viernes, 21 de diciembre de 2007

208. Las paradas del viaje (2)

(Desde Oxford)


2.
Estaba manejando por la autopista que une Zagreb con Rijeka cuando aparecieron las montañas. Y después, las montañas nevadas. Y después, las montañas nevadas y la nieve.


Se me partía la cabeza por haber llegado a los 33 y por los excesos de la noche anterior. La radio era un avispero incomprensible. Pero who cares frente a tanta belleza. Y encima de golpe empezó a sonar When the music's over y atendí y del otro lado (de la línea: del océano: del mundo) mis viejos me decían Feliz cumpleaños, nene.

No lloré porque no suelo llorar y porque había llorado en la madrugada, cuando al volver al hotel, ya emocionado por la celebración croata, leí un correo escrito a seis manos por el Buda, el Tano y Andresito y me di cuenta de que tenía cinco llamadas perdidas (mi cerebro más over que la música), aunque igual enganché a Andrés y pude decirle que los extrañaba como un hijo de puta.

Pero tuve ganas.

Cuando colgué, el avispero se calmó y una tal radio KRKA (sic) me obsequió Riders on the storm.

Nos tiran en este mundo como un perro sin hueso.


4 comentarios:

May dijo...

JO! Me dan frío y dolor de cabeza tus fotos y tu dolor de cabeza. No me he puesto al día aún, pero te dejo saber que mi envidia es sana, que si no estoy allá es porque acá también difruto. Ya veré si mis ahorros tiran para pasar febrero en Bahía y todo...

Salud! Y feliz cumple.

lili dijo...

No sé que pasó, nunca salió mi saludo de 33. Atrasado entonces, pero con el mismo afecto un besote Abel, y buenisimas tus anécdotas del recorrido po las tierras de tus ancestros.

May dijo...

Ahora sí leí todo y ví el flor de tour que te mandaste y... te envidio. Pero tendrías que ver LAS fotos que saqué en Merlo, San Luis: acabo de pasar 10 días incomprables con familia, como más me gusta.

Saludos!

AEZ dijo...

May: eh, me voy a tener que poner una cintita roja... (Menos mal que no creo en esas pavadas.) Gracias. ¿Y por que no me pasás LAS fotos de Merlo? Saludos.

Lili: agradezco muchísimo. Y ni te preocupes, porque para mí el cumple no es gran cosa. Sobre todo desde que llegué a los 30. Igual, tu hijo -un fenómeno que tendrá a quién salir- se mandó unos canelones y hasta una torta con velita antes de que me fuera de viaje. Capo-capo.