sábado, 27 de octubre de 2007

171. Todo muy loco

(Desde Londres)

Sí, es todo muy loco. Estoy en la casa de Nico y Sophie. Es sábado. Son las 10 y 10 de la noche. Y estoy solo: sólo me acompaña una botella de merlot argentino.


Llegué a Londres anoche, tipo a esta hora, después del seminario de los viernes en el Nuffield College. Lo dio Dorothy Byrne, una deliciosa y divertida provocadora que comanda el departamento de Noticias del Channel 4, un canal muy rupturista del Reino Unido.

Dorothy se presentó como una mina que de joven quería ser abogada pero un novio la convenció de que se convirtiera en periodista: tanto le gustaba enojarse al discutir. Después (dijo) se hizo jefa para poder tener un hijo: "Todos en esta profesión sabemos que los jefes nunca salen a la calle a trabajar."

El Channel 4 cumplió este año sus primeros 25 de vida. Según Dorothy, se festejó moderadamente por dos motivos: 1) el episodio de racismo que afectó a una mujer india en el Gran Hermano Famosos fue "lo peor que nos pasó en la historia, porque no supimos manejarlo" y 2) llegar al cuarto de siglo dio vergüenza: "A esa edad ya no sos TAN joven: pensás en el crédito hipotecario y en tener hijos".

El canal se lanzó en 1982 con el respaldo de hierro de Margaret Thatcher, quien extrañamente consideró importante que en la TV pública británica hubiera un espacio independiente y abierto a la diversidad.

"Pero hoy -dijo Dorothy- las minorías ya no son los negros o los gays, sino, por ejemplo, la derecha. La televisión está dominada por los liberales de izquierda. Entonces nosotros le damos un programa de una hora a la derecha para que critique a Nelson Mandela."

De acuerdo con Dorothy, Channel 4 se mantiene con la publicidad y no está para ganar plata: "Está para decir lo que otra gente no dice o no quiere decir. Y nos va bien. O sea: la señora Thatcher creó algo que de hecho funciona".

Luego dedicó casi todo el resto de su charla a disparar contra la BBC. Aceptó que probablemente sea la más grande corporación de radio y TV del mundo, pero opinó que también es ineficiente y que dilapida bastante la plata de los contribuyentes, ese prespuesto anual de 3.200 millones de libras (¡¡¡¡unos 20.000 millones de pesos, por el amor de Dios!!!!), y que recurre demasiado al lenguaje comercial para vender programas que no le interesan a nadie. La frase: "La BBC está estalinizada: construye e impulsa una sola voz".

Apenas terminó de decir semejante cosa, le pregunté a alguien de la BBC que estaba delante de mí: "¿Qué decís sobre eso?". Me dijo: "Es absolutamente correcto".

Todo muy loco.


Ese viernes en el Reuters Institute recibimos a unos fellows del One World Broadcasting Trust (algo así como la Fundación de Emisoras Un Mundo), una organización que pretende aumentar el entendimiento entre los países en vías de desarrollo y los países desarrollados mediante el efectivo uso de los medios. Whatever.

La cuestión es que vino un grupo de periodistas de radio y TV: una de Vietnam, uno de Camerún, otro de Zambia, una de Sudáfrica, un palestino y una chilena, Sofía López, productora ejecutiva del canal Mega que se trajo a Londres su encanto y su panza de seis meses.

Alrededor de una mesa gigante tuvimos una charla (más bien una discusión) entre los patéticos defensores de que cualquier pelmazo con un blog y algo para decir es un "periodista cuidadano" y los que sostenemos que esta es una profesión que requiere mucho más que estar en el momento justo y en el lugar indicado.

Bueh... Lo importante es que coordinando el grupo visitante estaba esta finlandesa recontraBillups que había ido a Oxford en auto porque vive en las afueras de Londres. Y que (después de unas cervezas con un par de amigos de ella, etcétera) me acercó hasta su pueblo y terminé bajándome del tren en la capital, como decía, ayer, más o menos a esta hora.

Todo muy loco.


Tres combinaciones de subte más tarde, me encontré en la estación Angel con Cara (Fuckface!!!!), una norteamericana que había conocido en París y me llamó para hang out, y sus amigos de Orange County, California: una pareja integrada por el cubano-americano Emil y la vietnamita-americana Catherine.

Párrafos aparte para esta piba. No sólo porque tiene un look terriblemente Angelina Jolie, labios-riñones incluidos. Además, es hija de un militar yanqui que a los 52 tuvo una relación en Vietnam con una local de 26 en plena guerra. Una relación intelectual. Al principio.

Según Catherine-Angelina, su mamá se cruzó con su papá en un avión y se engancharon de la cabeza. Recién después de dos años, cuando la mujer sintió que podía avanzar hacia las sábanas, concretaron. La concretaron a Catherine-Angelina. Y entonces se acabó la guerra y ella debió cobijarse en un campo de refugiados y él, un picarón de origen escocés que ya tenía una esposa también vietnamita y cuatro hijos, se volvió a USA.

En 1999 Catherine-Angelina decidió saber quién era su padre. Sólo conservaba una carta con su firma. Puso el nombre en Internet y encontró una ficha, con teléfono y todo. Luego juntó coraje y lo conoció, poco antes de que el hombre muriera.

Todo muy loco.


Hicimos pizza en restorán italiano cerca de King's Cross, y vino y unos capítulos de South Park en un departamento-loft, y como los bondis nocturnos tardan una animalada, más o menos a las 2 arranqué a pie hacia lo de Henry, en Primrose Hill.

A mitad de camino, en Camden High Street, vi cómo una piba le partía la cabeza de un botellazo a un chabón. Un charco de sangre, algunos gritos, mucha gente cagándose de risa y ningún policía.

Todo muy loco.


Debo confesar que la situación me alteró. Quise zafar de esa zona de bares y boliches donde el porcentaje de alcoholizados habría superado el 100% si eso fuera posible, y doblé en una esquina. Y me perdí.

Gambeteé a lo Ortega a dos motoqueros borrachos que me invitaron a cruzar el canal y seguir escabiando y me metí en un Holiday Inn para preguntar dónde carajo estaba. Con tanta sal que el conserje era un indio que hablaba menos inglés que Menem y había empezado a trabajar hacía dos fucking días: ergo, no tenía la más remota idea de dónde quedaba ni Calcuta. La madre Teresa y la puta que te parió.

Volví al jolgorio iracundo y desenfrenado de Camden High Street resignado: juré con gloria morir.

Así me acerqué con el mapa en la mano a un grupo de aparentes árabes. Sentí que me estaba inmolando. Pero resulta que los tipos manejaban una empresita de taxis truchos en un callejón del costado.

Le conté mi situación al capanga, un pelado con gorrito de cumpleaños. No entendí una mierda qué me respondió, excepto lo que me costaba el viaje: nueve libras. Respondí: "Muerto me sacás esa plata, hermano. Soy argentino". El tipo dijo: "Eh, Maradona, Maradona", se puso a hacer jueguitos imaginarios y le ordenó a un somalí que me llevara a lo de Henry por cinco.

Todo muy loco.


Al despertarnos hicimos café y puchos con Ana, la brasileña que vive con Henry, y después él y yo fuimos por una hamburguesa reparadora.

Como no puedo competir con la visita oxoniense que esperaba (¡chiste, amargo!), rumbeé para el lado cubano-vietnamita-norteamericano y los cuatro nos metimos en el cine -seis libras: descuento de ¡¡estudiante!!- a ver Sicko, el último azote fílmico de Michael Moore.

En las butacas al lado mío, los tres raros representantes del imperio se rieron e indignaron y emocionaron por igual. 33%. El 1% restante ocupó mi crítica: si le sacaras la propaganda berreta y los golpes de efecto pavotes (es decir: si la filmaras de nuevo, por ejemplo en Irán), sería una investigación periodística del carajo sobre la inconcebible disfuncionalidad del sistema de salud yanqui.

Todo muy loco.


No hubo tiempo ni para birra. Chau, chau en la estación y listo: llegaba tarde a la casa de Nico y Sophie, donde estoy ahora, terminando de escribir esto, casi a la medianoche ya, sin vino ya. Y solo.

Excepto por esta criatura demoledoramente adorable:


Lucas.


Y yo, que tengo 32 y vivo solo desde hace 16; yo, que hasta ahora liquidé toda posibilidad de convertirme en papá; yo, que abomino de las plantas (salvo el cactus) y de los animales; yo, que sería capaz de cagar bien a trompadas al creador del Tamagotchi; yo, que si un bebito llora me siento paralizado como si tuviera enfrente a una boa constrictor musulmana que acaba de terminar un ayuno; yo, que igual sueño con que algún día voy a sujetar las patitas de un Abelito montado a mis hombros mientras entramos en la cancha de River; yo, decía, esta noche de sábado, en Londres, mientras Nico y Sophie están en una merecidísima fiesta,

estoy haciendo de niñero.

Todo muy, pero muy, loco.

9 comentarios:

AEZ dijo...

sos un hijode puta. llore, me rei como un condenado... un texto impresionante. gracias.

AEZ dijo...

Esteeee... Gracias a vos, pero no sé cómo figurás firmando como si fueras yo. En fin. Cachetazos tecnológicos. No me borres nada, plis.

AEZ dijo...

O sea, en serio, me dio miedito. Kiuman, necesito tu asistencia: ¿me phishearon? ¿Qué hago: cambio la contraseña? Por las dudas, me cago en los geeks.

Anónimo dijo...

Realmente bueno. Realmente loco. Realmente, no te imagino de niñero.
Abrazo

Paquinho

Anónimo dijo...

Despues del viejito y la cerveza y el partido, vino el squash. Y depues del squash, la birrita con el chino que es malasiano (y un par mas) y depues le leo el blog a So, y tengo que decir (o debo), para alimentar tu merecido ego, QUE lindo escribis, choto!.

AEZ dijo...

Paquinho: tenkiu, mostro. Realmente. Ah: si vos conocieras a Lucas también querrías ser niñero, creéme. Abrazo.

Nico: jajajajajaja, al viejito choto ese lo apretabas un poco más en el pub y le agarraba un paro cardíaco... Gracias por tus palabras y saludos a mi sobrino: ya arreglamos que el próximo sábado que me toque cuidarlo, lo llevo a un cabarulo.

Anónimo dijo...

Abel, realmente no uso blogger, pero debe haber alguna opcion por ahi para cambiar el password.
Abrazo!
Kiuman

Anónimo dijo...

Te pasaste de niniero. Muy bueno el chiste!

Henry

Anónimo dijo...

que grande!! ahora tb, niñero...sorpresas te da la vida, no? je, el relato sin desperdicio, lo último un "cachetazo" de ternura, que dejará marca.Je. Abrazo.