lunes, 26 de mayo de 2008

317. Del palo. Stop


Una de las actividades periodísticas que más disfruto es viajar para cubrir básquetbol. Me saca unos días de la redacción, me desenchufa, me devuelve a mis orígenes como cronista deportivo, me da la oportunidad de descubrir (perdón, querido TC) otras voces, otros ámbitos.

Hace dos años, en abril de 2006, me tocó ir a Paraná para seguir la serie de octavos de final del Torneo Nacional de Ascenso entre Echagüe y Estudiantes.

Ahí conocí -entre otra gente, como La Gurisa- a Julián Stoppello: un tipo que largó la práctica del básquetbol para dedicarse a escribirlo en El Diario; un tipo con un agujero en el estómago por amar nerviosamente esta profesión, y ciertos excesos. Un tipo del palo, bah.

Lo más interesante de encontrarse con un tipo del palo es la celebración de ese encuentro, que no se verbaliza pero sí se expresa y se extiende imprudentemente -en todo sentido- hasta que empiezan a operar las siluetas difusas y entonces algunas viñetas se olvidan y otras se van transformando en relatos épicos, e improbables.

Esos días de sintonía en todos los verdes dejaron un puente de afinidad resacosa y a los pocos meses se vino a Bahía en una visita que incluyó laburo, porque Julián, que ya había publicado Perro preso y otros cuentos de fútbol (Tráfico de Arte, 2003), andaba recolectando merca para su segundo libro: una biografía del basquetbolista paranaense Aníbal Sánchez, quien formaba parte del plantel liguero de Olimpo cuando se mató en un accidente automovilístico el 3 de enero de 1990.

La cuestión es que hoy me llegó el texto: se llama El diez entrerriano, lo editó nuevamente Tráfico de Arte y tiene 150 páginas, fotos y documentos inéditos y un prólogo elogioso del legendario periodista Osvaldo Raúl Orcasitas (ORO).


Acabo de devorarme el capítulo cuatro, que recrea el paso de Sánchez (también el de Julián) por Bahía Blanca. Comparto un parrafito:

"Ya no son las victorias, ni las canchas repletas, ni una competencia local de gran nivel lo que distingue a la ciudad especialmente sobre otras. Para apreciar el valor del vínculo amoroso entre Bahía y el básquet hay que recorrer la Liga y el mundo subrayando sus frutos, percibir el murmullo de la historia en la cancha donde la 14 de Beto Cabrera tiene su lugar de privilegio o simplemente hablar de básquet en un lugar donde la mayoría practica ese idioma como segunda lengua".

Julián tiene la amabilidad de mencionarme en esas páginas y en los agradecimientos: pero faltaba más, che, fue un placer, graciavó, salute, felicidades, que vengan más hijos como Malena y los libros, abrazo grande.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Unidos por la misma pasión!
Tenés que escribir algo por el NEGRO CAMPEON!!!

Anónimo dijo...

admito olvido 'grosso' de pasarte el dato en su momento, y nacieron juntos ahi, Malena y libro, a principios de diciembre, genial lo de Juli!
y voce, cuando quiera sintonizar con los pagos, asado y cabernet asegurados!
no entendí eso de 'resacoso' a propósito de ?!?!?! je.
abrazo grande y bienvenida tardía,
Gurisa.
p.d nobleza obliga, gracias.y cuando guste, avisa y prendemos el fuego.

AEZ dijo...

La rubia: che, ¡¡¡escribiste VOS algo del Negro campeón, que lo viviste desde adentro!!! Beso grande.

Gurisa: usted sabe cómo cuadra ese adjetivo, "resacoso", jejejeje. Ya me voy a hacer una escapadita a esos verdes. Cariños.