501. Mexicaneadas
En el principio de estos días fue una epidemia con olor a chancho que mata decenas de personas -y contando.
¡Y después hubo un terremoto!
Ni hablemos del hambre o la contaminación o el narcotráfico o la inseguridad o el exceso de picante hasta en los perfumes.
Suena tremendo, apocalíptico, cinematográfico: Vivir y morir en el DF, ponele.
Qué difícil no tomarlo para la joda, pero. Digo: nos encanta hacer bromas con la desgracia ajena... o con el miedo propio.
Tal vez por eso, el colega DG en su blog del DF mexicano tituló: "Paren el DF, me quiero bajar: mañana llueven ranas".
Y en su twitter metió el pronóstico extendido:
- miércoles: granizo, azufre y fuego;
- jueves: langostas;
- viernes: muerte de primogénitos en casas no marcadas con sangre.
La Organización Mundial de la Salud elevó ayer la alerta por pandemia de gripe a nivel cuatro -de un tope de seis- y dijo que "la contención del brote no es viable".
Y ves por la tele un desfile de mexicanos con barbijos y una histeria que se expande por el globo más rápido que la fama de Susan Boyle.
Y los chistes, claro. Cómo no va a haber chistes.
Por ejemplo:
Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del planeta, está preocupado: podría dejar de ser el hombre con más influenza en México.
Otro:
-¿Qué le dijo México a la gripe porcina?
-¡Mira cómo tiemblo!
Bueno, yo no dije que los chistes fueran excelentes.
¡Pero qué quieren, si ya salieron cumbias de la gripe porcina, incluso con versiones en inglés...!
¡Si hasta crearon un videojuego para que los pibes combatan el virus...!
¿Y yo no tengo derecho a imaginarme cerdos tosiendo oink oink y pedirles por favor a mis amigos bosteros que no me contagien?
Ayer y hoy hablé con gente de Bahía que vive en México.
Gerardo Domínguez, desde Playa de Carmen, me dijo que él no compra la paranoia generalizada, que está todo agrandado y que en dos semanas el tema muere.
"Creo que lo de la gripe porcina es de lo más medieval. ¿A quién se le ocurre? Si la humanidad debe desaparecer que lo haga con algo un poco más sofisticado y moderno", escribió en su Facebook.
Después, en un breve chat, me dijo:
-Espero que en dos semanas no esté yo con el barbijo y escupiendo sangre.
Natalia Sepúlveda, desde el DF, me contó que la capital anda convulsionada pero que ella cero miedo: de última se quedará encerrada en la casa jugando al TEG todo el día.
"¿Se viene el despertar de conciencia?", lanzó en su Facebook.
-¿Qué te pasa, che? -le pregunté, porque la conozco bastante-. ¿Te volviste new age ahora?
-Por algo me vine a México, qué sé yo. No me ocupo de cosas esotéricas, pero acá hay una energía especial. Y creo que este país necesita que le pase algo muy importante para que se despierte. No puede ser la cultura de la que vienen, lo evolucionados que eran mayas y aztecas, y cómo son ahora... nada que ver...
Alguien en México DF entró hoy en mi blog por la siguiente búsqueda en Google:
Bien, pensé. Bien, pajero, los chanchos vuelan de gripe y el aire que respirás es un tercio esmog, un tercio virus y un tercio Tabasco pero vos lo único que querés es tocarte frente a la pantalla.
Y después pensé por qué juzgarlo: total, eros y tánatos forman una GRAN pareja y si el chabón prefiere suicidarse a pajas antes que reventar por una enfermedad porcina, en fin, no sé si está tan mal.
Resulta que el Centro de Periodismo Digital de la Universidad de Guadalajara me eligió para hacer un curso.
Cof cof cof: es online, ¿eh?
La cuestión es que la notificación me la mandó desde México una mujer de nombre Norma y de apellido... Cerda.
Parece una joda, y nada que ver. Imagino lo mal que la habría pasado si este brote de gripe porcina hubiera ocurrido mientras cursaba el secundario. Repito: qué difícil no tomarlo para la joda... Pero yo soy un caballero y le pregunté solamente cómo estaban las cosas allá. Me dijo:
-Se ha convertido en psicosis colectiva... Se han incrementado las medidas preventivas para evitar la expansión; no me parece que sean las más certeras puesto que ya se dejó ver la afectación económica. Pensaría quizá en analizar el trasfondo político detrás de este asunto.
Y no repregunté: detesto las mexicaneadas.