800. Serie "Querido diario": Día 14: Movilizados
(Desde Las Vegas)
Son apenas las 8:30, pero suena I Feel Good
 de James Brown y el salón de la sede 525 del gremio de los plomeros en 
el bulevar Lamb de Las Vegas está lleno de entusiastas remeras violetas.
 Parece una convención de vacas Milka, sólo que las leyendas impresas 
dicen "Vote Obama, vote por el 99%" y cosas por el estilo, más la sigla 
SEIU.
Se trata del Service Employees International 
Union, o sea el Sindicato Internacional de los Empleados de Servicios. 
Es el gremio que más crece en este país. Ya tiene 2,1 millones de 
afiliados entre los Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico: porteros, 
enfermeros, choferes, trabajadores estatales, de limpieza y 
mantenimiento, entre otros. El 23% es latino.
Y el líder es Eliseo Medina, un mexicano de 66 
años que arrancó su militancia a los 19, en 1965, cuando se entregó a 
las vides de Delano (California), donde se producían tres de cada cuatro
 uvas que aparecían en las mesas del mundo.
Cuando Eliseo irrumpe por una puerta del costado,
 los Milkas se paran y lo ovacionan. Canoso, de lentes, sonrisa 
instantánea, agarra el micrófono y grita, en inglés: 
—¡Vamos a hacer historia! ¡Vamos a mandar a Romney a su casa!
Y dice lo que a todos acá conmueve, moviliza, 
fortalece, ilusiona: que si uno trabaja duro, ya le tocará su porción 
del sueño americano. Cierra el puño y levanta el brazo:
—¡Vamos a darles! —grita Eliseo, y gritan todos 
los Milkas conmovidos, movilizados, fortalecidos, ilusionados: van 
caminar las calles y golpear las puertas de Las Vegas para que la gente 
vaya a votar por el presidente Barack Obama, porque sólo él puede 
garantizar que a cada uno le toque su porción del sueño americano.
El gremio SEIU, según Eliseo, sacó a la calle 
unos 100.000 Milkas y gastó, "fácil", unos 60 millones de dólares para 
apoyar a Obama contra el republicano Mitt Romney.
—Vamos, pues, ¡a darles hasta debajo de la lengua! —arenga—. Si no votamos, nos botan. 
La camioneta se frena en un complejo de 
departamentos en East Harmony. Los voluntarios/os Milkas se ponen a 
recorrerlo con ganas. Por supuesto, les pagan todo para gastar las 
suelas de sus zapatillas. No parecen hacerlo por el Big Mac y la Coca 
con refill, sin embargo.
—Yo no soy ciudadana y por eso no puedo votar, 
pero ayudo lo mismo porque me interesa la política y se hace la 
diferencia —me cuenta Grey, una salvadoreña que limpia edificios en Los 
Ángeles—. Aquí no venimos a convencer a nadie, sino a recordar que hay 
que hacerse oír.
Mientras tanto, Eliseo Medina atiende llamados del diario The New York Times,
 de radios de Texas y de California, y vienen a entrevistarlo del 
popular canal latino Univisión, cuyo periodista Jaime García, un 
mexicano que lleva 30 años en el país, le pregunta por las acusaciones 
que hicieron los republicanos al relacionar al gremio SEIU con el uso de
 indocumentados en roles electorales: "Quieren confundir a nuestra 
gente; son patadas de ahogados porque saben que no los apoyamos", dice 
el sindicalista.
Jaime le cree: "Es ridículo, ¿cómo un 
indocumentado iría a exponer su nombre así? ¡Se dispararía en el pie! 
Quien no tiene papeles quiere ser un fantasma".
—Mira —pide Eliseo. Con sus manos de laburante me
 señala las suelas gastadas de sus zapatos negros—. Cuando llegué a los 
Estados Unidos no hablaba ni pizca de inglés; tuve que dejar la escuela e
 ir a trabajar al campo. Hoy mi hija Elena se graduó de abogada en la 
Universidad de Harvard.
Ya desde hace un tiempo Eliseo no labura con sus 
manos: vive de su puesto como secretario-tesorero del gremio y maneja 
una caja anual de unos 300 millones de dólares: "Cuido los centavitos", 
dice. Le pregunto cuánto cobra y se pone algo incómodo: "Búscalo tú", me
 sugiere. Pero cómo no: en 2011, querido Eliseo, embolsaste 330.503 
dólares. Es decir, 27.541,92 dólares por mes. Por esa guita, querido 
Eliseo, yo te cultivo uvas vendado y con los codos.
Cuidando los centavitos, con esos recursos 
propios Eliseo se dio el gusto de fundar "Mi Familia Vota", una entidad 
dedicada a alentar la participación cívica de la comunidad latina.
—Oye, vine a Las Vegas porque aquí el voto latino
 decide todo y se necesita dar un mensaje fuerte. Obama gana por el voto
 latino. Y queremos que lo sepa, así toma el liderazgo y resuelve los 
problemas nuestra gente.
El principal, según Eliseo, es la cantidad de 
indocumentados: 7 millones de los 11 que hay en el país son latinos. Sin
 ir más lejos, su propia sobrina María es una: "Por eso digo: si atacan a
 los inmigrantes, atacan a nuestras familias".
—Los republicanos no entienden a nuestra gente. Y
 la usan como chivo expiatorio para movilizar a su base más derechista. 
Nos subestiman: piensan que si dicen las cosas en inglés no nos vamos a 
dar cuenta. Pero esos ataques nos unen. Antes había división de acuerdo 
con el país del que veníamos. Ahora no: estamos juntos en la misma 
causa. Encima, no saben que estamos acostumbrados al sacrificio: 
luchamos y no nos acobardamos, porque no nos queda otra. Los 
republicanos tratan de tapar el sol con un dedo. Y eso es imposible. 
Este proceso es irreversible.
—¿Qué proceso?
—Un cuarto de los niños que nacen en los Estados 
Unidos es latino. Cada mes, 50.000 latinos cumplen 18 años y están en 
condiciones de votar. Para 2014 se sumarán al electorado 1.200.000 
jóvenes. Para 2016 habrá 2,5 millones de latinos más. Están obligados a 
prestarnos atención. Son tiempos excitantes para nuestra comunidad. 
Podemos cambiar el curso de este país.
—¿Y para cuándo entonces un presidente latino?
—A más tardar en 2050. Ya nació, no tengo dudas. Sólo que no sabemos quién es.
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