792. Serie "Querido diario": Día 7: Latinos
(Desde Las Vegas)

Si vas caminando por las calles de Las Vegas
y te cruzás con alguien que no es turista, existe un 25% de
posibilidades de que te hable castellano fluido: uno de cada cuatro
habitantes de la ciudad tiene origen latino.
Por eso, es muy lógico que haya periódicos dirigidos a esa comunidad como El Tiempo, un semanario —editado por Las Vegas Review-Journal— que cumplió 18 años y lidera el mercado con unas 50.000 copias.
Por eso, es muy lógico que los candidatos
vengan a buscar el voto latino. Y más teniendo en cuenta que Nevada es
un estado indeciso. Si se cumple la agenda, el presidente Barack Obama
pasará por acá mañana mismo.
—¡Claro que somos clave! Hay un consenso de que
el voto latino hace la diferencia —infla el pecho Hernando Amaya, un
colombiano de 56 años que lleva casi una década en El Tiempo
y es el actual jefe de una Redacción chiquita —son 6— pero muy cálida y
humilde, cual inmigrante que actúa como debiéndole (algo: no importa
qué) al país donde vive.
Nevada es el séptimo estado más extenso de los
Estados Unidos, pero apenas el 35º más poblado: tiene unos 2,7 millones
de habitantes, 730.000 de ellos latinos.
Me cuenta Hernando algunas precisiones que avalan su entusiasmo y proyectan qué puede pasar el 6 de noviembre:
-En 2008 Obama llegó a la Casa Blanca en buena
parte gracias al voto latino y logró que Nevada pasara de republicano a
demócrata.
-En este estado pueden votar unos 220.000 latinos.
-Nevada sufrió muchísimo la crisis económica,
al punto de liderar el índice de desempleo nacional. Y la población
hispana fue la más perjudicada. Además, molestó la promesa incumplida
sobre una reforma inmigratoria. No obstante, los latinos sostienen “un
altísimo favoritismo” por la reelección.
En fin. Más allá de sus escasos 6 votos
electorales, hay que prestarle atención al estado de Nevada donde uno
puede jugar, fumar, tomar alcohol, prostituirse, casarse y divorciarse
sin mayores restricciones, las 24 horas.
¿Por qué? Porque jugada, fumada, alcoholizada, prostituida, casada y divorciada, o no, su gente sólo se equivocó
una vez en los últimos 100 años votando al candidato que perdió la
presidencia. Ocurrió en 1976, cuando Carter derrotó a Ford, y es la
excepción a una regla: acá apuestan y ganan.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario