lunes, 24 de enero de 2011

751. El tipo al que odiaban casi todos en el "Washington Post"



Cuando por recomendación de mi amigo John Kelly hace cinco meses fui a visitar al ombudsman de The Washington Post, vi que su oficina daba a la calle 15, donde está la entrada al edificio, y había gente sacándose fotos en la escalinata de acceso, justo debajo del letrero.

-Yo acabo de hacer eso mismo -observé-. Para los periodistas es un símbolo muy fuerte...
-Claro -me dijo Andrew Alexander-. Pero las cosas en el Post ya no están como solían estar.

[Foto: John Kelly.]


Recuerdo la escena porque expresa el tono de la última columna de Andy en su despedida como defensor del lector, publicada ayer, y cuyo comienzo parece sacado de una anécdota similar.

Andy se pregunta: "¿Durará la reputación de excelencia periodística del Post?".

Para él, la calidad del diario cayó. Pero aun en sus peores días sigue siendo mejor que la mayoría.

"El Post y su periodismo sobrevivirán", dice, aunque el nivel futuro "depende de quienes integran la redacción."


-Muchos lo detestan, pero a mí me cae muy bien. Creo que hace un gran trabajo. Y es un tipo interesante -me dijo John, columnista del Post con quien compartimos la experiencia en Oxford, antes de llevarme a lo de Andy.

Amable y sonriente, con voz pausada se presentó:

-Soy el 14º ombudsman del Washington Post. Por contrato, no reporto a ningún jefe. Soy 100% independiente.

-¿Te gusta lo que hacés? -le pregunté.

-Sí. Con tantos cambios esto es un caos, pero al mismo tiempo es fascinante ver semejante transformación. Tengo más de 40 años en la profesión y, para mí, lo que hago ES periodismo.

Diariamente, Andy recibía decenas de correos con quejas sobre lo que salía en el periódico: "La mayoría de la gente envía reclamos errados", me dijo. Su laburo era verificar los casos en los que estuviera en juego la buena praxis: investigaba, entrevistaba a los periodistas, evaluaba, criticaba. Como un agente de Asuntos Internos, ponele.

-¿Y cómo te llevás con tus colegas de la redacción?

-Casi todos me odian -dijo-. Pero es algo que viene con el trabajo.

7 comentarios:

John Kelly dijo...

I'm going to miss Andy.

AEZ dijo...

John: I really enjoyed meeting him, thanks again for the recommendation. So, were you the only guy in the newsroom who DIDN'T hate Andy?

The Daily DG dijo...

Triste, muy triste. Ojalá que rebote.

Ahora, que todos lo odien no es raro, creo que es casi obligatorio si el tipo hace su trabajo y el diario le garantiza total independencia. Hay que tener "thick skin" para bancárselo nomás...

Anónimo dijo...

Coincido. Es inherente a todo juego de poderes. Por qué sería la excepción? Sobre todo por qué se trata de un medio, y las movidas internas -individuales y no- ponen en juego muchas cuestiones.
Mas allá de las singularidades del "tipo", el tema es el rol. No se cuántos colegas se lo bancarían con comodidad.
Y realmente si es así como relatas, ojalá encuentre espacios saludables de oxigenación. Jal. De lo contrario, si es por la lucha misma entre titanes, ningún salario vale el pellejo descarnado.

Abrazo,
G.

Lelé dijo...

Impresionante.

Anónimo dijo...

querés justificar la cantidad de gente que hace cola para laburar con vos?

AEZ dijo...

The Daily DG: totalmente de acuerdo con la segunda parte de tu comentario. Pero no entendí lo de "ojalá rebote": WTF?

Gurisa: ni hablar. Para mí la figura del ombudsman es 100% necesaria, EN CUALQUIER MEDIO. Pero, en fin...

Lelé: ¿qué cosa?

Anónimo: no sé de qué hablás. ¿Estás buscando laburo y/o apenas sos otro/a resentido/a?