en filita y los trajes de neoprén colgaban, goteando. Mente Sherlock concluyó: "Elemental: estos tipos acaban de bucear".
Era un mediodía soleado y fresquito. Mente Sherlock fue al negocio y preguntó si había otra salida: sí, había, pero después de comer.
-¿Y cuánto cuesta? Ojo con lo que decís: soy un argentino indigente –dijo Mente Sherlock.
-Y..., para vos, 25 euros –dijo el dueño, un francés que chapuceaba español e inglés.
-¡Eeeehhhhhhhh! –se asombró falsamente Mente Sherlock, que venía de pagar 40 euros para bucear en Croacia—. ¿Todo incluido?
-No. El alquiler del equipo se cobra aparte.
-¡Eeeeehhhhhhh! Dale, soy un argentino indigente y me encanta La Marsellesa –dijo Mente Sherlock, como si.
-Bueno, OK, 25 euros todo.
-¡Allons enfants de la Patrie!
No iba preparado para bucear. Esto me obligó a ponerme los jeans sin nada abajo y a transportar en la mano mis calzoncillos mojados mientras nos cruzábamos con gente coqueta rumbo a Montecarlo.
Apenas pisamos el Principado de Mónaco tuvimos que hacer una parada técnica en el McDonald's más cheto del mundo para acallar unos estómagos que andaban vacíos desde hacía nueve horas. No podíamos pensar del hambre.
Cambio: sale Mente Sherlock, entra Mente Cato.
Recién después de tragar hamburguesa y papas, después del pucho, después de recorrer el puerto obsceno con sus barcos multimillonarios,
después de saludar a Fangio y ver las instalaciones del Gran Premio de Fórmula 1,
después de que el casino de merde me desplumara 100%,
recién entonces, cuando dije: "Me quedé sin un mango. Estoy en bolas", me di cuenta de que era literalmente así: me había olvidado los calzoncillos en el McDonald's.
11 comentarios:
Eso le pasa por no elegir los 4 días en Barcelona (uno tiene que defender la patria, ¿no?)
Buena historia. No le mangueaste al peaje porque era una máquina. Igual algún intento de pasar sin pagar habrás hecho o pensado. El pelo te hacía más viejo.
Fodor Lobson: créame, nada asegura que de haber elegido Barcelona todavía tendría esos calzoncillos...
Matías: gracias, chaval. A las máquinas daban ganas de patearlas cuando no aceptaban nuestras tarjetas tercermundistas y se formaba una cola de franceses bocineros. Soy viejo, qué le voy a hacer.
¿Y todavía no aprendes que tienes mala suerte en el juego? ¿Cuándo vienes po acá de nuevo? Están inaugurando como 10 casinos este año
Ya me andaba preguntando qué había pasado con tus historias de viaje. Definitivamente, mi sección preferida.
Fantástico blog me gusta fantásticas ilustraciones, muchas gracias por su edición con tan buen gusto felicidades, reciba un abrazo
Hmm, creo que te olvidaste de poner las fotos de la australiana :P
Abrazo!
jejeee, y al que le guste Montecarlo que le cueste, vos pensaste que por ahi el casino te pintaba una sonrisa, pero no..
solicito más fotos del buzo en búsqueda de tesorito, je. alguna sirenita, pez, estrella, moneda, vaya a saber qué cosa se topó por esos fondos...y no llores, el pelo se cae, y las canas también pintan... pero quien te quita lo vivido (que es más oportuno que bailado,no?) o quizás ambos, je...
besos,
gurisa.
Skok: no, no aprendo más. Así de duro soy. Ya voy a ir, po. Besote.
Anónimo: se agradece. Y se agradecería un nombre o un nick; anímese, no cuesta nada.
Naturline: ¿vibrador para iPod? Andá, espamero desagradable. Y no vuelvas más.
Kiuman: no valía dos mangos. A Labrunita no le llegaba ni a los talones, jejeje. Abrazo.
Gurisa: nadie me quita lo vivido, por eso trato de vivirlo con la mayor intensidad. Hay más fotos del buzo pero son porno, ¿valen igual? Cariños.
Jajajaj. Esas son las que hay que ver. Precisamente no tengo ningún registro vivencial de un buzo porno, asi que es LA oportunidad, no? y se sorprende de la frondosa imaginación?!?!?. Mínimo un par de fotos, porque me resulta difícil visualizar situación algo bizzarra con ese trajesimulador de reptil, mmmm...eso sí es deporte extremo, jejeee. Mándela nomás, y no arrugue.¿Para qué agitó? Je.
Besos.
Gurisa.
Gurisa: no agito. Pero las fotos porno del buzo son contenido premium de "Etcétera". Hay que recaudar, sabrá comprender.
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