domingo, 22 de noviembre de 2009

592. Asamblea, congreso y reunión


N
unca había participado de una asamblea.

Mi paso por el secundario no tuvo esa clase de combatividad. Hice los estudios superiores en instituciones eclesiásticas que desalentaban religiosamente toda agrupación que no fuera la misa o la Acción Católica. El Sindicato de Prensa todavía no me enganchó. Y no había podido viajar a las anteriores del Foro de Periodismo Argentino.

Por eso el jueves sentí esos cosquilleos de lo iniciático, lo fundacional. Éramos 50 tipos de distintas partes del país, preocupados por la profesión, discutiendo, pensando, consensuando. Horas.

Hasta formé parte de una Junta Electoral innecesaria, porque había una sola lista. Que integró como secretario el bahiense Gabriel Bermúdez (Canal 9) y que fue elegida por unanimidad.


El cuarto congreso nacional e internacional de Fopea le dio otro relieve a los turbulentos días porteños. Digámoslo así: es un lujo. Frenar un par de días para pensarnos, criticarnos, esperanzarnos: un lujo. Escuchar el discurso inaugural de Bill Kovach -una celebridad del mundo periodístico, sin la cual esta profesión sería más renga-: un lujo.

-Volvería ya mismo al primer día, ¿sabés? -me dijo Bill.

Afortunadamente, pude compartir bastante tiempo con él; fueron como clases exclusivas e inolvidables: un lujo. Incluso hice de traductor para esta nota de Susana Reinoso en La Nación.

Por supuesto, me contó en detalle qué pasó ese primer día. Él estaba en la Marina yanqui porque su padre -un inmigrante albano agradecido- lo había obligado. La familia se sentía en deuda con los Estados Unidos y que sus hijos sirvieran al país era quizá la única retribución posible.

Bill pertenecía a los buzos tácticos pero no podía bucear por un mal de ojo. Lo que de todas formas vio fue el encanto del mar. Definió estudiar biología marina. Ya tenía 24 años y dos hijos: necesitaba juntar plata para la universidad. Gracias a un amigo consiguió que lo contrataran para hacer las suplencias veraniegas en el diario de su pueblito, en Tennessee. Bill sabía escribir; no sabía nada de periodismo.

El primer día lo mandaron a cubrir qué pasaba en la Municipalidad. Y no pasaba nada. Volvió a la redacción y algo desanimado llamó a su hermano, que trabajaba como editor en otro periódico en la costa oeste. "Tenés una gran historia. Yo la pondría en tapa", le dijo. "¿Qué? -se sorprendió Bill-. ¿De qué estás hablando? ¡Si no pasó nada de nada!" Respondió el hermano: "Por eso mismo: el ciudadano paga sus impuestos para que en una Municipalidad sí pase algo". Bill fue, reporteó, escribió, firmó en la portada y descubrió para qué estaba en este planeta:

-Para ser periodista. Para cambiar cosas, hacer diferencia, dar servicio a la gente. Es algo maravilloso, incomparable -me dijo Bill a los 76 años, en voz baja, con una timidez y una humildad adorables luego de más de medio siglo brillante en el que educó a generaciones de periodistas con Los elementos del periodismo, un libro indispensable-. Volvería ya mismo al primer día, ¿sabés?


No sé cuánto tiempo había pasado. Años, seguro. Tal vez nueve.

Están como los recordaba mis ex compañeros de Letras -excepto un toque Facu, que ahora tiene ojos grises muy poco Conurbano. Una alegría verlos. Y una pena que no pudieran ir Maru, Pepa, Láion, Gastón. Pero al menos nos pusimos al día, también con Leticia "No Me Las Hago Ni En Pedo Para No Perder Sensibilidad" y Carlitos, con quien solíamos perdernos clases y en vasos de cerveza y en charlas anárquicas que sólo se frenaban cuando el chino del sucucho nos decía que basta, que no le convenía seguir abriéndonos botellas porque la luz le salía muy cara.

"Quiero relato en tu blog de la tarde de hoy y el fin de la velada con Carlitos", me mensajeó Leti después.

Bué, es domingo, estoy troquelado y no me da para tanto, pero ¿cómo iba a terminar? Como siempre: colgados de la vida. Hasta unos minutos antes de que saliera mi bondi. Que si no...

5 comentarios:

POLLY dijo...

Muy bien lo de las asambleas,para cambiar o permanecer hay que estar activo,criticar o defender lo que se cree correcto...EXCELLENT,congrats.
Por otro lado..."Ni Yankis ni Marxistas , periodistas"...diría un"amigo" Besis

León dijo...

Hubiera gustado -y no sabés cuánto-de haber estado presente.

Esperemos otra alineación cósmica más favorable, a cuenta de esta.

Aparte, ya me dejan tomar cerveza. Y volver tarde.

Gastón dijo...

La vida para el ladode atrás están construidos de los recuerdos sin olvidos.
Algunos buenos, otros no tanto, y los famosos recuerdos-relocos.

Lamento la presencia de mi ausencia en esa mesa de rubias y Let (ok, y no hablo de tu nuevo peinado que descubrí en alguna imagen ajena), pero, como ya te lo he dicho en otras oportunidades, una alegría tenerte presente en este mundo loco y giratorio.

Abrazo y hasta la próxima!!!
(porque siempre hay una próxima...)

Anónimo dijo...

Siempre es un placer volver a cruzarse en algún rincón, y mucho más aún con quienes se ha vivido y compartido un pedazo de vida, con sabor y sin(sabores) varios, je. También.

Esos momentos que nos ponen más blandos y sensibles, ayy que sería sin la memoria emotiva... aunque a veces deseamos tener un episodio amnésico...jeje.

Voto por la alineación planetaria, el choque (también), digo un crashh, las simetrías nunca me gustaron mucho, romper el esquema visual...y lluvia de destellos estelares.

Ufff como me agarró el lunes lluvioso... jeje.

Buena semana,
besos,
G.

AEZ dijo...

Polly: tal cual. A veces re da embarrarse.

León: jejeje, ¿te cortaron las cadenas, vos decís? Hmmmmm...

Gastón: claro que habrá una próxima. Es necesario, creo.

Gurisa: precisamente a mí también me sirvió el reencuentro para refrescar situaciones que había olvidado. Surgió cada cosa... Buena semana para vos.