lunes, 18 de agosto de 2008

368. Luqueando


D
esconozco si el actor Andrea Prodan es o se hace, pero (aunque hace tiempo formó familia en la Argentina y acá vive) cuando habla, habla como su hermano Luca.

Y de eso se trataba -de luquear-, así que si cerrabas los ojos el viernes en el teatro Don Bosco mientras Andrea, solo en el medio de un escenario mínimamente iluminado, rasgaba una guitarrita y cantaba, por ejemplo, la versión luqueada de Redemption Song de Bob Marley, casi que.


Digámoslo: un sumero tiene, necesita, licencia nostalgiosa para emocionarse con los casi que. El casi que del primer disco de Divididos (40 dibujos ahí en el piso), el casi que de casi todo Las Pelotas.

Y también el sumero sabe, sufre, que siempre será eso: un vil casi que. Porque no habrá nada igual al pelado ese.


Ver al pelado ese en la película-documental Luca, de Rodrigo Espina, verlo permanentemente, inéditamente, contando partes de su vida de película-documental en un casete grabado en 1986 como si hablara desde el más allá, y ver a sus ex compañeros, ex novias, ex familia, ex amigos, extrañándolo (porque todo es tan feo ahora, por qué todo es tan feo ahora), expresa la experimentación del éxtasis del casi que.

Luca actúa, Luca canta, Luca se ríe, Luca se padece, Luca se hace libertad, Luca se vacía, Luca se inmortaliza (Luca luquea); a Luca lo recuerdan su brava y divertida mamá escocesa, su amigo italiano Duccio quemado por la heroína, algunos de sus miles de huérfanos.

Y está bueno verlo.

Por eso, cuando la peli terminó después de una hora y media, los 500 tipos que pagaron 40 mangos regalaron una ovación muy recital.

También por eso, aunque era tarde la mayoría se quedó a la sesión de preguntas y respuestas con el director y Andrea Prodan. Espina se presentó y dijo que había tardado 15 años para hacer Luca.

-¿Por qué -le pregunté- si tardaste 15 años no aparecen ni Diego Arnedo, ni Ricardo Mollo, ni Roberto Pettinato?

-Hay que preguntarles a ellos -tiró, bastante incómodo-. Yo, por supuesto, los invité. Incluso grabamos unas escenas; está ese material. Y después de grabarlas Ricardo y Diego me abrazaban, lloraban. Pero un día me llamó su representante y me dijo que mejor no, que los dejara afuera de la película. Un gigante Fuck you! para ellos, desde lo más profundo de mi corazón.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

cuando lo oí nombrar por primera vez pensé que era un zoquete que lucraría de su hermano muerto.

hasta que escuché su disco VIVA VOCE.

¡este tano Andrea está demente!

es todo un personaje, más artesano que artista.

Anónimo dijo...

La frase que cierra es tuya o del director? O de ambos?

AEZ dijo...

Carnavalito: me pasó exactamente lo mismo. Pero está claro que comparte los mismos genes que el pelado ese.

Diego: es de él, textual. Y la comparto.