795. Serie "Querido diario": Día 10: Trapitos
(Desde Las Vegas)
(Foto: barackobama.com)
Me levanté a
las 6:30. Mi plan -un poco tristón- era llegar a la lavandería apenas
abriera, a las 7; poner la ropa en la máquina y darme una vuelta por el
Centro Comunitario Las Vegas Este para ver cómo se desarrollaba el día
de cierre para la votación anticipada, un mecanismo destinado a
favorecer la participación en las elecciones. Puede hacerse por correo o
en persona.
El presidente Barack Obama pasó por acá anteayer, especialmente interesado en que la gente ejerciera ese derecho.
Fue su décima visita en lo que va del año a este estado indeciso: "Vino
más que Céline Dion", tiró el comediante Louie Anderson. Pero, en fin,
le fue bastante bien al POTUS: la mitad de Nevada ya votó, y él se
agenció el 44% contra el 38% de su rival republicano Mitt Romney, según
los últimos números de SurveyUSA.
"Los demócratas llegaron a tener 9 puntos de
ventaja -contó el secretario de Estado Ross Miller-. Dos de cada tres
votantes tempraneros fueron mujeres, jóvenes, afroamericanos o latinos."
El informe oficial no analizó el comportamiento
de los asiáticos como Shuji Hojo, quien también le renovó la confianza a
Obama.
Cuando entré en la lavandería "Busy Bee" ("abeja
ocupada") sólo se oía el trapeo de míster Shuji, el dueño japonés, sus
ojos casi invisibles por el sueño. Eran las 7.
En aceptable castellano, porque vivió un tiempo
en Chile, y lanzando algún que otro "weón", míster Shuji recurrió a su
paciencia exasperante para explicarme cómo usar uno de sus 43
lavarropas:
1) comprar el detergente con 3 monedas de 25 centavos,
2)
colocar el polvo en un recipiente de la máquina,
3) meter la ropa,
4)
poner 7 monedas de 25 centavos,
5) apretar un botón para elegir la
temperatura del agua,
6) esperar 26 minutos.
Y después tocaba la secadora, que también
funciona con monedas de 25 centavos: una equivale a 8 minutos. "Va a
necesitar tres quarters, weón." OK, míster Shuji, arigató.
Me estaba yendo (en parte para seguir mi plan
tristón y echar un vistazo al asuntito del voto anticipado, pero sobre
todo para no escuchar más a míster Shuji diciéndome "weón") cuando la vi
venir, empujando a los tumbos un changuito rojo repleto de ropa sucia.
La ayudé a entrar, me dio las gracias en español,
le pregunté cómo se llamaba: "María Leiva", me dijo; mexicana, 55 años y
tres décadas ya en los Estados Unidos, entre Santa Mónica (California) y
Las Vegas.
-¿Y por quién vas a votar? -le pregunté,
demostrando que trabajo en cualquier momento, en cualquier lugar, como
cualquier weón.
-¡Por nadie! Nada me interesa la política,
¡nada! El gobierno aquí no ayuda. Hace dos años me pisó una mujer con el
carro, quedé toda quebrada y me soltaron del hospital al día siguiente
por no poder pagar; ni quisieron prestarme una silla de ruedas, ¿a usted
le parece? Pues a mí no. La política nada me interesa, sólo Diosito,
gracias a Diosito estoy bien, tengo a Diosito y no necesito más.
Aún con secuelas visibles del accidente, del que
se recuperó sola en su casa, María tiene trabajo, "gracias a Diosito",
en esta zona que conserva el índice de desempleo más alto de los Estados
Unidos: 11,8%. María hace tareas de limpieza en el Centro de
Convenciones de Las Vegas. Le pagan 8,25 dólares por hora.
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