sábado, 26 de enero de 2008

241. Ser o no Cerdeña (1)

(Desde Cagliari)

El avión despegó a las 6:15. Dormí un poco en el bondi de Oxford a Londres, otro poco en el bondi a Stansted, otro poco en el aeropuerto, otro poco en el aire. Cuando llegué a Alghero (en el noroeste de Cerdeña) no entendía nada, pero igual me subí al Seicento de alquiler, blanco, querible y más inestable que Darfur.

Normalmente, el viaje a Cagliari (la capital sarda, que está en el sur) demanda unas tres horas. Eso, si tomás la autopista 131 que parte la isla a la mitad. También podés optar por las rutas costeras: tardás más, sí, aunque te regalan paisajes de acantilados y aguas celestes, verdes o turquesas.


Me costó uno y medio encontrar el "cama y desayuno" (bed and breakfast) que había reservado por Internet: queda en una colina del centro histórico capitalino, sobre un callejón que para mí va cambiando de lugar conforme te le vas acercando.

El espresso que me convidó Roberto, el anfitrión, me despertó menos que el relato parcial de sus correrías. Resumo: el tipo anda despidiéndose de los 40, habla cuatro idiomas, cuando laburaba en un hotel de Cagliari hace 17 años se hizo amigote del inmENZO Francescoli, cuando era joven y más impulsivo y dormía con el pijama rojo del comunismo se mandó a Nicaragua porque creyó que era su deber colaborar con el órgano de propaganda del Frente Sandinista de Liberación Nacional y combatir a Anastasio Somoza.

-Ah, los buenos viejos tiempos -dice, en perfecto español peninsular-. No abandono los principios ideológicos, pero uno evoluciona.

Dice que ahora le exige al Estado que garantice a todos educación y salud, "si no para qué está el Estado", dice, mientras deja a un costado la biografía del ajedrecista Bobby Fischer: "Murió hace diez días y aunque haya sido un nazi hijo de puta lo admiré muchísimo. Y todavía estoy elaborando el luto. Así se dice, ¿no?".


Yendo para el lado del puerto, bajando la colina, se aparece de golpe el Bastione Saint Remy.

Si te les animás a los 141 escalones (los conté; me agoté) se descubre una panorámica ciudadana de unos 300 grados:







Justo frente a la fuente del puerto,

pasa una procesión de 50 cristianos que le cantan alabanzas a la Virgen María y en sentido contrario se viene otra del grupo que reclama la independencia de Cerdeña. Cuando te sentás en un bar a clavarte un chegusán en serio y una birra, observás que

las minas se recontraproducen,

los tipos se dan vuelta para radiografiarles el culo y piropean,

todos te miran a los ojos y gritan y gesticulan,

los mozos tratan de cagarte con los precios,

y pensás qué parecidos somos a los tanos, y casi, casi, te sentís como en casa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Impresionante, hay veces que me gustaria ser vos jajajajajjjjajajaa!!

El coso.

AEZ dijo...

El coso: ¿quieres ser AEZ? Estás en pedo. Abrazo.