martes, 27 de noviembre de 2012

802. Una barbaridad de #OrgulloBahiense

[Publicado originalmente

No pude convencer al amigo bahiense José Bogado ("Cabezón" al fin) ni siquiera diciéndole que se podía conseguir entrada y que ver a Emanuel Ginóbili en la NBA era como un gran regalo para su cumpleaños.

Es que era, además, una barbaridad de viaje: de Washington al aeropuerto de Baltimore, de ahí un avión a Philadelphia y otro a Los Angeles, ir al partido Lakers-Spurs y esa misma madrugada pegar el regreso, Los Angeles-Philadelphia-Baltimore-Washington.


Era cruzarse Estados Unidos ida y vuelta en un día y medio; era pasar más tiempo en el aire que en la ciudad californiana. Era gastar unos cuantos dólares. ¡Y era martes 13!
 

Pero eso fue exactamente lo que hice.

Por eso casi me desmayo cuando al llegar a Los Angeles el periodista bahiense Javier Domínguez me avisó vía Twitter que "Manu" estaba en duda por un recurrente dolor de espalda.


No podía tener tanta...


Fui al hostel en el centro angelino, me pegué una ducha y arranqué rumbo al estadio Staples Center. Llegué dos horas antes del partido y mandé derecho al parqué, donde ya algunos jugadores tiraban al aro o calentaban.


Entonces lo vi a "Manu", cerca de la mitad de la cancha, estirando. Vi su cara de dolor, también.


-Puede ser el día más triste de mi vida si no jugás -le dije.


"Manu" sonrió, se incorporó y se acercó a saludar:
 

-Todavía no sé si voy a poder...
 

La media hora siguiente se ocupó con una secuencia repetida hasta la desesperación: "Manu" estiraba, "Manu" ponía cara de dolor, me dolía más a mí que a él.
 

Hasta que me dijo:
 

-Yo estoy. Ahora depende del técnico.
 

Lo escuchó el periodista Mike Monroe, histórico seguidor de San Antonio:
 

-Si tengo que apostar, no va a jugar -me dijo-. El entrenador Gregg Popovich es muy cauteloso: no le gusta arriesgar.
 

Tal vez se dio cuenta de mi tristeza cuando le dije sutilmente "Me hago el harakiri" y por eso Monroe, de 65 años, me contó que quiere retirarse junto con "Manu":
 

-Es el jugador más competitivo de la historia del básquetbol.
 

-¡Epa! ¿Más que Michael Jordan!
 

-Yo creo que sí. O al menos tan competitivo como Jordan.
 

-Enorme elogio. Igual, Mike querido, lo que necesito es que "Manu" compita HOY.
 

Todo muy lindo el show: la presentación de los Lakers en las pantallas gigantes ("16 campeonatos de la NBA: la tradición continúa"), la nenita Athena de 11 años cantando el himno, 20 mil personas alentando, ¡LAS PORRISTAS!, Kobe Bryant, Dwight Howard, Pau Gasol, el palco de prensa, la cerveza y los pochoclos. Todo muy lindo el show, pero empezó el partido y el "20" de los Spurs hacía banco.
 

Encima arrancó 10-2 arriba San Antonio. El DT Popovich no necesitaba a "Manu". Aunque los Lakers (una banda de talento bastante lejos de las expectativas, por ahora) despertaron y cachetearon con un parcial de 16-2.
 

Entonces vi el gesto de Popovich, vi a "Manu" prepararse para entrar y finalmente vi al "20" en la cancha. Estaba hecho: vi a Ginóbili en el torneo bahiense, en la Liga Nacional, en Europa, en la selección y ahora en la NBA.
 

No tuvo un buen partido: hizo 1-8 en tiros de campo (0-4 en triples), un rebote, 3 asistencias y 2 pérdidas en 18m44s. Y a mí qué. Dio -se notaba- muchas ventajas físicas, e igual los Spurs ganaron 84-82.
 

Con mi credencial (gestionada gracias al gran Álvaro Martín de ESPN) tenía acceso a vestuarios así que encaré inmediatamente. Pero faltaba para que abrieran las puertas.
 

En eso pasó el francés Tony Parker: me dijo que quiere venir a Bahía. Y por ahí salió Popovich, habló con la prensa y luego mano a mano le pregunté por "Manu":
 

-Estaba al 60%, pero quería probar y jugó. Ya lo conocés: es un duro.
 

"¡Aaaaaahhhhhhh!", escuché, ya dentro del vestuario, mientras unos se cambiaban y otros se duchaban. "Manu" no aparecía por ningún lado.
 

"¡AAAAAAAAAHHHHHHHHHH!"
 

Los alaridos venían de un cuartito. Alguien estaba sufriendo ahí dentro.
 

DeJuan Blair abrió la puerta, se asomó, puso cara de sorpresa, cerró.
 

-¿Es "Manu" el que grita?
 

-Ni idea -me contestó, simpatiquísimo.
 

A los pocos minutos salió "Manu" del cuartito.
 

-¡¿Eras vos?!
 

-Je, sí. Me estaban sacando los puntos del ojo -dijo. Eran tres, abajo del izquierdo-. ¿Charlamos?
 

Nos sentamos cerca de su taquilla. Y se acercaron varios colegas: todos querían entrevistarlo.
 

-Primero él -les avisó "Manu", señalándome.
 

Casi exploto de #OrgulloBahiense.
 

Charlamos un rato. Algo del partido y su lesión ("Me faltó fuerza y balance", "Estoy impaciente por recuperarme"). Y bastante de otras cosas, como su futuro y la familia. Pero esto sin grabador, en off . Lo cual no implica "modo amistad on".
 

Conozco a "Manu" desde hace 20 años: desde que era demasiado flaquito y debutaba en la Primera de su Bahiense del Norte; incluso le hice la primera nota. Pero no soy amigo. Nos saludamos con beso y abrazo y sonrisa; hay cierta buena onda, cierto respeto. Y también cierta distancia, que "Manu" siempre pone como quien tira un gancho, y yo nunca supe cómo acortar ni forcé. Buena onda, respeto. Es "Manu".

 Y para mí ese martes 13 de noviembre de 2012, en Los Angeles contra los Lakers, "Manu" jugó para mí.

2 comentarios:

Ana dijo...

Qué lindo lo que contás y cómo lo contás.
Obvio que jugó para vos, je!

AEZ dijo...

¡Gracias, Ana! Es TOTALMENTE obvio, ¿no? Jejejejeje.