145. Una cosa que empieza con P
(Desde Parìs)
-Por fin un periodista argentino en serio -me dijo este mediodìa la piba que controlaba el acceso Denon del Museo del Louvre. Y cuando me estaba por sentir bien, agregò-: Casi todos quieren pasar con credenciales falsas.
Y ni siquiera era la entrada por la que querìa entrar, porque en realidad me interesaba correr a ver de cerca la sonrisa de la Mona Lisa (Josè Luis tiene una parecida: esa sonrisa de alguien que sabe algo que todos los demàs desconocemos) y despuès refugiarme en Goya, si es que podìa atravesar vivo el omnipresente scrum de japoneses. [Ese paìs, Japòn, TIENE que estar vacìo. O se turnan para habitarlo. De otra manera, hay algo que no cierra.]
Cuando preguntè, me di cuenta de que me quedaba de paso echarle un ojo a la Venus de Milo y encarè a la escalera. Estuve a punto de chocarme con un tipo que bajaba. El tipo tirò la tìpica exclamaciòn de la sorpresa -la inspiraciòn ruidosa de quien se queda sin aire- y lo mirè, por las dudas.
Y era el papà de mi amigo Andrès.
A ver, a ver, a ver. Cada anio visitan el Louvre màs de siete millones de personas. Y hay muchas puertas, hay muchos horarios: hay muchas posibilidades de que aun habiendo arreglado con alguien para encontrarte abajo de tal cuadro a tal hora, te pierdas y/o llegues tarde.
Yo sabìa que los padres de Andrès (Enrique y Dolores) venìan a Europa y hasta les encajè unos cartones de Parliament para que me transportaran. Pero no tenìa idea de su itinerario.
Una guìa del museo nos sacò una foto, charlamos unos minutos sobre lo bien que lo estàbamos pasando en la luminosa Pagggì Pagggì y quedamos en juntarnos maniana a las 12.30 en Notre-Dame. Me quedan puchos, pero necesito ese refuerzo para los meses siguientes: en Inglaterra un atado cuesta casi 40 pesos argentinos...
Y ahora, damas y caballeros, algunas pastillas para un ràpido update:
§ El jueves, despuès de visitar a Morrison, me encontrè en la Bastilla con Hernàn Campaniello, colega con mucha onda que se mudò a Parìs hace cuatro anios e hijo del Campa, una leyenda del periodismo basquetbolìstico desde la agencia Tèlam. Apenas un par de birras: èl tenìa un concierto y yo me puse a cantar The land of the free and the home of the brave.
§ Del viernes no sè si quiero recordar mucho.
§ Del sàbado no creo que pueda recordar mucho. Voy a intentar. La primera parte es fàcil: al mediodìa llegò Henry de Londres para el partido de Los Pumas y salimos a caminar por ahì. Caminar por ahì significò reventarnos los pies hasta que maso a las 21 nos encontramos con Hernàn cerca de la Torre Eiffel, y fuimos los tres al recital que daba Manu Chao en Radio France, que es como la BBC local. Era gratis, y Hernàn labura en el servicio latinoamericano de la radio, pero no nos dejaban pasar. Hubo que apelar, otra vez, a la làstima exitosa. Grosso, Manu. Delirio y menciòn cuando vio la camiseta argentina que le mostramos.
Ahora viene la segunda parte de ese sàbado y no puedo secar las lagunas: con dos companieros de Hernàn, un franco-espaniol llamado Roberto y un franco-mejicano de nombre Fred, arrancamos para una fiesta de cumpleanios de un tal Hugo, franco-peruano, en las afueras de Parìs, franco-parlante. En un momento ìbamos en el auto de Roberto por una autopista escuchando Calle 13 (?) y atrèvete-te-te-te-te-te y mi memoria piffffffffffffffff, se hace humo. Francamente. Fue una fiesta del carajo, segùn dicen. Me parece que oui.
§ El domingo volvimos con Henry para la zona de la torre asì nos encontràbamos con un amigo de èl que llegaba de Londres con tres irlandeses: habìa que hacerle el aguante. Parìs, no exagero, era la nariz de un dios severamente resfriado de tan verde que la habìan tennido los irlandeses. Y eso que para clasificar debìan conseguir una improbable victoria con punto bonus... Ah, y lo que escabian esos tipos no-se-puede-creer, realmente. Despuès viajamos a la cancha. Se suponìa que Àlex pegarìa unas entradas y no. Al final Henry ligò la de un Àlex martirizado y hubo que parirla en un pub 98% irlandès. Menos mal que estos Pumas estàn jugàndose todo, y que los irlandeses derraman onda y no paraban de felicitarnos por el triunfo (dolida, pero sincera y conmovedoramente). Para cerrar, con Àlex y Juan, un viedmense muy piola, doctor en Biologìa y ex rugbier de Sol de Mayo, morfamos en una de las extraordinarias, exquisitas, expensive callecitas del barrio Latino, ahì donde viviò Cortàzar.
§ El lunes, o sea hoy, luego del Louvre enfilè para el cementerio de Montmartre para saludar a mis amigos Stendhal y Truffaut, me deleitè con el Sacré Coeur y ahora estoy frente al Moulin Rouge (el cabarè màs famoso del mundo, fundado en 1889: anio 2007, menù Belle époque + cena = 175 euros), sobre el bulevar de Clichy, rodeado de sex shops y de àrabes que me miran como si no tuviera con què pagarles estas dos horas de Internet. Lo cual no es cierto sòlo de casualidad.
(Nota: he descubierto que puedo hacerles un semi pito catalàn a estos teclados franceses y meter los acentos invertidos. No serà lo ideal pero al menos deja en paz mi dignidad de escriba. La joda es que para conseguirlo tengo que apretar Alt Gr màs el nùmero 7, lo que hizo que este textito barato me costara carìsimos seis euros -lcdspm- porque demorè una hora y media para escribirlo, pero... Tranqui; ya queda poco: maniana a la noche vuelvo a Londres y el mièrcoles me instalo en Oxford. Et voilà! )
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