441. En estos días en que no puedo ni conmigo mismo quiero volver a los cuatro años y al jardín
Hoy volví al jardín. Sí. Después de 30 años. Volví a mi jardín: el 902 "Gabriela Mistral" de calle Corrientes al 300.
Pasé mi vida en el barrio y pasé mil veces por esa puerta de rejas: incluso un día, de pibito, me paré en mi triciclo para pasar las rejas y entrar en el jardín cerrado porque lo extrañaba y el triciclo se movió y las rejas pasaron por mi brazo izquierdo y quedé colgando y como tenía una polera de esas que no se rompían ni con un misil tardé en darme cuenta de que el brazo izquierdo estaba agujereado y en casa dije Me pica, má y en el hospital me pusieron unos puntos y acabo de arremangarme para ver cuántos y conté cinco medio borroneados, ya.
Hoy volví al jardín porque en el puntocom del diario pensamos un especial navideño en video y no se nos ocurrió nada mejor que poner a un montón de ternuritas -bestias indescifrables- contando cándidamente qué le piden a Papá Noel.
-Ojo con lo que preguntan -advirtió la directora, Fabiola-. Acá hay muchos chiquitos que saben la verdad de la milanga, eh. Yo creo que en dos o tres años se vienen al jardín con la laptop.
Primera parada: los más grandes, los de cinco años. Entramos con el Cefe en la salita naranja.
-Son díscolos, estos -me avisó la seño-. No sabés. No hay forma de que se concentren más de un ratito en una actividad.
-¿Y no pasa con todos? -le pregunté.
-Bueno, sí. Bastante. Pero estos tienen problemas de conducta. Muchos están medicados.
-A la mierda.
Tampoco fue para tanto. O sea: hacían competencia de alaridos, pero todo bien cuando les pedimos que se sentaran en una sillita, de a uno, todos van a salir en la tele, ¿a ver? ¿cómo te llamás?, ¿y qué le pedís a Papá Noel?
-Nada -dijo la chiquita, que había levantado la mano para contestar y contó que se llamaba Martina.
-¡Eh! ¿Cómo "nada"?
-...
-Bueno. ¿Y a los Reyes?
-Nada.
-¿Y por qué nada?
Martina miró la cámara y entrelazó los dedos. Los compañeritos se le reían con crueldad inocente. Y ella en silencio. Y yo no sabía qué carajo decir, cómo remontarla.
-Bueno, lo que sea. Decí que Papá Noel te traiga lo que sea.
-Lo que sea -dijo Martina.
-¡Bieeeeeeeen! -dije, estúpidamente. Por supuesto, usé ese tonito pavo con el que se les habla a los chicos por defecto: por defecto de los adultos-. ¿A ver? ¿Quién sigue?
Segunda parada: los más chiquitos, los de tres años. Salita verde. Estaban tomando la leche en tazas amarillas de plástico y con galletitas surtidas. Todos querían las de chocolate, como debe ser.
-¡Hola, chicooooos! ¡Buenas tardes! -saludé. De nuevo el tonito defectuoso-. ¿Saben una cosa? Yo también vine a esta salita verde...
Solo dos o tres pibitos sacaron la cara de la taza para mirarme. Y una pelirroja se rió. Me pareció un gesto solidario: para que no me sintiera TAN estúpido.
Pensé que lidiar con pendejos es más difícil que encararse a la más linda del boliche. Pensé en una novia que tuve; una maestra jardinera divina y primeriza a la que le hice todos los chistes posibles al respecto, a la que taladré bastante con eso de la responsabilidad por ser la primera educadora formal, a la que no le dije suficientes veces que su entrega total en un jardín asperísimo de Fuerte Apache me resultaba conmovedora.
Tercera parada: el recreo en el patio. Recordé que ese patio para mí era el mundo, literalmente. Porque llegaba hasta las vías del tren y atravesarlo representaba una exploración inigualable. Prefería eso antes que el arenero, lo cual (se sabe) es mucho decir.
-¿Cómo te llamás?
-Tomás.
-¿Y qué le vas a pedir a Papá Noel?
-Un chupín.
-¡Ja, ja, ja! ¡Un chupín! -lo gastó una piba, balde en mano.
-Es que soy flogger -dijo Tomás, lo más tranquilo.
Tres amigos se abrazaron y me pidieron que les sacara una foto. Me hicieron acordar a mis compañeros del jardín como Pipi Galmarini, Andrés Souto, la Dumba Dümmig. Y ya que estamos: a la primera seño de la que me enamoré, los fucking toc-toc hechos con palos de escoba, la Gorda Felman y su piano, los bichos canasto que me mostraba el abuelo en los árboles de Las Heras al 400, la bocina del tren mientras cantábamos Estamos invitados a tomar el té.
-¡Qué linda foto, chicos! Miren, miren... -dije, mostrándoles la imagen mínima en la pantalla del celular. Y otra vez el tonito estúpido.
Me iba, intuyendo de manera muy perspicaz que no es lo mío tener onda con los pibes, cuando vi que uno abrazaba al Cefe y me sentí muy solo.
-¿Qué, lo conocés?
-No.
-¿Y por qué te abrazó?
-Qué sé yo. Me dijo ¡Abrazoooooo! y se me tiró encima. Me habrá visto cara de Barney.
Jardín 902 |
21 comentarios:
Tremendo...hiciste que por 5 minutos entre computadoras, càlculos, voces, me dispersara y recordara los dìas de mi residencia,antes de recibir mi primer tìtulo"Profesora de Educaciòn Pre-Escolar".
Juli
Bss
Juli: maestra jardinera, chapulina, controladora de calidad, diablita... ¿qué más sos?, ¿qué otras sorpresas guardás? El título de este posteo es para vos, sabelo. Besos.
me encantó la idea, aunque no se si lo pudiste lograr, (?).
Los chicos son (todavía) de lo más natural que podemos encontrar.Y como no sucede a menudo con otros humanos,je,te suelen dejar sin palabras.Ahora que lo mencionas, te cuento tengo un proyecto de lectura y grupo de narradores con adolescentes y vamos a contar cuentos a jardines. Es mortal estar con pibes, me revuelco de la alegría y (según me dicen) soy una nena más con ellos. Me encanta.
Es verdad lo del control de las maestras, son tremendas,revisan (no leen) los cuentos previamente. No vaya a ser que perturbe esas inocentes cabecitas. Je.Pero es una experiencia hermosa porque afortunadamente no están aún tan formateados por la "cultura", y juegan sin prejuicios. Luego los adultos les cagamos la vida.Y no sueñan más, ni fantasean, ni construyen mundos imaginarios.Ej. Hace una semana un grupo grita "vamos al bosque", y yo los seguí, terminamos a unos metros, en un patio, con 3x2 de cesped y un par de tronquitos. Obvio no pregunté, yo fascinada, todos ubicadísisimos, estábamos en un bosque fantástico que solo ellos pueden sostener.Esa es la magia.
Beso,
Gurisa. p/d. no le busques motivación a un abrazo, un pibe hace lo que siente. No se pregunta ni se juzga. Se juega. Los adultos desaprendimos. Y entonces no resulta tan fácil llegar a ellos. Pero no te enrolles con eso, es un camino, un puente.Y solo hay que animarse.
Standing Ovation!
Ajajaja, Barney. Es cierto, cuando los ves al Fede te dan ganas de decirle "Abrazooooo" y abrazarlo. Si no, preguntenle al del muñón.
Fede presidente de la comunidad blogger!
Gurisa: la verdad es que salió todo muy bien. El video, digo. Sobre lo demás, supongo que tenés razón: que los pibes tienen esa magia que contás y más. Sólo que yo quedo afuera, por mucho que intente... Beso.
Diego: for what?
Oso de Almafuerte: jejejejeje, a ver si hacés enojar al Cefe...
Hola. Melancólico título.
¿Habla de un estado depresivo que me hayan dado ganas de llorar cuando lo leí?
Besos.
PD: ayer tuve el acto de mi niño (hizo de murguero) tal vez eso explique algo.
Oso romanticón (como Balzac). Para vos también hay abrazo (con o sin manos, como quieras).
Ani: para nada. Me parece que habla de dos cosas: 1) sos una mina sensible y 2) yo doy ganas de llorar, básicamente. Beso.
Gustavo Pereyra: ¿se ha formado una pareja? ¿Billups al Oso?
No te imagino de pequeño, dulce e inocente. Buenos recuerdos.
Cuando el año pasado hicimos el especial de navidad en la plaza, los pibes me tenían miedo. No es lo mío (y eso que mi madre, y recientemente mi novia están en el gremio de las jardineras).
queria decir que sos un capo. listo.
besos,
Carla
Muy bueno AEZ, es así nomás... cuando le ponés pilas sos realmente bueno (IMHO :).
Abel: Hago revistas institucionales de Colegios y estoy viviendo con mi novia, que es maestra jardinera.
¡Te voy a cobrar derechos de autor!
Matías: 66% de acierto, tenés. No soy ni dulce ni inocente, pero sí pequeño. Con tu novia mi consejo es: apichonala, ponele garra. Mientras te atienda bien al nene...
Carla: aunque no comparta, gracias, capa. Beso.
Zaiche: cheers. Ahora, tenga a bien decirme a qué se refiere con "ponerle pilas". FMI (for my information, claro). Saludos.
León: ¡pobre de vos! ¿Por qué cobrarme derechos de autor? ¿Decís que te afané algo? Abrazo.
ay ud. cuando se flagela un poco, je. no se si quiere convencernos de algo o tiene ganas de otra cosa, lo pongo en duda..
respecto de eso yo no lo creo casi nada le aviso, no insista con TANTA dureza, no es pa' tanto...
le dejo un abrazooo de osooosss, respire profundo...
G.
Gurisa: ni trato de ponerme el traje de víctima porque una vez probé y me quedó para el culo. Simplemente tengo días oscurísimos, eso pasa. Cariños.
Mira Vo!
Asi q fuistes a ese jardin?
En mis años de secundaria, teniamos un compañero en comun en tercer año.
Adrian Perez Campos. Y un dia me conto un par de recuerdos de él con ese Jardin.
Te acordas de él en ese jardin??
Abrazo master. Buena narración. O como se llame.
Ale
Ale: gracias, papá. Me recontrasuena Pérez Campos. Pero me parece que del "indu", no del jardín. Abrazo.
Me refiero a que con poco esfuerzo plasmaste eso que vivo dia a dia y no sé como abaracarlo.
Mi vida es un muñeco de plastilina.
León: aaaahhhhhh, ahora sí. Muy amable de tu parte. Pero cuidado: abarcar la cotidianidad (o creer que se la abarca) puede ser una condena insoportable. Más o menos como la inmortalidad.
Por lo que deduzco sos Abel .....
Gracias por recordarme en tu visita al jardin .... de pura casualidad se me aparecio y la lei ..... un abrazo grande,
Pipi.-
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