376. Alerta por hipérbole
Se zarpó. Sí, exageró. Bah, eso creo. Eso me pareció en una primera lectura. (Ahora le doy otra.) No importa. No importa si se fue al jocara Esteban Schmidt en el daily de hoy en Los trabajos prácticos, titulado, eeeeepaaa, "El fin del periodismo: primer borrador, primera parte". Digo que no importa porque muchas veces la exageración te alerta: como cuando eras pibe y tu vieja te decía Ojo con el trompo ese, nene, que te vas a sacar un ojo y por ahí como mucho podías ligarte un moretón.
Dice, por ejemplo, el "lúcido y desopilante" Schmidt: "En definitiva, un periodista es un forro casi siempre. En el sentido menos profiláctico del término y, sí, en el sentido más viscoso, en el sentido más use y tire. Y muy, muy pocas veces, no es un forro. Se pueden poner trajes, viajar en avión, dar charlas en Columbia pero sus vidas se resumen a ser mediadores de extorsiones".
Atajate esa.
3 comentarios:
Mammmita... Ahí tenés.
según Schmidt (un señor "muy brando") infiero que los mejores periodistas son los "forros pinchados", esos que imprevistamente logran la hecatombe.
(espero que con esta super metáfora me llame Victor Hugo Ghitta para que sea el editor de alguna de sus revistas, me regale un saco de pana, una iMac blanca, un buen reloj, y me permita entrevistar a pergolini cada quince números de la Rolling Stone)
Lelé: esta no la entendí, ¿tengo qué? ¿Tengo que cambiarme a la vereda de enfrente, vos decís? No. Jamás. Paso. Gracias.
León: jejejejejejejejejejejejejeje, ¡durísimo!
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