30. Ovaladamente, pero espero
El martes pasado me encontré de casualidad con Bernardo Stortoni, el mejor rugbier de la historia bahiense. Apareció en la pileta del Uno casi al mediodía, para hacer unos ejercicios musculares.
Con Bere nos conocemos desde hace unos 15 años, y aunque él paloma de Sportiva y yo chancho de Argentino, siempre nos llevamos bárbaro e hicimos unas cuantas, en épocas (¡qué épocas!) de tarjeteo para Chocolate.
Y hacía bastante que no lo veía, así que charlamos un rato. Me contó que había cerrado otra buena temporada en el Bristol inglés, que estaba cómodo en Inglaterra pero con contrato vencido, que quiere quedarse en Europa un tiempo más (quizá en Italia, más tranqui, dijo), que ya le queda apenas el 10% de la molesta parálisis facial, que estaba contentísimo por la convocatoria para ponerse de nuevo la camiseta argentina pero que ahora, a los 30 años, no quería ilusionarse demasiado con quedar en el plantel que disputará el Mundial porque ya le pasó eso de comerse el garrón.
En un momento le tiré otra vez mi teoría de la sombra gigante. Eso de sufrir una situación tipo la que sufrió Adolfo Bioy Casares por ser contemporáneo de Jorge Luis Borges, y colega y amigo.
-No podés tener tanta sal de ser contemporáneo de Juan Martín Hernández -le dije. Hernández es el indiscutible fullback titular de Los Pumas y para muchos, el mejor del mundo. Por si fuera poco, también se acomoda al puesto Ignacio Corleto, otro grosso.
Bere sonrió, igual que esta tarde. Sabe que es difícil. De hecho, no figura en la lista para el segundo test-match con Irlanda del próximo 2 de junio en Vélez. Pero...
No, pero nada. Ningún pero. Un Puma no pone peros.
Pero yo sí espero.
Debut: 15 de septiembre de 1998, contra Japón.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario