lunes, 20 de septiembre de 2010

714. Cinco cosas que me pasaron en Nueva York y jamás olvidaré

(Desde Nueva York)


1)
Estar en una reunión en la sede central -monumental, obscena- de Bloomberg recibiendo detalles sobre su famosa terminal de información (cuesta unos 20.000 dólares por año: la tienen 270.000 tipos, entre ellos los que dirigen el planeta), y que de golpe, de la nada, como si nada, irrumpa... ¡¡Oliver Stone!!

Llegó para unas entrevistas por el lanzamiento de Wall Street 2: el dinero nunca duerme, le dijeron que nosotros éramos periodistas de todo el mundo y vino a saludar.



2)
Pasar el día en el Museo Metropolitano de Arte (el famosísimo Met) y admirar algunas de sus 2.000.000 de obras, pero que te pegue especialmente el Mangaaka -Nkisi N'Kondi-, una figura de poder en el Congo que desde el siglo XIX inspira reflexión sobre las consecuencias de transgredir códigos de conducta social, y lo hace desafiante, temerario, con esa cara y con ese gesto.



3)
Vagabundear por el Village de Manhattan en una noche zamarreada, oír algo perfectamente amigable y entrar en un tugurio donde la rompe una banda de jazz que encabeza un pianista texano rubio enrulado de 19 años.



4)
Entrarle al New York Times y charlar con Bill Keller, el namberguán.



5)
Sentir el espectáculo genuino de una iglesia negra del Harlem.


Nos tomamos el subte el domingo a la mañana con Modupe, mi compañera nigeriana, y acá estamos: es un templo amplio pero austero, con la excepción de un súper aire acondicionado que el semidesnudo de la cruz aguanta estoico porque, claro, es el hijo de.

A los dos minutos Modupe y yo ya estamos llorando -tan intenso es esto: la pasión con la que cantan y bailan, alabado sea.

-¡Que se paren los que han venido a esta casa por primera vez! -pide el reverendo.

Nos paramos.

Unos 500 feligreses se dan vuelta para mirarnos. Modupe al menos es negra: yo no sé dónde meter mi más o menos blanca humanidad.

Pero lo que podría ser un momento incómodo es un abrazo: nos cantan la bienvenida, bailando, nos dan la mano, bailando, nos sonríen, bailando, nos aplauden, bailando.

Baila y baila el reverendo, y lanza una pequeña invocación e invita a hacer "un regalo de amor". Por interés baila el reverendo: banco por banco, todos caminamos hasta el escenario para dejar unos dólares en canastas tamaño Madison Square Garden, mientras el coro canta I am a friend of god y ocho chicas vestidas de azul y blanco posesas bailan y bailan.

Ahora una reverenda invitada dice que para conseguir la Gran Fe es necesario tener a) audacia, b) persistencia y c) humildad.

Dice: como enseña Mateo 15, 21.

Dice: como el bulldog, que cuando tiene una presa en la boca levanta el hocico para poder respirar.

Dice: como nosotros, que después de varios millones de dólares y tres años de lucha judicial logramos esas 40 hectáreas en Nueva Jersey para que nuestra iglesia continúe desarrollándose.

Dice: cómo no decir... ¡aleluya!

¡Aleluya!

El pianista arranca, lo sigue el bajista, después va el baterista y vuelve el coro: aleluya.

-¡Aleluya! -dice el reverendo-. Gracias..., gracias a dios por tanto..., gracias a ustedes por sus regalos de amor.

Vuelve el juego de la canasta. La canasta se llena. Se llena el espíritu. El espíritu saluda hasta siempre.

7 comentarios:

Natys! dijo...

Definitivamente el punto cinco es mi favorito. Por que en las películas siempre aparece un coro, un reverendo y un aleluya! Buenísima experiencia digo así como medio loca! Fijate si podés tomar un poquito de sol para estar más moreno.
La verdad es que se nota que te estás matando, un verdadero sacrificado...y por eso aleluya! jajaja besos!

Lelé dijo...

Me mata el cholulismo: el primer punto es espectacular!

Anónimo dijo...

Como te salta el cholulo, ja.Tremendo.

Ahora, lo que SI me gustó la segunda fotito de la escultura. La verdad, fuerte por donde se lo mire.

Y respecto de tus crónicas religiosas, no se qué bicho te picó pero le estás entrando a muchas, je. Me equivoco? Entiendo es un fenómeno interesante para narrarlo "desde adentro", pero que te banques una ceremonia, y te sumes al circo poniendo unos dólares... too much!! Me encantaría googlear y encontrar video con un seudobautismo, y orando y alabando al hermano convertido, jajaja.
Abelito, el paraíso está por acá y vos volás para mostrar tu costado carismático. Quiero el video YA. jaja. O pongo unos dólares para conseguirlo, y hago cadena por el hermano...alabado seas. Je.

Abrazo,
G.

AEZ dijo...

Natys!: para mí también el 5) es el favorito. Pasé un buen tiempo el sábado buscando un templo gospel genuino, cero turístico, hasta que encontré este. Y fue algo muy poderoso, en varios sentidos. El sábado vamos a Miami y ahí espero hacer playa. ¡Aleluya!

Lelé: fue todo un shock, imaginate. Tanto, que se me pasó agradecerle por la peli de los Doors...

AEZ dijo...

Gurisa: jejejejejejeje, naaahhhhhhh... Me interesa la religión como objeto de estudio, ponele. Pero trato de ser lo más respetuoso posible en mi acercamiento: no ridiculizaría a alguien por tener una fe -cualquiera sea-; tal vez sí lo envidiaría.

Anónimo dijo...

Cuando leo tu blog este pensamiento viene a mi cabeza: hay gente que tiene vidas copadas y vos sos una de ellas. Qué decir...increíble viaje, increíbles anécdotas, me gusta tu forma de redactarlo porque que hace que uno pueda transportarse, sos groso y no por nada estás donde estas, no descubro nada nuevo.
Espero el post de Miami, a ver que como te trata esa ciudad.
Enjoy it for us!!

Sil

AEZ dijo...

Sil: pero bueno, bueno, ¡pavada de mimo! Mil gracias. Yo también espero con ansias Miami; sobre todo porque vamos a tener menos actividades y eso significa más playa, más joda, más noche: más "vida copada".