789. Serie "Querido diario": Día 4: Juegos
(Desde Washington, DC)
  
La cosa en los Estados Unidos suele funcionar más o menos así: 
    1) los medios publican potentes imágenes del fenómeno meteorológico descargando su furia en alguna islita tan paradisíaca como de ubicación improbable;
    2) los que dan el clima en la tele se paran 
delante de un mapa interactivo y alertan que el huracán se encamina 
hacia tu casa, así que ojo, tomá precauciones;
    3) vas al CVS Pharmacy de la esquina y no queda 
ni una maldita aspirina porque los Homeros de este bendito país salieron
 enloquecidos a llenar changuitos con provisiones que alcanzarían para 
saciar el hambre del África septentrional.
En fin. Luego de pasar el trapo en las Bahamas, 
según el pronóstico "Sandy" empezará a sentirse acá en la capital recién
 esta noche. 
"Y a mí qué me importa -pienso, mientras devoro 
sin culpa un Skinny Cow sabor dulce de leche y made in Oakland-. Total,
 voy a estar bien lejos."
El programa del gobierno norteamericano que 
me dio la oportunidad de cubrir las elecciones incluyó cuatro días 
atorados de actividades en Washington, pero hoy mismo los 50 periodistas
 del contingente deberíamos estar ya establecidos en uno de los estados 
aún indecisos, que es donde se definirá la muy pareja batalla entre el 
mandatario demócrata Barack Obama y el retador republicano Mitt Romney.
Las encuestas coinciden en darle algún puntito de
 ventaja a Romney en el voto popular. Sin embargo, el presidente surge 
de un Colegio Electoral integrado por 538 miembros; sumando por lo menos
 270 apoyos, uno de los dos gobernará hasta 2016.
Entonces, podés tener más votos y quedarte sin 
nada igual. Ya pasó cuatro veces en la historia estadounidense: la 
última fue en 2000 cuando el demócrata Al Gore le sacó medio millón de 
votos al republicano George W. Bush, quien finalmente fue consagrado 
gracias a que la Suprema Corte le dio los controvertidos electores de 
Florida.
Si esto volviera a ocurrir, lo novedoso sería que
 nunca antes un presidente en ejercicio logró la reelección cuando la 
mayoría votó para echarlo. Dwight Eisenhower, Richard Nixon, Ronald 
Reagan, Bill Clinton y Bush consiguieron un segundo mandato incluso 
legitimados por caudales superiores a los que habían sacado al 
postularse por primera vez.
En ese escenario, con un Congreso hostil, Obama se las ve afroamericanas.
Para la consultora Ipsos, el actual presidente tiene "entre 70 y 80% de posibilidades" de seguir.
Y podría perder el voto popular porque "más gente
 se identifica como demócrata, pero los republicanos participan más en 
las urnas", entre otras razones que puntea la vicepresidenta de 
Encuestas sobre Asuntos Públicos, Julia Clark.
Un momento clave en la campaña quedó marcado por 
el primer debate, cuando Romney, que llegaba muy de atrás, se preparó a 
fondo y azotó inesperadamente a Obama. A partir de entonces los 
conservadores se animaron a creer y salieron con fiereza a gritar su 
propio "Yes we can".
Puesto en números del Pew Research Center: en 
julio Obama hacía la plancha con 64% de apoyo fuerte contra 34% de 
Romney. "Ahora están 68% a 67%", indica el director de Sondeos Scott 
Keeter.
"Cuatro años más", tituló el Washington Post
 su respaldo editorial a la reelección de Obama. Según concluyó el 
diario, el presidente "está mejor posicionado" que Romney para liderar.
 
  
 Esto (es decir: que un medio banque explícitamente a un candidato) es 
normal en los Estados Unidos. Los periodistas trabajan física y muchas 
veces también ideológicamente separados del área de opinión. Y ni hablar
 del departamento comercial.
Así, por ahí salen publicadas notas "contra" los 
intereses políticos y monetarios de la empresa. Se llama independencia y
 profesionalismo. Ojalá pasara en nuestro país.
A cambio -en buena parte por impulso del 
kirchnerismo-, repetimos un modelo pavote, vetusto y bastante ordinario: 
los pros y los antis, en guerra permanente y casi sin grises. Acá lo 
expresan sin posibilidades de disimulo MSNB con Obama y Fox News con 
Romney.
"La inmigración será un tema prioritario en 
los años venideros", afirma Bill Nichols, editor general de 
Politico.com, una página informativa ineludible para entender más y 
mejor esta elección.
Añade Ron Elving, experto de la National Public 
Radio: "A menos que surja otra amenaza a los Estados Unidos, el que gane
 va a prestarle más atención a América latina. Y si es Obama, tendrá la 
obligación política y moral de hacerlo".
Es que el relevante voto latino parece que otra 
vez se volcará masivamente hacia él: la relación es de "2 por 1, o más",
 de acuerdo con el Pew. Y pese a que las promesas incumplidas del 
mandatario sobre el tema inmigratorio causaron cierta decepción en la 
comunidad. 
Son al menos ocho estados en los que se 
jugará la presidencia: otra vez Florida (que tiene 29 votos 
electorales), Ohio (18), Virginia (13), Wisconsin (10), Colorado (9), 
Iowa (6), Nevada (6) y New Hampshire (4).
 
A mí me toca jugar en Las Vegas.
Y no: parece, pero no es joda. Me asignaron hacer
 la cobertura desde la capital de Nevada, la Ciudad del Pecado, donde lo
 que pasa ahí queda ahí y tooooooodos los demás clichés que nos inoculó 
Hollywood. 
Espero sobrevivir.
De todas formas, qué quieren que les diga, tengo la cabeza en otro juego.
El viernes se lo dije en Twitter a Rubén (alias @tmtmotivados): "Me preguntan por Obama y Romney pero a mí lo único que me preocupa es cómo está Trezeguet".
Es tiempo de confesarlo: no adelanté el vuelo de 
hoy entre Washington y Las Vegas por miedo al huracán "Sandy", sino 
porque la compañía US Airways no tiene wifi a bordo.
¿Y? Pues que en 
2010 viajé por Delta de Minneapolis a Atlanta, pagué 10 dólares y me 
conecté a 10.000 metros de altura para ver a River por Internet.
Y hoy NECESITO ver el superclásico.
Si bien me reservaron habitación en un hotel que 
tiene casino y hasta un tanque repleto de tiburones, lo realmente 
importante es que me aseguren una de dos: o banda ancha fluida o un 
canal que transmita el partido. 
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