jueves, 15 de enero de 2009

460. Dos puntazos al enano estatal

[Sigo con el apasionante, delicioso, entretenido, interesantísimo relato de mis peripecias para poner al día los papeles de la casa.]

Tramiterío (1)

Último momento: el enano estatal sangra por las heridas. Recibió dos tajos profundos, dos navajazos certeros del matón liberal que ahora se fuma un habano y sonríe, canchero.


1.

Vamos con la Muni, dije. O sea: aclarar la moratoria del Alumbrado, Barrido y Limpieza (acá también el considerado dueño anterior me dejó deuda; un muertazo de cinco lucas...). Y para completarla, el cambio de titular.

Primer llamado: el conmutador. No atienden.

Segundo llamado: la secretaría de Economía y Hacienda. No atienden.

Tercer llamado: el departamento Recaudación. Da ocupado.

Cuarto llamado: la dirección de Rentas. Da ocupado.

Quinto llamado: el departamento de Recaudación, de nuevo. Es mediodía y una voz apurada de mujer dice:

-Mñipliddbñía.
[En burócrata bocallena significa: "Municipalidad, buen día".]

Después de explicarle por duplicado qué trámites tengo que hacer, me indica que por uno debo ir a Catastro (en Chiclana al 400) y por el otro a Rentas (en Alsina 43).

-¿Y ahora hay mucha gente, ahí? -pregunto.

-Puffff... Esto es un quilombo. Mejor dejalo para otro día.


2.

Resulta que el considerado dueño anterior hizo retirar los medidores de luz y de gas así podía echar de una vez a los inquilinos que se le habían atrincherado. Y ahora me toca pedir que los coloquen de nuevo.

Uno de los sobres que encontré la semana pasada era de Camuzzi, la empresa privada que provee de gas a casi la mitad del país. Un "aviso al usuario", era. Que me pusiera en contacto a la brevedad porque si no: esa onda.

Y la verdad, colgué. Porque tampoco es que tengo toooooooooodo el día, en pleno enero, para hacer putos trámites. Además, según me cuentan, los tipos -que tienen el monopolio de la distribución asegurado desde 1992 por un mínimo de 35 años- te dicen "Podemos pasar entre hoy y el 4 de septiembre de 2015. De 8 a 19", y entonces vos tenés que dejar de laburar, de comer, de ir al baño: a ver si justo te vienen a poner el gas.

Ayer a la tarde estaba en el diario y me sonó el celular.

-¿Señor Escudero Zdfrafsygeich?
[En comechingón avanzado las palabras se leen como a uno se le canta.]

-Bueno, sí, algo así. Soy yo. ¿Quién habla?

-De Camuzzi, señor.

-Ah, cómo va -dije, mientras pensaba: "Cagamos. Ahora me informan que estoy inhibido para recibir gas hasta que choque China con África".

-Bien, señor. Queríamos saber cuándo podríamos ir a colocar el medidor.

-Cualquier día de estos, si me dan un rango horario razonable.

-¿Mañana puede?

-Puedo. Mejor si es entre las 10 y las 12.

-Perfecto, lo llamamos 10-15 minutos antes de que vaya la cuadrilla.

-¡Buenísimo!

Hoy, a las 11 menos cuarto, me llamaron. Fui, el tipo puso el medidor, constató que no hubiera pérdidas y buen día, gracias por todo. Todo, en menos de diez minutos.

No soy timbero ni ahí, pero esta tarde voy a jugar a la Quiniela: le pongo cinco mangos al 72. Que entre los números soñados viene a ser "la sorpresa", ¿no?

9 comentarios:

Anónimo dijo...

me haces reir. mucho!

que siga todo bien con la casaaaa!!!!! :)

bssss,

carla

AEZ dijo...

Carla: me alegro. Mucho. Y gracias. (Acá me dicen que sos una "groupie" de Etcétera, jejeje.)

Jorge Mux dijo...

Ojalá tenga tanta suerte cuando vaya a colocar el teléfono.

Déjeme aprovechar este espacio para contarle:

Antes de mudarme pedí el cambio de domicilio del teléfono. Un buen día me llaman por teléfono para avisarme que estaban en la puerta de mi casa para colocarme el teléfono. Es decir, llamaban al mismo número que venían a colocar, y se impacientaban porque yo no estaba allí. Les traté de hacer entender lo absurdo de su impaciencia y de su llamado, pero no me entendieron. Aclaro que me habían dicho que tardarían cuarenta días; por eso pedí el teléfono cuarenta días antes de mudarme. El hecho es que todavía no me había mudado, y se habían adelantado casi quince en colocarlo.

Cuando por fin no nos desencontramos, uno de ellos habilitó la línea. Le dije, "bueno, por fin tengo internet". "No, señor, internet se habilita en unos días. Tiene que venir un muchacho a colocarla". "Qué raro, me habían dicho que era todo junto. Además, yo quiero internet en la habitación, no en el comedor". "Eso dígaselo al muchacho que coloca internet". Llamé al 112 y coordiné el horario en el que el "muchacho de internet" vendría a casa: cualquier día después de las 13 horas. Me dejaron muchas notitas con letra enfadada en las que me recriminaban que yo no estaba a las 9:00. Me quejé por eso y la operadora me dijo: "sí, pero usted no estaba, señor". Un día, por casualidad, estuve. El "pibe de la internet" miró el módem y dijo "bueh, en unos días va a andar". Es decir, no hizo nada. Nada de nada. Le dije que yo quería internet en la habitació, porque allí tengo la computadora. "Ah, eso se lo tendrías que haber pedido al que te colocó la línea". Conclusión: tuve que tirar un cable de ocho metros hasta que me compré la placa inalámbrica.

Todavía, hasta el día de hoy, me sigue llegando la factura en la dirección vieja. Cuando llamé -en septiembre- para reclamar por esto, me dicen: "sí, nosotros le hicimos el cambio de domicilio de la línea. ¿Usted también quería que le lleváramos la factura a su nueva dirección?"

En el camino me enojé con muchos operadores inútiles.

Telefónica es lo peor que hay.

Anónimo dijo...

Ya que vas ponele unos pesitos al 45.

Sonia dijo...

Yo creo que no voy a dejar más comentarios.
A menos que sean para decir cosas festejantes como ¡que copante!¡al final todo bien con la casa!
(a pesar de que bardees a la pobre señora que te atendió el telefono)
beso!

ani dijo...

Ja Ja Ja Ja Ja Ja Ja...!!!

o

jaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Reírse en voz alta mientras se lee con avidez en la compu sin reparar en lo que piensen los compañeros de oficina puede sugerir dos cosas: o que uno está loco, o que el escritor es BRILLANTE en ingenio y humor!

En este caso, las dos son reales!

Apunto el número para la timba!

Anónimo dijo...

jeee...aprovecha como viene la cosa, no tires tanto de ... que se puede cortar la racha, y no soy aguafiestas (todo lo contrario)... pero por las dudas.
Una cosita: como me divierto con sus anécdotas domésticas. Luego se viene curso de jardinería y cocina, aprenda fácil, y esas cosas, imagino (je). Lo veo tan amo de casa, aunque no se si llegará a tanto. Si necesitas pintar, y te falta gente, me anoto. Je. El verano pasado me arengué con las aberturas y etc, del dpto. Una joyita!!

Siga asi!!...

Besos,

G.

Lelé dijo...

Qué ojete. Yo, que me hecho especialista en estos temas, te puedo confirmar que la colocación del medidor suele ser muy rápida. De un día para otro. Eso sí, más te vale tener la puta rejillita en orden porque ahí sí: años de cocina en microondas. Mucha suerte!

AEZ dijo...

Jorge Mux: soy de la idea de que las prestatarias de servicios públicos deberían resarcirnos por mala atención o burocracia extrema, qué quiere que le diga. Si usted me autoriza, con gusto le publico el comentario en el blog "Tu espacio" de lanueva.com, para darle más difusión. Abrazo.

Diego: ¿por el vino, decís? Habría que jugarle todos los días... En la nocturna de ayer salió el 72 en el puesto 12º, ojo. Pero no le jugué porque cuando salí del diario estaba todo cerrado.

Sonia: menos mal que aclaramos el temita por chat. Ya me estaba largando a llorar. Beso.

Ani: ¡qué lindo que te rías! Gracias por lo que decís. Yo insisto, como en otro comentario: debe ser que estás pasada de ternura. Cariños.

Gurisa: ¡otra! Y cómo me alegra que te diviertas. Ah, jamás podría considerarte "aguafiestas", jejejeje. ¿En serio me ves "amo de casa"? Perdón, pero estás en pedo. Besote.

Lelé: el asunto no es tener ojete, que todos tenemos, sino si el ojete está bien o no. Si es manzanita apetitosa, por ejemplo. O una tabla de planchar con raya al medio. En fin. ¡Se viene el medidor de luz, eh! Gracias y beso grande.